Un nuevo método de selección de espermatozoides para tratamientos de Reproducción Asistida, (PICSI)

La inyección intracitoplasmática de espermatozoides, ICSI, representó uno de los eventos más importantes dentro de los tratamientos de reproducción asistida. Fue considerado como un de los hitos que marcaron historia en esta disciplina médica ya que revolucionó los problemas de infertilidad en donde la responsabilidad recaía en el factor masculino.

Gracias a esta tecnología muchos hombres considerados técnicamente estériles, lograron ser padres de sus propios hijos. Hasta ese momento las terapias médicas a que eran sometidos este tipo de pacientes ofrecían una muy escasa posibilidad de éxito.

Esta técnica aparece en escena en los inicios de los años noventa, cuando Gian Piero Palermo trabajando en Bélgica, por error introduce un espermatozoide bajo visión microscópica y con técnicas de micromanipulación de gametos en el interior del citoplasma de un óvulo al intentar colocarlo en el espacio subzonal que hasta el momento era lo que se aceptaba como alternativa en los casos donde la cantidad o calidad de los espermatozoides estaba seriamente alterada.

Una de las interrogantes planteadas al escoger un espermatozoide apto para fertilizar un óvulo en una muestra en donde la cantidad de los mismos fuere mínima así como una escasa cantidad de formas normales y con poca o ninguna movilidad, es de si el espermatozoide escogido tendría su carga genética indemne, y por lo tanto si el aporte de este material genético para ser intercambiado con el material del óvulo produjera como resultado un embrión sano y por ende como consecuencia un niño sano.

Los biólogos de la reproducción tienen la gran responsabilidad de analizar las muestras de semen obtenidas en algunas situaciones del eyaculado y otras como en los casos de pacientes azoospérmicos, (ausencia de espermatozoides en el semen), directamente del testículo mediante aspiración con aguja fina bien del epidídimo, (reservorio de espermatozoides en el testículo), o bien del tejido testicular, para luego seleccionar por su propio criterio los de mejor apariencia para ser introducidos en el ovocito.

Las tasa de éxito, (tener un bebé en casa), en los diferentes tratamientos dentro de las terapias de reproducción médicamente asistida son en términos generales consideradas como bajas, aproximadamente solo entre el 30% al 40% de las mujeres que se someten a este tipo de tratamientos logran su anhelo de ser madres, y las causas por las cuales esto sucede no han podido ser aclaradas de una manera convincente, es por ello que cuando no tenemos éxito en un determinado tratamiento en donde esté involucrado el factor masculino, una de las primeras cosas que nos viene a la mente es que si la carga genética del o de los embriones obtenidos luego de la utilización de espermatozoides con alteraciones en su forma estuviese normal, y que si las posibles anormalidades de los mismos tengan como resultado la falla de la implantación del embrión dentro del interior del útero o de la supresión de la vitalidad de los embriones en los primeros meses de la gestación.
Las investigaciones han llevado al análisis de los embriones antes de ser implantados en el útero, (diagnóstico genético pre-implantación), como una alternativa transferir embriones sanos y mejorar las tasas de éxito y por otra parte analizar algunas enzimas que debe tener un embrión sano, y que la ausencia de alguna de ellas nos lleve al diagnóstico de alteraciones embrionarias que orienten hacia la no transferencia de los mismos.

En la actualidad ninguna de las dos técnicas ofrecen resultados satisfactorios, en la primera por que el análisis de una sola blastómera, (célula), del embrión no necesariamente nos informa del estado de salud del total del conjunto celular, y la segunda por estar dando sus primeros pasos y falta tiempo para llegar a conclusiones concretas.

Recientemente sale al mercado un instrumento que nos permite seleccionar espermatozoides sanos en este tipo de muestras espermáticas alteradas, se conoce como PICSI y no es más que un plato para seleccionar espermatozoides para el ICSI.

Está indicado en el tratamiento de parejas infértiles para la selección de espermatozoides maduros para inyección.

El principio de su desarrollo es el siguiente: el Hyaloruonan (Hialorunato), es el componente principal del cumulus oophorus que es una especie de manto que rodea al ovocito; La cabeza del espermatozoide maduro posee un receptor especifico de hialorunato lo cual hace que este espermatozoide maduro se adhiera a esta sustancia contenida en el cúmulo . Los espermatozoides inmaduros no poseen este receptor por lo tanto no son capaces de adherirse.

Los espermatozoides maduros exhiben una alta integridad de la cadena del ADN, y una frecuencia normal de aneuploidias cromosómicas que proveen la contribución paterna al huevo zigoto comparable a la que provee el espermatozoide seleccionado en forma natural por la zona pelúcida durante la fertilización normal.

Durante la práctica usual del ICSI, el espermatozoide visualizado es seleccionado para la inyección bajo los parámetros de morfología y movilidad, sin embargo, este acercamiento no refleja la integridad genómica del espermatozoide y su capacidad de proveer la mejor contribución paterna al embrión.

Los platos de PICSI proveen una significativa selección de espermatozoides maduros basados en la capacidad de adhesión al hydrogel hialuronato. El PICSI mimetiza la adhesión natural del espermatozoide al cúmulo ooforo, siginificando un importante paso en los procesos de fertilización.
La ciencia sigue su avance, y dentro del área que nos compete procuramos estar al día en las técnicas que puedan aplicarse con seguridad para alcanzar los mejores resultados, en los tratamientos que ofrecemos a las parejas que solicitan ayuda para lograr el anhelo de ser padres, y de esta manera consolidar el objetivo principal de la vida en pareja, del matrimonio, que es lograr descendencia, y constituir una familia la cual es la base fundamental de la sociedad.

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