Venezuela (pasado, actualidad y porvenir), conciencia y libertad. II

 “Es urgente provocar un cambio en el país, la vida se nos está yendo en esto”

“En esta oportunidad señaló que no se trata de un mero ejercicio académico sino de la

oportunidad de pensar en la urgencia del momento, en las dificultades para provocar

el cambio y en la necesidad de ser creativos para encontrar el camino correcto”.

F. J. Virtuoso (SJ)

Rector UCAB

Con esta entrega de hoy se concluye el escrito acerca del estilo actitudinal que suelen presentar algunos líderes tanto públicos como privados a la hora de concebir y adoptar decisiones.

No hay «república», aunque esa voz esté en la denominación del país: hay poderes públicos genuflexos ante el status quo.

Conviene sembrar y cosechar una cultura social favorable al crecimiento y desarrollo sostenibles, construyendo una mentalidad de fuerte aspiración de progreso, espiritualidad, decencia y excelencia en cada habitante. Pero la formación actual de l@s jóvenes deja mucho que desear, por el caos en la estructura básica del hogar -célula fundamental de toda sociedad- y la pésima calidad en todos los niveles de los subsistemas educativos venezolanos.

Los planificadores educacionales de este país, se han olvidado de uno de los pensamientos más profundo del Libertador: “Moral y Luces son nuestras primeras necesidades”.

Por eso, preocupa mucho el desmontaje progresivo y criminal de todos los niveles de la educación: está destruyéndose la verdadera factoría de las nuevas mentalidades requeridas para encarar con éxito el período de economía post petrolera. Cita especial merece lo de la superior, pues las universidades nacionales autónomas son ahogadas, mientras que las otras -las oficialistas- flotan y producen mediocridad o menos.

Parece haber un acostumbramiento al deterioro de la calidad de la vida y se sigue la línea de mínima resistencia y del menor esfuerzo: un mecanismo de defensa mental para poder soportar el proceso de depauperación, sin tensiones psíquicas insoportables.

Venezuela debe retomar la vía hacia el desarrollo: ése es el reto y pide una estrategia hacia el cambio en la mentalidad de la gente (líderes y seguidores) para que se transforme la conducta colectiva.

No puede subestimarse los obstáculos y dificultades que se presentarán a corto, mediano y largo plazo para intentar equilibrar al país con el estado de progreso y desarrollo promedio mundial.

Se percibe poco estudio analítico de la problemática tan compleja que reina; hay superficialidad en los enfoques; se plantean soluciones no estructuradas; y ausencia de planificación de una estrategia para la reeducación masiva en pro del cambio conductual requerido junto con la actualización de la pensa de todos los niveles del sistema educativo, puesto que hay que ir más allá del solo cambio político ya que lo necesitado es holístico y urge asumir -por lo alto- esa responsabilidad ética, reaccionando ante lo indigno y miserable: hay motivos para temer por el futuro de Venezuela, un país que no debe seguir dando tumbos y donde hay un «estado fallido»: no desempeña sus funciones habituales con normalidad (seguridad de sus ciudadanos, acceso a las necesidades materiales más básicas, sanidad y educación, etc.), convertido en refugio del crimen organizado y del terrorismo por el caos que reina (no tiene forma de control, a la vez que un riesgo para la comunidad internacional).

La rutina adormece a la gente, la amansa, la domestica, le lleva a la resignación. Así está el pueblo venezolano. Los pájaros enjaulados largamente olvidan volar, aunque se les abra la jaula… ¡no salen ni despegan!

Hay momentos en la historia en los que la gente se enciende e irrumpe con fuerza inesperada, volando alto e indetenible. Las leyes tramposas, el hambre, la manipulación y la represión encienden nuevas conciencias y hay un renacer hacia la vida, aunque prohíban hablar, lleven a la cárcel y a civiles ante tribunales militares: no a la rendición, ¿es delito querer la libertad? Se debe inventar el camino y hacer realidad al anhelo, superando las dificultades para que haya vida para todos.

Cuanto más alto vuele la conciencia, menos la alcanzan las alambradas, los muros, los escudos y las rastreras bombas lacrimógenas.

Es la hora de que la conciencia avance a la construcción de lo nuevo, a la sustitución de esta cárcel, a la siembra de campos abandonados.

Para comprender la ineludible conveniencia de la unión en pro de la libertad, cabe considerar lo de «le cortaron el cambur y matica’e café» (dicho acompañado del gesto de la mano con el dedo índice erguido moviéndose frente al cuello a manera de cuchillo cortante y la onomatopeya «zaasss»).

Las primeras plantaciones de café en Venezuela estaban en lo que hoy es el Country Club de Caracas, la ecología no era la mejor para su desarrollo y hubo que convenir con los campesinos del sector que sembrarán matas de cambures entre las hileras de las de café a cambio de mantener limpio de malezas al terreno y hacer el riego con agua, por lo cual nada pagarían; así habría sombra, refrescaría el hábitat y ambos cosechadores se beneficiarían: una alianza (la unión hace la fuerza). El acuerdo contemplaba cortar las plantas del bananero que no cumplía lo de quitar la maleza y humedecer la tierra. Así se hacía y surgió el adagio junto al ademán sonoro. Entonces, abramos la mente, enraícemos consciencia de lo necesario y ¡Ea: por la libertad!, sino… a cortar el cambur, matica’e café y zaasss.

Un futuro bueno para Venezuela libre sólo está en la unión monolítica de quienes lo desean, como la alegorizada por el «Monumento a Carabobo» en el centro de la Plaza Bolívar de Valencia, con «El Libertador» -en el ápex del bloque de mármol amarillo acanalado- apuntando con su mano derecha hacia el Campo de Carabobo donde logró -con conciencia (de pasado, de su actualidad y del porvenir) e ingenio- la sinergia de las fuerzas de los diferentes movimientos militares secuenciales del 24 de junio de 1821, mostrados por relieves esculturales en tres de los cuatro laterales del pedestal de ese ensamblaje lleno de mensajes orientadores.

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