Venezuela: Devaluación, Elecciones, Crisis, Pobreza.

Lo cierto es, que el presidente Hugo Chávez ya ha puesto en marcha su plan de la devaluación del bolívar venezolano en casi un 50% frente al dólar. A partir de ahora, en lugar de un único tipo de cambio de 2,15 bolívares el dólar -el cambio oficial desde 2005-, habrá un sistema de tres precios: un tipo de cambio para los productos de primera necesidad de 2,60 el dólar, otro para el resto de los artículos de 4,30, y una tasa de mercado.

Desde luego, tal acción, plan como lo comenta el profesor Richard Obuchi, profesor del Instituto de Estudios Superiores de la Administración de Venezuela, es una acción que el Gobierno tenía que llevar a cabo tarde o temprano, debido a la considerable inflación acumulada, desde que se estableció el tipo de cambio oficial; en su opinión, “los efectos negativos de esta política sobre la popularidad, deberían haber impulsado al Gobierno a postergar esta decisión el mayor tiempo posible”.

Al menos, hasta después de las elecciones legislativas que se celebrarán en septiembre de 2010 y a las que Chávez se enfrenta, de momento, con una aprobación algo inferior al 50%, cuando hace un año se situaba en el 60%. Este escenario es consecuencia, principalmente, de la crisis que ha llevado a cerrar 2009 con un retroceso del PIB del 2,9% y una inflación del 25%, la mayor de la región. Las perspectivas para el año entrante, tampoco son mucho mejores. Se estima que la actividad económica sea también negativa, entre un 2 y un 3%. Por eso, teniendo en cuenta la percepción negativa que suele tener la población de las devaluaciones, Obuchi cree el Gobierno ha podido adelantar el cambio, hasta comienzos de año, para que esté lo más alejado posible de la cita electoral. “Con ello, abarata su deuda interna y tiene menores presiones en el financiamiento para poder elevar el gasto público antes y durante la campaña electoral”.

Esta decisión, como lo señala Obuchi, y así lo publica en un escrito sobre este tópico Universia Knowledge Wharton: “esta decisión hace pensar que la situación fiscal del Gobierno está en peores condiciones de lo que parece y demuestra lo vulnerable de la economía venezolana ante shocks externos”. La crisis financiera internacional ha puesto de relieve la gran dependencia que tiene el quinto exportador de petróleo del mundo de los ingresos procedentes del oro negro y el impacto negativo, que ha tenido la caída de los mismos en los ingresos nacionales. Aunque, en 2010, el experto espera que haya ingresos fiscales superiores por la recuperación de los precios del crudo, “lo que determinará las actuaciones del Gobierno y de los agentes en la economía”.

Se agrega, además, que el efecto más inmediato de la devaluación será “el alza en los precios, por las expectativas de la población y por el encarecimiento de las importaciones que antes se realizaban a 2,15 bolívares y que ahora se harán a 2,60 y 4,30 bolívares”,

Agrega Obuchi en su análisis, un aspecto interesante de considerar, como es -que de momento-, para proteger al país de supuesta especulación que ha tenido lugar en el abastecimiento de alimentos tras la devaluación, Chávez ordenó la nacionalización de la cadena de hipermercados franco-colombiana Éxito y el cierre temporal de hasta 150 comercios. El Gobierno también anunció que recurrirá a importaciones masivas de autos e, incluso, de útiles escolares como medida de protección frente al alza de precios.

Por supuesto, que ello conlleva a tomar en cuenta aspectos que, a lo largo afectan la productividad, al sector empresarial, como al consumidor. No hay duda que se incrementará más el serio problema que afronta el país con respecto a la dependencia de importación. Es por eso necesario, buscar acciones que favorezcan la productividad nacional, que se puede lograr dando paso a programas, medidas, que conlleven a rescatar el sector productivo nacional.

A pesar de todo, Obuchi cree que si el Gobierno “logra inyectar suficientes divisas en el mercado, acelera la entrada de dólares para la importación y logra disminuir significativamente el valor del dólar paralelo (cuyo valor viene dado por la cotización de papeles de la deuda y otros instrumentos financieros nominados en divisas), en el mediano plazo puede verse un efecto positivo sobre la inflación”. Esto estaría para discutirse y motivo de otro escrito.

Por su puesto, que no puede descuidarse en el análisis, y así se consideró, el cómo ello repercute en las inversiones, cómo estás se vería afectadas, cómo incentivarlas para ser una realidad, Justamente como lo presenta en su escrito Universita Knowledge Wharton, las cuentas de resultados de las filiales extranjeras presentes en el país, también se han visto afectadas por la medida de Chávez, ya que automáticamente todo su negocio venezolano pasará a valer la mitad que antes, tanto en ingresos como en beneficios, al cambiarlo a euros, en el caso de las empresas españolas. De éstas, Telefónica ha sido la más perjudicada, porque tiene pendientes de repatriar dividendos millonarios por los beneficios de varios ejercicios, que algunas fuentes estiman en 1.400 millones de euros. Aunque también se verán perjudicadas el banco BBVA, la aseguradora Mapfre y la petrolera Repsol, entre otras. Las cifras avalan la desconfianza que tienen las empresas extranjeras de la política del Gobierno. La inversión extranjera directa (IED) en 1998, era de unos 6.200 millones de dólares y, en 2008, se situó en 1.700, un 72% menor. Y aunque se trata de una tendencia general en la región, ya que los resultados de un estudio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), muestran una caída del 41% de IED en América Latina en 2009. Monteiro señala que, en este sentido “Venezuela está aislada del resto de los países. Cuando se habla de inversiones, el país está en otra categoría, nadie pone en el mismo porfolio a Brasil, México y Venezuela”.

Por supuesto, tal medida va a tener incidencia en la población, en la pobreza y sobre ello el Prof. Rafael Pampillón, comenta, que la devaluación va a tener fuertes efectos redistributivos en el país, “perjudicando a los que tienen deudas en dólares, reales, euros, etc. que tendrán que convertir ahora más bolívares que antes de la devaluación, para pagar esas deudas y beneficiando a los acreedores en dólares que ahora recibirán más pesos”. Agrega, que quizá sean las pequeñas y medianas empresas quienes estarán en la situación más comprometida con deudas en dólares y flujos de ingresos (ventas), vinculados básicamente al mercado doméstico (bolívares).

Para las familias que mantienen deudas en moneda extranjera, añade,“la devaluación aumentará la relación deuda/ingresos, provocando recomposiciones en la estructura de gastos del hogar con un efecto negativo sobre el consumo. En términos generales, la devaluación para las familias y pequeñas empresas, puede generar un efecto pobreza.”

Y aunque una devaluación de la moneda implicaría una mejora en la competitividad en el mercado internacional de los bienes producidos en el país, para Obuchi “las numerosas regulaciones, ataques a la propiedad, ataques al sector privado y otros riesgos, desincentivan la inversión y la producción nacional”. Un punto en el que coincide Pampillón, que señala que los males de la economía no proceden sólo del bolívar “que, sin duda, está sobrevalorado sino, y sobre todo, por no haber acometido reformas fiscales en profundidad y no haber combatido la ineficacia y la corrupción en la clase política.”

En concreto, Venezuela, en su actual escenario, se manifiesta cada vez más la incertidumbre política, el riesgo a las inversiones, economía inestable, protestas, inconformismo, inseguridad, pobreza, aspectos que no puede ni debe ignorar el Presidente Chávez. Debe dar paso a planes, programas económicos más seguros, convincentes, evaluar bien sus alcances, repercusiones, más ante un año en que sus aspiraciones de mantenerse en el poder, debe vislumbrarse con actuaciones que garanticen seguridad económica, participación, acciones favorables que beneficien a todos los ciudadanos sin discriminación; además dentro de un clima de democracia que de paso a la unión y no a la división.
Confiamos que todo ello lo tomará muy en cuenta el Presidente, puesto tiene todas las herramientas del poder para lograrlo, si se lo propone.

Fuente: Boletín Universita Knowledge Wharton