Venezuela de mal en peor

Nicolás Maduro resulto “reelecto” presidente en las recientes elecciones. La elección de un nuevo Presidente está siempre – o, casi- signado por un sentimiento nacional de optimismo y renovadas esperanzas en cuanto a qué los problemas qué golpean la cotidianidad serán superados, en especial los económicos, qué son los más afectan a las grandes mayorías. Púes, en Venezuela, ésta vez no será así. Al contrario, los problemas de orden económico, por demás, complicados y de efectos devastadores para el 95% de la población, se agravarán indefectiblemente.

Juzgo lo anterior, básicamente, por tres poderosas razones:

1) Sin apoyo financiero internacional NO es posible superar el dificilísimo trance qué vivimos.

Reconstruir el tejido económico del país requerirá tiempo, decisiones en la dirección correcta y mucho dinero. No bolívares, sino divisas duras. Ricardo Hausmann, sin duda el economista venezolano de más prestigio mundial, actualmente director del Centro de Investigación Internacional de la Universidad de Harvard, calcula en USD 100.000 millones la cantidad de recursos financieros necesarios para instrumentar el programa económico de reconstrucción nacional. Por ejemplo, la industria petrolera.

Entre junio de 2015 y abril de 2018 -34 meses- la capacidad de producir petróleo de PDVSA y de las empresas mixtas, ha caído en 1.215.000 B/D, al pasar de 2.650.000 B/D a 1.435.000 B/D -datos OPEP-, lo que significa un descenso de 46%; pues bien, recuperar esa capacidad de producción perdida, además de incrementar el nivel de producción en función tanto de nuestras inmensas reservas, cómo de la necesidad de generar ingentes recursos para financiar el proceso de crecimiento económico del país, exige, abrir la industria petrolera a la inversión extranjera, cómo México en el 2013 con su reforma energética, pero también reinventar a PDVSA y posicionarla de nuevo como una de las grandes empresas de petróleo en el mundo, y nada de eso se logrará sin un plan ambicioso de inversiones tanto en el subsuelo como en la superficie terrestre.

Igual sucede con la recuperación del sistema eléctrico nacional. No es posible darle viabilidad a un programa de recuperación económica si no solventamos el agudo déficit existente entre consumo y disponibilidad de electricidad. Más aún: crecer a una tasa anual de 4-6% del PIB durante una década, lo que permitiría que Venezuela ocupe en la región el lugar que le corresponde en razón de los recursos y activos que disponemos elevaría de modo sustantivo el actual consumo de electricidad -y energético en general-, para lo cual habrá que realizar significativas inversiones en el sector.

No solo es petróleo y electricidad. También la producción manufacturera, la agricultura, los sectores salud y educación, por citar los más importantes están ávidos de inversiones luego de estos años de absoluto olvido. Podríamos disentir de la cantidad sugerida por Hausmann, lo que sí no admite discusión es que sin financiamiento internacional «no hay paraíso» y, Nicolás maduro está incapacitado para obtenerlo. Incluso lo que está en el ambiente es que las sanciones financieras norteamericanas se endurecerán aún más lo que complicará la agobiante situación fiscal de la república de modo, que la reciente «reelección» de maduro a la presidencia de Venezuela profundizará el estado de estrechez financiera que nos golpea agudizando la crisis socioeconómica que padecemos.

2) Continuidad del modelo causante del actual desastre.

Estabilizar el cuadro crítico de la economía venezolana, exige, necesariamente, adoptar las siguientes medidas:

a) Resolver el gravísimo desequilibrio cambiario.

Se debe establecer un tipo de cambio fijo, con libre convertibilidad de la moneda -ausencia de restricciones para la compra y venta de divisas-, cuestión que obliga a que el Banco Central disponga de un stock de reservas internacionales con el propósito de defender tal tasa de cambio, para lo cual se debe acudir a los organismos multilaterales, más en concreto al fondo monetario internacional que es quien otorga financiamiento para problemas asociados a la balanza de pagos.

b) Equilibrar el presupuesto fiscal.

Un punto que en economía no admite discusión es que todo déficit fiscal, una vez que no puede financiarse mediante emisión de deuda pública, solo es posible cubrirlo vía emisión inorgánica de dinero y mediante la perdida de reservas internacionales; luego, si fijamos el tipo de cambio único pero no equilibramos el presupuesto (ingresos=gastos), el Banco Central se quedará al cabo de un cierto tiempo sin reservas internacionales, regresando a un estado de severa volatilidad en el comportamiento de la tasa de cambio y, resucitando por esta vía el demonio de la inflación. Varios de los procesos de ajuste que vivió la región en la década de los 80 del siglo pasado fracasaron, precisamente, por no adoptar políticas fiscales congruentes con metas de equilibrio en las finanzas públicas.

c) Una política monetaria responsable.

En el 2016 la liquidez monetaria -la liquidez que crea el Banco Central más los depósitos bancarios- creció 114%; en el 2017= 1.127%; en lo que va de 2018 hasta el 24 del mes en curso la liquidez ha crecido 699%, que representa un crecimiento mensual de 59%, que a su vez proyecta un crecimiento para este año de 26.107%. Esto es lo que nunca debe hacerse si el objetivo -como debe ser- es tener una economía sana, con valores macroeconómicos estabilizados, que sean soporte de un vigoroso crecimiento económico que percole a todos los estratos sociales. Pues bien, una política monetaria prudente, que se exprese en que el crecimiento de la oferta monetaria guarde estrecha relación con las necesidades reales de financiamiento de la economía en razón del comportamiento del PIB -en cierto modo, con las variantes del caso, la famosa regla de crecimiento X de la oferta monetaria de Milton Friedman-; obviamente lo señalado es, absolutamente contrario, a lo que Nicolás Maduro y compañía entiende por política económica, el modelo seguido por Maduro -¿Se le debe llamar modelo?- caracterizado por una política fiscal irresponsable en extremo y, una política monetaria imprudente -también en grado extremo-, no puede sino producir estos nefastos resultados que asfixian nuestra cotidianidad: hiperinflación, escasez severa y empobrecimiento generalizado… Y no podemos esperar otra cosa, sino la profundización de esta caótica realidad.

3) ConocoPhillips dibuja nuestro caótico futuro.

La empresa petrolera norteamericana, Conocophillips, fue autorizada por tribunales competentes, en razón de una sentencia de la Cámara Internacional de Comercio, a embargar terminales portuarios propiedad de PDVSA ubicados en el caribe y, también crudo almacenado en esas islas.

El origen del fallo se encuentra en una demanda que interpuso Conoco, ante la empresa petrolera nacional, por la expropiación qué aquella sufriera de sus activos en 2007 por parte de Hugo Chávez.

PDVSA debe cancelar USD 2.040 millones (MM); quedando pendiente un fallo, por la misma causa, ante el CIADI- tribunal de arbitraje del Banco Mundial, qué, obviamente, también perderemos. Esta situación es muy grave, púes dificulta, enormemente, todo el proceso de comercialización de nuestro petróleo, sobre todo, en el mercado norteamericano, qué es de donde proviene la mayor cantidad de flujo de efectivo de la nación, además, qué para un país con exiguas Reservas Internacionales, la cifra señalada representa un monto considerable, 20% de las RRII, para ser más exacto. Sin embargo, lo más grave está por pasar. Veamos porque.

Las cuentas este 2018 no cuadran.

Los gobiernos, al igual que una empresa o una familia, sus ejecutorias, incluyendo el pago de sus deudas, depende de la relación entre sus ingresos y sus gastos y, en este sentido, la administración de Maduro para este año está severamente comprometido.

Ingresos 2018

1. Total exportaciones petroleras:

700.000 BD + 200.000 de reexportación de crudos qué se importan para convertir en crudo comercial el extrapesado de la faja.

900 000 BD× 365 días × USD 65=
USD 21.352,5 MM (millones de USD)

2. Ingresos no petroleros.

USD 1.000 MM

Total Ingresos = USD 22.352,5 MM

Egresos 2018

1. Importaciones totales
USD 9.000 MM

(Suponemos un descenso de 37% respecto a 2017, que representó un monto bajísimo qué explica el nivel de desabastecimiento criminal que padecemos)

2. Pago de servicios
USD 6.000 MM
(pago de fletes, seguro, royalties, etc,)

3. Pago de deuda externa
USD 11.500 MM.
(Financiera y no financiera)

4. Salida de Capital
USD 1.500 MM

5. Rentas y Transferencias Corrientes
USD 1.500 MM

Total Egresos = USD. 29 500 MM

Déficit en Balanza de pagos proyectada=USD 22. 352,5 – 29. 500= – USD 7 147,5 MM

Un déficit de esa magnitud dada nuestras reservas internacionales qué bordean los USD 10 mil millones, sin acceso a crédito externo por las sanciones norteamericanas, es infinanciable, por lo cual el gobierno debe reducir sus gastos y, dado que las importaciones no pueden disminuirse más, púes habrá qué declarar explícitamente el default de la deuda financiera.

Llegado a este punto, lo que hoy hace Conocophillips, lo harán decenas de empresas, fondos de inversión en representación de miles de propietarios de bonos, bancos y, por supuesto, los insensibles fondos buitres, quienes accionarán juicios contra la República reclamando la cancelación de sus acreencias , para lo cual, solicitaran embargar los activos propiedad de la nación ubicados en el extranjero, siendo los cargamentos de petróleo – responsable del 98% del ingreso de divisas del país- la presa más apetecida, incluyendo los súpertanqueros qué transportan el crudo, propiedad de nuestra estatal petrolera. El caos total.

Una pregunta final:
¿hay necesidad de infligirle más dolor a la patria de Bolívar?
No. Claro qué no… pero depende de usted, de mí y de todos los venezolanos de buena fe.