Camilo Díaz Urrea: Mientras se mantengan elevados los suministros, la producción en áreas no convencionales en ascenso, y rezagos en el crecimiento mundial, los precios pueden seguir contrayéndose
(*) Camilo Díaz Urrea – El petróleo aunque es una materia prima básica, resulta no ser una mercancía más en los mercados internacionales, la suerte de este commodity es importantísima para toda la economía global, porque es la mayor fuente de energía con que cuenta la civilización moderna desde su descubrimiento a finales del siglo XIX. De él también se obtienen cientos de productos derivados que están presentes en la vida cotidiana. Pinturas, solventes, plásticos, asfaltos, fertilizantes, lubricantes, algunos medicamentos, y por su puesto combustibles, hacen parte de los productos y bienes intermedios en que puede transformarse, todos sin excepción son parte fundamental en el funcionamiento actual de la sociedad.
La versatilidad de su composición química hace del petróleo un bien estratégico para cualquier país, su ausencia puede significar permanecer bajo riesgo de amenaza a expensas de tener acceso a suministros fiables con precios adecuados, tal es el caso de Europa, Japón, Australia, Corea del Sur, India, los países insulares, y en mucha menor medida Estados Unidos y China. Consientes de esto los países con mayor dependencia al hidrocarburo crearon la Agencia Internacional de Energía IEA en 1974 como una repuesta al embargo petróleo llevado a cabo por los países productores agrupados en la OPEP en 1971.
Pese a su valor estratégico, económico, geopolítico, y su volatilidad, el precio del petróleo se mantuvo por debajo de los US$ 40 el barril hasta entrada la primera década de este siglo. Sin embargo con el crecimiento acelerado de las economías emergentes encabezadas por China, India y los países del sudeste asiático, la demanda de energía se incrementó a partir del año 2003, lo que por supuesto encareció los precios del crudo pues la producción no creció en la misma proporción.
Al ciclo de mayor demanda se sumaron desde 2003 la guerra de Irak, la Primavera Árabe en 2011, y las sanciones a Irán en julio de 2012, estos eventos han mantenido el riesgo geopolítico latente y disminuido la capacidad de producción en varios de los países del Golfo Pérsico que es la principal área de producción en el mundo, ayudando a mantener los precios por encima de US$ 100 el barril los últimos tres años.
Ahora aunque el petróleo sigue siendo la principal fuente de energía mundial, varios de los fundamentales económicos que mantenían su precio alto han cambiado. En primer lugar las perspectivas de la demanda son modestas, China ha empezado a desacelerarse, y de acuerdo con el FMI pasará de tener tasas de crecimiento promedio del PIB de 10% al 7,5%, en Europa se prevé un lánguido desempeño con crecimientos alrededor del 1% los próximos años con constantes riesgos de recesión, y América Latina no será el motor de crecimiento porque gran parte de su expansión depende de las materias primas que vienen teniendo declive en sus precios.
En segundo lugar la producción fuera de la OPEP ha venido creciendo constantemente desde 2005 cuando Estados Unidos producía 5,5 millones Bpd (Barriles diarios), para el primer semestre de este año su producción alcanzó 8,5 millones Bpd, la energía proveniente de los yacimientos de esquisto ha permitido que Estados Unidos y Canadá reemplacen sus importaciones de energía por suministros internos lo que ha ejercido presión en los precios de mercados como Europa y Asia a donde terminan llegando los volúmenes no importados en Norteamérica. La mayor producción es el resultado de la implementación del fracking hidráulico, la Agencia de Información de Energía AIE estima que para 2017 Estados Unidos alcanzará una producción de 12,5 millones Bpd convirtiéndose en el principal productor de hidrocarburos aun por encima de Arabia Saudita.
El tercer elemento está relacionado con la OPEP, antaño esa organización trabajó de manera coordinada para reducir la producción de petróleo y apuntalar los precios, hoy existe división en su interior entre aquellos países que necesitan precios por encima de US$ 110 para balancear sus presupuestos públicos, tal es el caso de Venezuela, Ecuador, e Irán; y entre los países que tienen presupuestos con menores precios o acumularon gigantescas reservas internacionales en los años de bonanza, por ejemplo Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Omán y Kuwait. En su reunión del jueves pasado la OPEP decidió no modificar su producción diaria que asciende a 30 millones Bpd, la razón para no disminuir su bombeo es que esto requiere de una acción coordinada de todos los miembros, incluso de aquellos grandes productores fuera de la OPEP como Rusia o Noruega.
Sobre la decisión tomada el jueves también pesó la experiencia previa de Arabia Saudita como bisagra para aumentar o disminuir su producción para estabilizar los precios, a mediados de los años 80 cuando el petróleo experimento una caída en sus precios, el país árabe recorto su producción pero sus otros socios prefirieron reemplazarlo en los mercados, con lo cual el resultado final fue menores precios y menor cuota de mercado para Arabia Saudita, tal parece que hoy el líder de la OPEP no está dispuesto a disminuir su producción pues corre el riesgo de ser reemplazado en los mercados por sus propios socios o por productores fuera del cartel.
Con los tres anteriores factores en mente las perspectivas de mediano plazo en los precios del crudo se mantienen a la baja, ya Goldman Sachs a inicios de noviembre se aventuró a pronosticar precios entre US$ 70 – 80 para el primer semestre de 2015 y lo propio han hecho otros bancos de inversión como el Deutsche Bank, y JP Morgan, en sus análisis consideran que mientras se mantengan elevados los suministros y la producción en áreas no convencionales en ascenso los precios pueden seguir contrayéndose hasta US$ 60 por barril. Esta semana los contratos para entrega en enero del WIT y Brent han iniciado negociándose a US$ 67 y US$ 71 respectivamente.
Bajo ese panorama Colombia presenta varios factores de riesgo relacionados al sector petrolero, el 55,2% del valor de las exportaciones corresponden a petróleo, el sector representa el 40% del acceso a divisas, y la IED ha estado destinada en un 40% al mismo. Según el Marco Fiscal de Mediano Plazo por cada dólar que baja el petróleo el país deja de percibir $ 410 mil millones, además el Gobierno contemplaba una producción diaria de 1,1 millones Bpd a un precio promedio de US$ 99. La caída en los precios ya empieza a sentirse, el tipo de cambio pasó de $ 1850 por dólar en junio a $ 2250 en el primer día de negociación de diciembre, y el déficit en cuenta corriente se incrementará al finalizar el año como consecuencia de menores flujos de capital.
Para contrarrestar esto al Gobierno le queda emprender decididamente Políticas Industriales que permitan diversificar la oferta exportable de Colombia, esto ha sido una recomendación hecha tardíamente por el BID pero que debe ser adoptada, el Presidente Santos ha anunciado que mantendrá el impulso a la economía a través del plan de inversiones en la vías 4G y el estímulo a la construcción de viviendas, sin embargo esto depende fuertemente de los ingresos de la Nación para mantener su ritmo de inversión, en momentos donde su principal fuente de recursos se viene debilitando, y el cumplimiento de la regla fiscal impide compensar con endeudamiento los menores ingresos, además 2015 puede ser el año donde las tasas de interés internacionales vuelvan aumentar.
(*) Coordinador Unidad de Análisis del Mercado Financiero UAMF.
Facultad de Ciencias Económicas. Universidad Nacional de Colombia.
Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/precios-bajos-del-pettroleo-mundo/203737