Un plan: el gran reseteo y el nuevo orden mundial.

Dependiendo de su cometido, el desarrollo del plan será a corto, mediano o largo plazo.

É. Arenas P.

Una misión exitosa necesita un plan estratégico.

Entre otros, un plan tiene objetivo, tácticas, recursos, metas, operarios, monitoreo, control y tiempo.

Hay de los que requieren de otro; unos se desarrollan solos; algunos antagonizan; etc.

El logro de unos pide horas; otros: hasta siglos; p.ej: el del nuevo orden mundial (NOM) cuyo inicio fue al comienzo de la orden de los illuminati y la masonería (siglo XVIII).

El NOM mutará la visión que hay del mundo: una tormenta perfecta que lleva al gran reseteo: el reajuste total que crea un estado sociopolítico distinto, un nuevo comienzo donde la globalización no es sólo de información y comercio, sino de control, de mando: una dictadura mundial.

¿La trama? Por algo pasó lo ocurrido y sucede lo que acontece: la agenda de un plan complejo en pleno desarrollo, sus lapsos son largos y pueden ser exitosos -o: no- en un escenario geopolítico donde la justicia no siempre hace justicia.

Metafóricamente, se ve un sendero que limita libertades, en su final hay un precipicio, se avanza hacia la caída y parece no haber freno que la impida. La mayoría cae. Se salvará el deep state («poder superior»: status quo manipulador de las marionetas visibles) que -tras telón- propicia el NOM.

En la escala del poder del NOM, ¿en cuál nivel va el presidente estadounidense («el hombre más poderoso y protegido del mundo»): acaso, en el 18 u otro mucho más bajo? No en el del tope, pues él es un títere más en un plató con muchos personajes. Lincoln, McKinley, Roosevelt, Kennedy, Ford, Reagan y Clinton sufrieron conspiración en su contra (unos, asesinados; otros, con intentos de eliminación). Un británico atentó matar al candidato Trump en Las Vegas.

Amparo Medina (la «Comandante Manuela» del movimiento revolucionario «Alfaro Vive, carajo», organización guerrillera ecuatoriana, de influencia colombiana y nicaragüense) declaró a senadores argentinos que fue técnico, consultora y representante del plan secreto de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) -financiado por su Fondo de Población- para impulsar una campaña (sociocultural-político-sanitario-sexual reproductiva) en escuelas, organizaciones civiles, etc. del Ecuador dirigida a discriminar al varón, dar poder a la mujer y sacar a la iglesia de los procesos socioeducativos en pro de la división social, de poner hombres vs. mujeres, niñ@s vs. adultos, y de considerar al cuerpo como un objeto, mediante promoción educativa en adolescentes (hecha por maestros apoyados en textos pro-anticoncepción y abortos, dándoles anticonceptivos -químicos y de látex- sin que sus progenitores lo supieran): un negocio lucrativo no sólo de dinero.

En diciembre 2020, Francisco (jesuita, único Papa no europeo: «del otro mundo», latinoamericano) dijo: «Construyamos la nueva justicia social asumiendo que la tradición cristiana nunca reconoció como absoluto e intocable el derecho a la propiedad privada y subrayó siempre la función social en cualquiera de sus formas. El derecho de propiedad es un derecho natural secundario derivado del derecho que tienen todos y nacido del destino universal de los bienes creados. No hay justicia social que pueda cimentarse en la iniquidad que supone la concentración de la riqueza», sic.

Francisco precedió esas palabras con: «Justos los que hacen justicia. Justos sabiendo que cuando resolviendo un derecho damos a los pobres las cosas indispensables, no les damos nuestras cosas ni las de terceros, sino que les devolvemos lo que es suyo. Hemos perdido -muchas veces- esta idea de devolver lo que les pertenece» sic, pero ¿qué pertenece a quien no se lo ha ganado con su accionar (como expresado en Génesis), a pesar de haber instituciones educativas y formativas gratuitas?

Esa propuesta (afluente de la Doctrina Social de la Iglesia: Encíclica Rerum Novarum, Papa León XIII, 1891) suena como el himno de la Internacional Socialista.

En teleconferencia con la Gran Logia de Chile en ocasión de los 72 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, izquierdista expresidente chilena (promulgó la despenalización del aborto en su país y firmó el proyecto que llevó a la legalización del matrimonio gay, a pesar del rechazo a la sodomía en el plan divino escrito en La Biblia) y Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, propuso «un nuevo contrato social con principios masónicos, pues el actual está quebrado, no da los resultados esperados, es insostenible: no dejar pasar la oportunidad de hacer esto».

Lo planteado hasta acá, más la campaña radial que promueve en Venezuela el derecho de las prepúberes a reclamar sistemas de anticoncepción, y otros actos de esa estirpe son unas de las muchas piezas del rompecabezas táctico-estratégico de la confabulación que desde siglos busca desacomodar la sociedad y lograr el NOM cuyos principios y valores no son los estimulados desde centurias: el último proceso electoral norteamericano (inédito) lo muestra así.

Nada es al boleo, todo va por una línea y a fuego lento: un enrevesado hilo urdido, entre otros, por los illuminatis, los francmasones, los templarios, the big brother, el cabal (detallado en «El oráculo de Zamna», canal de Youtube interferido por el «poder superior»), Black Lives Matter, Antifa, Planed Parenthood, LGTBIQ+, el comunismo, el Foro de Sao Paulo y el de David, Cristina Lagarde, Cristiana Figueres, Soros, Gates, Bachelet y más, entre lo que se menciona la orden de los de sotana de color negro -los jesuitas- que ha logrado un Papa que -según las profecías- es el del otro mundo, el papa negro, el último.

En 2021, con el plan del gran reseteo hacia el NOM, ¿cuántas fases seguirán su curso o se modificarán e implementarán y finalizarán exitosamente; en qué lapso se establecerá la desinstitucionalización definitiva en Venezuela; cómo avanzará la hegemonía del poder hacia la desvenezolanización y la comunización, ¿cuáles…?

A mantener funcionando las antenas receptoras; estando expectantes, comprometidas valientemente, con un verbo sensato y congruente con un plan maestro de enfoque evolutivo hacia la recomposición que detalle por escrito las opciones tácticas que lleven a implementar -sin improvisar, siendo leales, y sinergizando con aliados- la mejor opción para impedir que la tormenta horrenda sea perfecta y no caer al final del sendero en un tremedal de proyecto fallido.

Imagen de FelixMittermeier en Pixabay

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