Universidades proactivas

Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado.
Un esfuerzo total es una victoria completa.

Mahatma Gandhi

Venezuela en estos momentos requiere de universidades que se comprometan en saber afrontar los retos, cambios, más ahora, que se desenvuelven en un escenario turbulento, en donde se requiere de una nueva gestión educativa que sepa afrontar las amenazas y oportunidades que se derivan de las acciones del actual gobierno, empeñado en una revolución socialista que permita integrar más a los venezolanos y de paso a una equidad, justicia social que considera se ha perdido desde hace muchos años atrás.

Ante esta realidad embarazosa, impregnada de turbulencias, inseguridad, riesgos, incertidumbre, las universidades nacionales, especialmente las públicas, deben pronunciarse, hacer más proactiva su participación, rescatar su excelencia académica muy cuestionada, manifestar sus opiniones, aportar soluciones a los serios problemas que algunos sectores afrontan, como el empresarial, que ha dado paso a una seria decadencia en su productividad conduciendo a que el país se torne mas dependiente de importaciones que de exportaciones, al hecho que muchas empresas dejen de operar , dando paso a una crisis inflacionaria que ha encarecido los costos, deteriorando la calidad de vida del venezolano.

Deben las universidades generar los cambios, retroalimentaciones necesarias a favor de su operatividad, garantizando la formación y capacitación de profesionales de acuerdo a los conocimientos que hoy se demandan a fin de aportar soluciones, funciones que favorezcan a las organizaciones, instituciones donde laboran de acuerdo a sus especialidades.

Deben tener éstas un rol más dinámico y participar más activamente ante los problemas que muchas veces se derivan de las acciones del gobierno, saber también aprovechar las oportunidades, debilidades de éste, integrarse en los programas de gobierno de tal forma, que colaboren con el talento humano que se tiene a fin de aportar planes adecuados de acuerdo a las exigencias de los actuales escenarios internacionales, a las aperturas que el mismo gobierno ha iniciado, con su nueva política de Comercio Exterior.

Deben las universidades como lo señala el Dr. Rafael Rangel, rector del ITESM de Monterrey, México, diseñar planes de estudio que impulsen a esos sectores estratégicos productivos, creando programas de desarrollo social funcionales y transferibles, es decir, que puedan ser aplicados por diferentes organismos, de acuerdo a las necesidades que se afrontan , además que las universidades deben decidir en cada momento lo que se quiere hacer y cómo se va a hacer.

Tomar en cuenta, lo que comenta Barry Schneider, que “Se debe ser una universidad del saber y del conocimiento, y proactiva, que reflexiona y mejora la sociedad, pero manteniéndose autónoma”. Carlos Lápiz por su parte señala: se deben asumir la flexibilidad, la innovación y las propuestas de desarrollo como norma.

Se dice también que las universidades proactivas, deben Promover la Ciencia, el Arte, y la Cultura como ejes de sus actividades; Utilizar adecuadamente sus presupuestos económicos; Abandonar el juego político durante las elecciones de autoridades académicas y sustituirlo por evaluaciones de excelencia y mérito; dar paso a la investigación dinámica; vincularse más con los problemas que afronta el país; seleccionar a sus docentes con avales académicos, de excelencia ,estrategas, creativos, innovadores que aporten conocimientos actualizados y además motiven a los alumnos a generar nuevos conocimientos; vincularse más con los sectores empresariales, instituciones de gobierno, Alcaldía, gobernación, otras universidades.

Las universidad proactiva como lo señala Roberto Calle Chamba, también deberá ser una institución dimensionada para realizar tareas como: seguir ampliando las fronteras del conocimiento mediante la investigación de gran calidad; prestar atención especial en coordinación, cooperación con otras organizaciones privadas o estatales preparando a los alumnos de acorde a las realidades que se dan en su país y en América Latina sin soslayar con lo que pasa en el mundo; que pase su radio de acción a nivel nacional y que vaya más allá de sus fronteras; que coadyuve al reciclaje si vale el término y entrenamiento de los profesionales; y que continué en su función democratizadora dando educación y enseñanza a todos los grupos en especial los que siempre han sido soslayados por diversos factores entre ellos el económico.

Sugiere Calle, que la universidad debe abocarse a impartir educación a los que pasan por sus aulas sino también a la ciudadanía esto como un compromiso a su sociedad, no obstante en estos tiempos de cambio rápidos y profundos dentro los cuales la integración política, económica, social entre los más importantes pero enlazados en sus variadas dimensiones es no solo uno de sus ineludibles e impostergables procesos sino también estrategia sino que para hacer frente a la gran complejidad temática y procesal del interconectado mundo contemporáneo globalizado. Es evidente de que la única manera América Latina y el Caribe podrán encontrar un camino propio integralmente sustentable de transformación productiva con equidad social fundamentalmente los indígenas originarios. En concreto, las universidades proactivas que generan transformaciones tal como lo indica Pedro Alfonso Alemán deben tener presente que una de las misiones fundamentales que debe asumir la Universidad ante la implementación del Sector de la Economía Social lo constituye «los programas de educación y capacitación dirigidos a la formación: Humanística, Comunitaria y Administrativas de los Recursos Humanos», teniendo en cuenta que este es uno de los problemas fundamentales para el logro del desarrollo armónico y sostenido del Sector

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