Venezuela padece la inflación más elevada de América Latina

Víctor Salmerón – Cortesía diario El Universal – Entre mayo de 2007 y mayo de este año la inflación registra un salto de 31,4% en Venezuela, una magnitud que resulta la más elevada de América Latina, de hecho, los números oficiales indican que en el mismo período México acumula 4,95%, Perú 5,39%, Brasil 5,58%, Colombia 6,39% y Uruguay 7,2%.

Nicaragua, con una inflación de 21,74% y Bolivia con 16,84%, son los países del continente americano que más se acercan a Venezuela.

Si bien el incremento en el precio de los alimentos sacude al mundo entero, nuevamente, el desajuste venezolano no guarda proporción. En los últimos doce meses el costo de los alimentos en Caracas muestra un explosivo incremento de 47,3%, mientras que en Colombia el impacto en el mismo lapso es de 9,73%, en Chile de 19,4%, Costa Rica 22,74% y Perú 9,2%.

Cercado por la fiebre inflacionaria y la desaceleración de la economía desde 8,8% hasta 4,8% en el primer trimestre, Hugo Chávez anunció una serie de medidas la semana pasada.

Para contener los precios, la medicina consistió en eliminar el impuesto a las transacciones financieras, un tributo que obligó a las empresas a pagar 1,5 bolívares por cada cien que movilizan a través de sus cuentas bancarias y que derivó en el traslado directo de los costos sobre el precio final de los productos.

Si bien este paso es visto como positivo, analistas no pierden de vista que se trata de un efecto meramente puntual, es decir, la inflación podrá bajar del escalón cuatro al dos, pero seguirá el ascenso con la misma fuerza el mes entrante.

El año pasado, gracias a la rebaja del IVA, la inflación de marzo fue negativa en 0,7%, pero en abril y mayo recuperó rápidamente la tendencia al alza con aumentos de 1,4 y 1,7%.

La enfermedad

Repleto de recursos por el brillo del petróleo, el gobierno de Hugo Chávez inyectó altas dosis de dinero a la economía generando un excedente de demanda que sirve de combustible a la inflación.
Para tratar de contener la escalada, el Gobierno nacional controló el costo de una amplia gama de productos, pero entonces la producción sufrió un fuerte desestímulo y la escasez se apoderó de los mercados y abastos.

Fustigado por la ausencia de alimentos, el gabinete económico no ha tenido más alternativa que permitir ajustes de entre 30 y 84% en productos que inciden en la dieta de la población de menos recursos, como pollo, arroz y harina de maíz.

Poco efectivo

Las estadísticas del Banco Central de Venezuela indican que el control de precios lejos de eliminar la inflación sólo ha servido para represarla.

En los primeros cinco meses de este año los productos no regulados acumulan un salto promedio en todo el país de 12,3% y los sometidos al control de precios 12,5%, es decir, la inflación es mayor en los bienes que en teoría no deberían aumentar.

El mayor desajuste ocurre en Maracaibo, donde los productos controlados acumulan un incremento al cierre de mayo de 12,7% y los sometidos al libre juego de la oferta y la demanda de sólo 9,9%.
Frente a la pérdida de efectividad del control de precios el gabinete económico ha tomado otras medidas para tratar de desinflar el globo de la inflación.

La medicina se ha centrado en la convicción de que la inflación obedece principalmente a muchos bolívares intentando comprar pocos productos, de tal forma que es necesario frenar la expansión del dinero.

Para lograr este fin el Gobierno disminuyó el ritmo del gasto público, aumentó las tasas de interés y vendió bonos en dólares para absorber bolívares del mercado, pero el resultado no ha sido el esperado.
Análisis de bancos de inversión indican que la falla es que hasta ahora no se han tomado medidas efectivas en el lado de la oferta, que estimulen la producción y permitan atender adecuadamente la demanda.

El Presidente, en un giro estratégico, llamó la semana pasada al sector privado a una «alianza productiva» y puso sobre la mesa un fondo de mil millones de dólares para financiar proyectos de inversión.

No obstante, esta cifra sólo representa 1,85% de la inversión total, pública y privada, que hubo en el país en 2007.

Datos del Banco Central indican que la capacidad de producción trabaja al límite.