Un proyecto para Guayana y Venezuela

Si existe un adjetivo para calificar la situación social e industrial de Guayana, es el de calamitosa. A no dudar, nos encontramos a diario con un cúmulo de noticias que dan cuenta de las horrendas pérdidas de las empresas, del desempleo, de la inseguridad, de la desidia a todo nivel. Muchas de estas endemias serán corregidas cuando el electorado se exprese a favor del progreso, representado por la opción de Capriles Radonski, el próximo 7 de Octubre.

La observación anterior, verdad de tamaño ecuménico, estará soportada desde enero 2013, con un proyecto para la zona que tendrá como vectores principales varios aspectos: (1) Transformación de las empresas básicas en entes productivos y, por ende, sustentables en el tiempo. (2) Recuperación de las Pymes de Guayana y una vigorosa generación de nuevas empresas tanto de valor agregado de materias primas como de nuevas aplicaciones. (3) Reformulación idónea de los planes energéticos de la zona. (4) Desarrollo (armonioso con la naturaleza) de una gran industria de turismo. (5) Estructuración de una política minera cónsona con las circunstancias, generadora de beneficios compartidos. (6) Establecimiento, junto a las Universidades-Centros de Investigación y empresarios, de una plataforma de generación tecnológica, que brinde soporte a los desarrollos futuros de la región. (7) Desarrollo de la capacidad exportadora de las industrias asentadas en Guayana, sobre todo hacia mercados naturales. Como consecuencia de la consecución de estos vectores, se generarán los necesarios puestos de trabajo decentes para la colectividad.

Como puede apreciarse en la enumeración realizada, hay vectores como los relacionados con Pymes, tecnología, energía y capacidades exportadoras que tienen también índole y competencia en el ámbito nacional, amén de que, como hemos afirmado en oportunidades previas, deben ser apuntalados con una profunda y certera transformación educativa a nivel de los eslabones iniciales. Si a todo esto, le sumamos un vector adicional comprendido dentro del área de desarrollo agropecuario, una de las tradicionales vocaciones de la zona, estamos frente a un proyecto integral para la región, destinado a erradicar muchos de los problemas que nos agobian en la actualidad.

Huelga decir lo necesario de la aplicación concertada de este proyecto, con las fuerzas vivas de Guayana. Es también evidente que debe ser aplicado en forma armoniosa, homogénea, para evitar los retrocesos que vivimos en otras épocas.

La situación amerita que pensemos en grande, ya que la competencia en los mercados internacionales, obliga a países como el nuestro, desprovisto en muchos aspectos de organicidad y disciplina, a ser más exigentes y proactivos, a mirar el futuro como un desafío magnífico del destino.

Como este proyecto de Guayana tiene aristas perfectamente trasladables a la escala nacional, puede animar a otras regiones a ir adaptándolo a sus realidades específicas (sobre todo aquellas regiones que no tienen órganos de desarrollo regional, como CVG), amoldándolo a su tipo de perfil, vocaciones y potencialidades. He aquí la otra singularidad que puede brindar como plan.
El momento presente y lo que está en juego, amerita que todos en Guayana nos sumemos, en forma entusiasta y decidida, a un proyecto de estas dimensiones y retos.

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