Por otro lado, no se necesita tener una bola de cristal, ni ser sibilino, o astrólogo para comprender que el 2009 para la economía venezolana no le será nada fácil. Algunos estiman que el tiempo de las vacas gordas se acabó, otros consideran que para el 2009 será distinto a los años anteriores.
Por consiguiente, los venezolanos observaremos, sentiremos, y viviremos una caída de la producción de la actividad económica, así como una pronunciada baja de los precios petroleros; además ocurrirá una desaceleración de la economía, producto de la dependencia de las importaciones, lo que generará un déficit en la balanza de pagos y, por ende, los ingresos del Estado serán insuficientes para mantener el nivel de gastos expansivo, desarrollado e impulsado por el Estado venezolano en los últimos tiempos.
Por otra parte, el desplome de los precios petroleros tuvo como componente fundamental, la crisis internacional que estalló, aproximadamente hace un par de meses, en los Estados Unidos y que ha tenido una repercusión mundial de grandes magnitudes y que está caracterizada por una caída y el desplome de las bolsas internacionales, una cantidad nada despreciable de ejecuciones hipotecarias, aumento del desempleo, la contracción del crédito a nivel internacional, así como una prolongada desaceleración y recesión, y la quiebra de la industria automotriz, entre otras.
Dentro de este contexto, el petróleo venezolano tuvo su precio máximo el 11 de julio del 2008, cuando el crudo marcador llegó 147 dólares el barril de petróleo y el crudo venezolano alcanzó la cifra de 130 dólares el barril.
De la misma manera, el presidente Hugo Chávez señaló ,en reiteradas oportunidades, que los precios se mantendrían altos hasta el año 3000 y los precios estarían por el orden de los 200 dólares el barril diario de petróleo y que la política de los altos precios petroleros obedecía a su gestión e intervención. Más adelante, sostuvo que la economía venezolana estaba blindada y que no existen razones para preocuparse. Pero la realidad ha sido contraria a sus predicciones y vaticinios y, actualmente, el precio del crudo marcador está por el orden de los 50 dólares y los de la cesta venezolana alcanza a los 40 dólares el barril; por lo tanto, está política expansiva de gastos no puede continuar. Es tiempo de ajustarse el cinturón y de un programa de recortes de gastos.
Del mismo modo, la inflación continuará dentro del marco de los dos dígitos y estará por el orden de un 40% anual, y Venezuela seguirá encabezando la lista del país de mayor inflación en Latinoamérica y uno de los países con mayores inflación en el mundo; aunado a esto, se producirá el recurrente desabastecimiento de algunos rubros básicos, producto de un política económica equivocada e ineficiente basada en controles de precios, control de cambio, pocos estímulos al sector productivo, expropiaciones, así como demoras en la entrega de divisas por parte de Cadivi al sector productivo, lo que ha traído como consecuencias, enormes distorsiones macroeconómicos en el país.
Inexorablemente, el país va rumbo a una devaluación, producto de que el Gobierno está quemando las reservas internacionales, las cuales están por el orden de los 40 mil millones de dólares distribuidas de la siguiente manera: 11 mil millones en oro los cuales están en el Fondo Monetario Internacional, 16 mil millones se encuentran en fideicomisos, Bandes, Fonden, y depósitos de bancos en el exterior. Así mismo, el Banco Central de Venezuela vende diariamente 200 millones de dólares con una tasa fija de Bs.F. 2,15 la cual se encuentra fija desde hace cuatro años, lo cual representa un gran negocio: comprar dólares a ese precio y luego venderlos a un precio mayor. Por otro lado, si el Gobierno decide dejar la tasa de cambio al mismo precio Bs.F. 2,15, entonces tendrá que reducir y restringir la venta de dólares preferenciales. Esto traerá como consecuencia, que los inversionistas y demandantes de dólares, tendrán que ir al mercado paralelo y los precios de los bienes asumirán una tendencia alcista.
Otro aspecto que se está observando, son los graves problemas que presenta PDVSA con flujos de caja la que pone en peligro la estabilidad de las reservas.
Tomando en cuenta lo anterior, está película que ahora estamos viendo, se ha repetido varias veces en el país, con iguales y similares resultados. Lo único es, que ahora se ha potenciado aún más. El 2009 es el tiempo de la resaca, el fin de la fiesta; en pocas palabras: estamos llegando al final de la película.
Está realidad ha sido advertida por los economistas y estudiosos de las ciencias sociales en múltiples oportunidades. No obstante, sus opiniones no han sido tomadas en cuenta y las respuestas de los entes oficiales, es que son de profetas del desastre, voces agoreras o aves de mal agüero, entre otras.
Sin duda alguna, lo que nos espera para los próximos años, son tiempos sombríos.
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