Un ángel para tu negocio

Isabel García Méndez y Amel Fernández. Según el último Informe GEM, la financiación privada ha mantenido la tendencia al alza de los últimos años hasta alcanzar en 2011 el 3,6% de la población adulta, un 11% más que en 2010, aunque es cierto que en ese porcentaje el grueso (3,3%) corresponde al inversor informal (familiares y amigos) frente al formal de los BA (0,3%). Es decir, de cada 100 inversores privados, 91,6 serían informales y 8,4 ‘business angel’.

Dinámica participativa.
La participación activa del ‘business angel’ en la gestión o en el desarrollo del proyecto, hace que sea muy importante el feeling entre ambos actores, porque es un inversor que va a querer meterse en los asuntos internos de la empresa. Esto ¿qué quiere decir? Que tanto a uno como a otro le interesa dejar claro cuáles son los pilares sobre los que se ha de forjar la relación (reuniones, forma de actuación, rendición de cuentas…) y mejor si lo hacen en los propios estatutos.

El ciclo de vida de este tipo de financiación ronda los tres o cinco años, aunque como recuerda Eneko Knorr, “el BA suele tener más paciencia que el venture capital y si tiene que esperar hasta ocho años, esperará”. Lo habitual es que desinvierta cuando la empresa se vende o, como recuerda Rodolfo Carpintier, “cuando en una ronda de financiación posterior ya ha cubierto el recorrido que buscaba”.

Luis Martín Cabiedes lo detalla así: “Típicamente un ‘business angel’ acompaña al emprendedor hasta que (en el caso ideal, pero poco usual) proyecto y emprendedor han adquirido una madurez como para dar un salto de escala que suele requerir inversiones potentes de socios industriales o financieros. Esos nuevos socios compran las acciones en manos de los ‘busines angels’”.

La búsqueda de una rentabilidad cada vez más temprana hace que los sectores más atractivos para estos ángeles de los negocios sean precisamente aquellos que permiten una recuperación rápida de la inversión. Este requisito, traducido a sectores concretos, nos llevaría al comercio electrónico, al mundo del móvil, al sector de la salud (aunque las biotecnológicas han sufrido un pequeño revés, porque su propio desarrollo tecnológico implica muchos años de ausencia de beneficios) y las TIC, en general.

En cualquiera de los casos, tres criterios determinan la inversión de un ‘business angel’:

El equipo: sean cuales sean los números, si el emprendedor no se implica, no está comprometido y no se rodea de un buen equipo, no es atractivo. El equipo ideal sería aquel formado, como mínimo, por un “visionario”, entendido como aquel que cree en el proyecto y tiene conocimiento de la gestión empresarial, y un técnico que aporte la sistemática.

Una idea escalable: buscan proyectos que puedan tener un crecimiento rápido y duradero.

Global: en el mundo de Internet, los proyectos no pueden ser locales.

Fuente: http://www.emprendedores.es/empresa/finanzas/business_angel/inversor_privado