“La razón es porque el nivel de los salarios no se
corresponde con el alto costo de la vida, ni de
la cesta alimentaria. Se está yendo no sólo mano
de obra común, sino también profesionales,
técnicos, ingenieros con años de servicio. Algunos
se han visto obligados a irse fuera
del país y otros a migrar al sector privado”.
A. Quiroz
Analista Petrolero
En su análisis semanal, la firma consultora Boungy asegura que «el colapso económico que ha sufrido la economía venezolana en 2017, ha sido un factor fundamental en el «acelerado deterioro» de la producción Petróleos de Venezuela (PDVSA).
Dentro del grave colapso económico que ha sufrido la economía venezolana en el año 2017, ha jugado parte importante el acelerado deterioro de la industria petrolera nacional, de la que los venezolanos dependen para generar las divisas que tanto requiere el país para satisfacer su necesidad de importaciones.
Según fuentes primarias de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), en enero PDVSA tuvo una producción de 2,25 millones de barriles por día (bpd). Pero durante todo el 2017, mes tras mes la producción de crudo cayó sin parar. Para octubre se alcanzó un mínimo histórico en la producción de PDVSA de unos 1,95 millones bpd; sin embargo, el pasado noviembre la producción de la petrolera cayó a los 1,83 millones bpd ubicándose así en un nuevo mínimo histórico por segundo mes consecutivo.
Aunque la producción de la petrolera estatal venía cayendo los últimos años, durante el 2017 este deterioro se aceleró con fuerza, llegando a perder 18,6% de su producción desde enero hasta noviembre.
Esto, sin lugar a duda, ha debido afectar fuertemente los ingresos de esta compañía, aunque por el momento no se conoce con certeza toda la información financiera de la petrolera, se puede hacer un estimado tomando como referencia los datos de la Agencia de Información de Energía (EIA) por sus siglas en inglés, sobre los envíos de crudo venezolano a Estados Unidos de Norteamérica (EEUU) para así evaluar la facturación por ventas de crudo a este país.
Como se puede ver, los ingresos por venta de crudo a ese país no se han incrementado consistentemente durante el 2017, sino todo lo contrario, han retrocedido, lo cual es grave si se toma en cuenta que el precio del crudo ha aumentado sustancialmente en este período.
Por ejemplo, para el pasado noviembre con un precio promedio de la cesta venezolana de crudo de unos 56,4 dólares estadounidense (US$) por barril, los ingresos por venta de petróleo a EEUU llegaron a 770 millones de dólares, pero en enero estos ingresos se ubicaron en 957,3 millones de dólares teniendo la cesta venezolana en promedio un precio por barril de US$54,8.
Esto se debe a que los envíos que PDVSA hacía a EEUU han caído considerablemente en la segunda mitad del año pasado. Estos despachos empezaron el año en 21.168 mil bpd para enero, pero para el pasado mes de noviembre apenas alcanzaron los 14.077 mil bpd, esto representa una caída de 7.091 mil bpd o de 33,5% desde enero hasta noviembre.
Esto es bastante alarmante, ya que EEUU es uno de los pocos clientes que paga de manera líquida las compras que le hace a PDVSA, se debe recordar que con base en los últimos estados financieros de dicha compañía, ésta dedica alrededor de 500 mil bpd para el pago de convenios energéticos con China, además de vender 100 mil bpd a los países de Petrocaribe bajo financiamiento a largo plazo, el cual no representa una entrada de dólares para la caja de la petrolera nacional a corto plazo. Por último, se tiene los 70 mil bpd que son enviados a Cuba. De esta manera las reducidas ventas a EEUU representan un negro panorama futuro para los ingresos de la tal petrolera.
La grave situación de PDVSA, su baja producción y sus ingresos cada vez menores, han causado una sequía de reservas internacionales importante. Las mismas terminaron enero con un nivel de 10.677 millones US$ y durante el transcurso del año fueron cayendo poco a poco hasta cerrar noviembre con un nivel de 9.767 millones de US$. Esto representa una caída de 910 millones de dólares o de 8,5% en este período.
Dentro de este colapso económico, quizás lo que más ha afectado el bolsillo del venezolano ha sido la inflación, alimentada por una política monetaria ilógica y por la grave escasez de divisas.
La inflación, según datos de la Asamblea Nacional, se ubicó en 56,7% mensual para el pasado noviembre. Cuando la variación de los precios se ubica por encima del 50% mensual, los economistas suelen coincidir en que la economía ha entrado formalmente en hiperinflación. Asimismo, la inflación con respecto a noviembre del año pasado (anualizada) se ubicó en 1.369%.
Es de esta manera como el pasado noviembre la economía venezolana entró formalmente en hiperinflación por primera vez en su historia, luego de venir de un año donde todos los meses la inflación mensual se ubicó en dos dígitos.
PDVSA hoy produce 1,6 mbd, su nivel de producción más bajo de los últimos 30 años y la sombra de los 3,8 mbd que producía cuando Hugo Chávez ascendió al poder en 1999.
A la crítica situación de la empresa se le suma el éxodo masivo de sus trabajadores, cansados de esperar mejoras salariales y temerosos de sufrir un accidente laboral tras la falta de mantenimiento en la industria. Ha sido tan numerosa la salida de los trabajadores de PDVSA, que la junta directiva decidió no recibir más cartas de renuncia.
Lo que parecía impensable hace unos pocos años ha sucedido: los trabajadores de la otrora todopoderosa Petróleos de Venezuela protestan cacerola en mano contra el actual régimen y dentro de las propias oficinas de la estatal. Pero además de los reclamos, están renunciando a ritmo acelerado, dejando sin trabajadores preparados a la industria, la fuente de más del 90% de todos los ingresos del país.
En sólo una semana de enero 2017, renunciaron 10.000 trabajadores de la petrolera estatal. Tras el colapso debido a una caída en la producción de crudo de 1 millón de barriles diarios entre 2016 y 2017, surge otra crítica situación para la industria: la falta de mano de obra calificada.
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