Una colonización necesaria

Según el DRAE, Diccionario de la Real Academia Española: Colonizar es “fijar en un terreno la morada de sus cultivadores”, y no puede ser más acertada tal definición como veremos más adelante. La idea central de este escrito, es llamar la atención sobre varios hechos que, por evidentes, no deben ser objeto de una rápida visión. Nunca como ahora Venezuela contó con el mayor número de profesionales con postgrados y doctorados, igualmente nunca se sintió tanto la marcada indefinición de rumbos para el país.

Vayamos al meollo del asunto con un ejemplo: suponga usted que tengo 99 bolitas negras en una bolsa y agregó una bolita amarilla. Si, acto seguido, metiera la mano en la bolsa y extrajera dos bolitas al azar, ¿Qué probabilidad tendría de sacar una bolita negra y una amarilla? Sin entrar en muchos cálculos, usted diría que una probabilidad muy baja, bajísima. Ese problema estadístico explica a la perfección el porqué, teniendo gente tan preparada, tenemos el país que tenemos: por haber dejado a los políticos tradicionales la conducción de los partidos y de cuanta organización con poder de articular cambios se refiere. Es entendible, pues, que al no participar activamente, (sobre todo las nuevas generaciones, tal como se hizo el pasado año), se delega totalmente las actuaciones y decisiones futuras en otras personas que, asumiendo que tienen buenas intenciones, no cuentan con todo el herramental necesario para la adecuada toma de decisiones para gerenciar el país en sus diversos niveles.

Es necesario no confundir estas líneas con una prédica más de la antipolítico; muy por el contrario, se trata de redimensionar a los partidos, pero también a otras formas de agrupación, (asambleas de ciudadanos, consejos comunales, asociaciones de vecinos etc.), en la urgente tarea de reconstruir la nación. Sin duda, para dar inicio a este proceso, debemos reconocernos como ciudadanos, y en esa dimensión y desde ese concepto, dar el paso para colonizar constructiva y positivamente los partidos y las demás agrupaciones, con el interés supremo del bienestar general y, en este sentido, la definición del DRAE cobra más sentido: cultivar nuevos frutos y nuevas experiencias, fortalecer institucionalmente el país. Un país con instituciones fuertes, no es movido por encantadores ni saqueado por las huestes vividoras.

La salida a nuestra sempiterna crisis, quizá venga de la mano de una colonización necesaria.

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