Víctor Salmerón: Se resquebraja el plan antiinflación de Maduro

La tormenta cambiaria de la semana pasada dejó en claro que la crisis está viva.  El bolívar se hundió y en solo cinco días la cotización del dólar aumentó 27% en el mercado oficial. Rápidamente, la inestabilidad se filtró a los precios y catapultó el costo de una amplia gama de productos y servicios.

La Cesta Petare, un termómetro del precio de los alimentos básicos como huevos, harina de maíz, queso blanco, carne, aceite, azúcar, arroz y café aumentó más 36% en los últimos días, evidenciando las grietas en el plan que aplica la administración de Nicolás Maduro para derrotar la inflación.

El episodio desnudó la falta de confianza en la moneda. Presionado por las protestas, el gobierno eliminó la rebaja en el monto de los bonos que debe pagar a profesores universitarios y maestros. También, canceló otras deudas. El resultado fue una inyección de bolívares en sus cuentas y se desplazó a la compra de dólares.

El Banco Central actuó de manera errática. Primero quiso absorber bolívares ofreciéndole títulos a las empresas. Luego llamó a los bancos a dos subastas de dólares y, finalmente, asignó dólares directamente a la banca. A pesar de que en total vendió 250 millones de dólares, el doble de lo usual en una semana, el bolívar se devaluó a un ritmo vertiginoso.

El precio del dólar en el mercado paralelo, un indicador de los dólares que los venezolanos quieren comprar y no obtienen en el mercado oficial, escaló más de 27 % y contribuyó al incremento de los precios porque es la tasa que los comercios y las empresas emplean para calcular costos de reposición.

La receta

Leonardo Vera, miembro de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, considera que “el plan del gobierno para abatir la inflación está colapsando. Un plan que nunca se anunció pero que existe en la práctica y consta de tres pilares: encaje bancario excesivo, represión salarial y venta de dólares para tratar de anclar el tipo de cambio”.

El encaje, la proporción del dinero que los bancos no pueden prestar, se mantiene en 73% para evitar que haya préstamos que puedan utilizarse para comprar dólares, mientras que la represión salarial es una muestra de la salvaje contención del gasto público para disminuir el desajuste en las cuentas del gobierno.

Leonardo Vera precisa que entre mayo de 2021 y marzo de 2022 no hubo aumento de salarios en la administración pública y el salario mínimo, que determina el monto de las pensiones, cayó a menos de dos dólares.

El tercer pilar es un mercado cambiario “mal diseñado» que funciona mientras el Banco Central periódicamente esté ofertando dólares: «La idea fue inyectarle dólares a ese mercado para anclar el tipo de cambio”.

Grietas en el muro

La estrategia contra la inflación comienza a resquebrajarse. La protesta de los trabajadores públicos obligó a relajar la contención del gasto, el anclaje del tipo de cambio sufre episodios de crisis y el encaje dejó a la economía sin crédito y frena el crecimiento.

“Aplicaste estas tres medidas con altos costos y, al final, esto desembocó en una devaluación del bolívar y en un rebrote inflacionario. Fracasaste, corriste con todos los costos y no eliminaste el problema”, afirma Leonardo Vera.

“Seguimos siendo un país con inflación alta y síntomas de hiperinflación. El que la gente cuando tiene saldos en sus cuentas inmediatamente quiera deshacerse del bolívar es uno de los síntomas clásicos de la hiperinflación, la moneda no recuperó su propiedad de reserva de valor”, agrega.

De acuerdo con las cifras del Banco Central, entre julio de 2021 y julio de este año, la inflación acumuló una variación de 137% y el último reporte de Macroconsultores señala que “luce difícil que el 2022 cierre con una variación de precios por debajo del 100%”.

La consultora Dinámica sostiene en un informe del 25 de agosto que “el equilibrio fiscal alcanzado por la vía de reducir el gasto público a cifras absurdas, las cuales no permiten cumplir las funciones mínimas del Estado, parece haber marcado un punto de inflexión”.

Los trabajadores públicos reciben salarios ridículamente bajos al punto que un profesor titular a dedicación exclusiva, el máximo escalafón en las universidades del Estado, tiene un salario equivalente a 67 dólares.

La pretensión del gobierno de pagar el bono vacacional a los maestros y profesores universitarios de manera fraccionada desencadenó protestas que lo hicieron retroceder y lo obligaron a suavizar el control del gasto.

Dinámica señala que “ya el mercado sabe que Maduro está dispuesto a ceder ante la presión adecuada, los otros dolientes van a repetir la receta y esa lista es muy larga”.

Ancla fracturada

El tipo de cambio es un elemento relevante. El Banco Central lo mantuvo con mínimas variaciones, prácticamente fijo. Así, el dólar se convirtió en un artículo muy barato que ayudó a contener los precios a través de las importaciones y envió una señal de estabilidad que trató de cambiar expectativas.

Esta medida tuvo impactos en el sector privado porque para las empresas es muy difícil competir con los precios de los productos importados en medio de las fallas de servicios básicos, reducción del mercado por el empobrecimiento de la población y poco acceso al crédito. Además, las pocas exportaciones distintas al petróleo pierden competitividad.

El 30 de agosto, tras el salto de la semana pasada, el tipo de cambio cerró en 7,8 bolívares por dólar en el mercado oficial y en 8,4 bolívares en el mercado paralelo. Consultoras como Ecoanalítica estiman que el tipo de cambio de equilibrio es de 20 bolívares por dólar, es decir, el dólar sigue estando muy barato.

Leonardo Vera indica que “no se logró estabilizar el mercado cambiario, no puedes estabilizar el tipo de cambio a una tasa tan baja, sobrevaluada. Este es un anclaje del tipo de cambio que tiene beneficios parciales pero que no termina abatiendo la inflación. Entonces, vas perdiendo competitividad”.

Para mantener la oferta de dólares en el mercado cambiario y evitar que continúe la devaluación del bolívar, el Banco Central necesita dólares y no hay buenas noticias. Sus reservas líquidas son apenas de 800 millones de dólares, el resto son barras de oro por 4.320 millones de dólares.

Pero lo más preocupante es que la producción de petróleo, la principal fuente de dólares, se mantiene estancada entre 600 mil y 700 mil barriles diarios mientras que el precio del barril está en descenso y Venezuela, para exportar al margen de las sanciones de Estados Unidos, vende con descuento.

Otro elemento clave es que alrededor de 40% del petróleo que exporta Venezuela no genera caja porque son barriles que se utilizan para pagar la compra de crudos a Irán y deuda con China.

La dolarización

Leonardo Vera señala que el país necesita un plan efectivo contra la inflación que, entre otras cosas, requiere asistencia financiera internacional, estabilizar el mercado cambiario, resolver la crisis fiscal y realizar reformas institucionales.

Ante la ausencia de un programa efectivo contra la inflación los venezolanos utilizan al dólar como reserva de valor, para fijar precios y en buena parte de sus transacciones.

El pasado 10 de diciembre Delcy Rodríguez, vicepresidenta del gobierno y ministra de Finanzas, afirmó en la Asamblea Nacional que 2022 será “el año de recuperación del bolívar”, pero la economía marcha en otra dirección.

“La crisis cambiaria es una muestra fehaciente de que la economía venezolana no se va a desdolarizar de la noche a la mañana como cree el Gobierno”, dice Leonardo Vera.

“Lo que nos está diciendo esta economía es que, en ausencia de un buen programa antinflacionario, de reconstruir la credibilidad en las instituciones y de buscar asistencia financiera internacional -porque esto pasa por resolver el tema político-,  entonces la salida sería dolarizar”, resume Leonardo Vera.

Con información de @Vsalmeron en runrunes de Bocaranda