El rally de las commodities y sus efectos colaterales

El cambio de patrones de consumo de los países emergentes debido al aumento espectacular de la clases medias y su poder adquisitivo, ha provocado un brutal incremento del consumo de materias primas y productos elaborados por parte de dichos países (especialmente China e India con espectaculares crecimientos de dos dígitos de los PIB anuales en el último decenio). Si a ello le sumamos la intervención de los brokers especulativos en el mercado de futuros de las commodities agrícolas, el resultado sería una espiral de aumentos de precios en las materias primas imposibles de asumir por las economías del Primer Mundo, (al no poder revertirlas en el precio final del producto dados sus altos costes de producción) y el finiquito de los Objetivos del Tercer Milenio de reducir el hambre en el mundo, pues según la FAO,  desde el 2005 el índice de precios de cereales habría aumentado al doble y el numero de desnutridos crónicos en el mundo rozaría en la actualidad los 925 millones de personas.

Escalada de precios de las commodities agrícolas: El repunte en los precios de los productos agrícolas en el 2012 se debió a factores coyunturales, como las malas condiciones climáticas (sequías, falta de humedad y bajas temperaturas) que se registraron en las principales zonas productoras del mundo que tuvo un efecto inmediato en el alza del precio de los granos (la soja tuvo un incremento de precios del 16,7 %, la harina de soja del 36 % y el maíz del 8,5%). 

 Por otra parte, según anec.org.mx, debido al mal ciclo agrícola del trigo y a la especulación que ha provocado un incremento anual del 50% del precio, el gobierno de Argentina decidió cerrar las exportaciones de trigo de su país y aplicar la ley de abastecimiento, que obliga a los productores e intermediarios a vender en el mercado interno lo que tengan almacenado. Recordar que desde 2006, los gobiernos argentinos han limitado la cantidad de trigo exportable, en un desesperado intento de abaratar el precio de la harina en un país cuya inflación oficiosa rozaría el 25%; pero tales medidas sólo habrían conseguido que los productores argentinos hayan optado por sembrar soja y cebada (productos no gravados por los altos aranceles a la exportación del trigo argentino) y una drástica reducción de la producción anual de trigo desde los 15 millones del 2006 a los 10 millones actuales.

China, por su parte, convertido en país saturniano, no dudará en devorar las existencias mundiales para cubrir sus insaciables demandas internas, lo que contribuirá al alza de los futuros de las commodities agrícolas. Así, China se ha mostrado hiperactivo en la compra de maíz,  debido a que los precios internacionales se encuentran un 15% inferiores a los internos y dada la merma de producción de trigo en el 2013, debido a las abundantes lluvias y a posibles problemas de calidad.  Además,   las exportaciones de harina de soja en Sudamérica han sido insuficientes para satisfacer la demanda, dado que problemas en puertos e interrupciones en el transporte en Brasil sumado a la falta de ventas en Argentina, impidieron que los cultivos de soja llegara a sus destinos finales, por lo que el precio de la harina de soja ha alcanzado un máximo anual.

Finalmente, importantes estados-granero de EEUU habrían sufrido fuertes lluvias y nevadas que han originado el retraso en la siembra de los cultivos, (lo que además de retrasar las fechas de cosecha, podría afectar seriamente a los rendimientos agrícolas); y  teniendo en cuenta que EEUU maneja los inventarios de maíz más bajos desde el año agrícola 1995/96 y que se trata del principal exportador mundial de trigo, maíz y soja (porcentajes del 22% , 32% y 37% respectivamente), no sería descartable que los precios de las commodities agrícolas (trigo, maíz y soja), se disparen hasta niveles estratosféricos en el segundo semestre del 2013, con el incremento de la población mundial afectada por la desnutrición y los consiguientes efectos perversos en la ganadería intensiva.

Repunte de precios del crudo: Los precios de los crudos han sufrido un alza inesperada, debido a factores geopolíticos y estacionales. Así, según la agencia Reuters, a pesar de que Egipto es un pequeño exportador de petróleo y gas, el principal peligro de los disturbios sería el cierre del Canal de Suez o el gran oleoducto Suez-Mediterráneo (SUMED) que pasa cerca de El Cairo, pues esta zona es considerada como uno de los puntos más importantes para el comercio mundial ya que transporta 2,4 millones de barriles de crudo al día (lo que representa casi 3% de la demanda mundial diaria de petróleo) y asimismo es una ruta relevante para el gas natural licuado (GNL), pues cerca de 13% de la producción mundial de GNL transitó por ella en el 2010.

Por otra parte, según europapress, la Administración de Información de la Energía de EEUU (EIA), anunció que los inventarios de crudo de EEUU disminuyeron  10,3 millones de barriles hasta alcanzar los  333,8 millones;  lo que aunado con el factor estacional de incremento de consumo de gasolinas y gasoil en EEUU por los desplazamientos de verano, el inicio de la temporada de ciclones en el Golfo de México y el hecho de que lo suministros del Mar del Norte podrían ser extremadamente bajos en los próximos meses, debido a labores de mantenimiento en agosto, provocará que los precios en curso se mantengan en niveles cercanos a los 110 US$ el barril, lo que  tendrá su reflejo en un  encarecimiento de los fletes de transporte y de los fertilizantes agrícolas que podría ralentizar la recuperación económica de Estados Unidos y de la UE y agravar los problemas de desnutrición endémica de ciertos países del Tercer Mundo.

¿Nueva crisis alimentaria?: El economista de la FAO Abdolreza Abbassian, en declaraciones a The Associated Press, ha señalado que para alimentar la población mundial, (que llegará a 9.000 millones de personas en el 2050), se necesitará un incremento de 70% de la producción global de alimentos en los próximos 40 años, tarea titánica, pues mientras la población mundial crece un 1,55% anual, los rendimientos del trigo (la mayor fuente de proteína en países pobres), habrían sufrido un descenso del 1%.

Mención especial merece Egipto, país en el que un tercio de sus 80 millones de habitantes vivirían en el umbral de la pobreza y que se ve obligado a destinar ocho millones de toneladas de trigo anuales (de los que 6 millones serían importadas para producir el pan subsidiado, imprescindible para evitar las revueltas sociales del 2007) así como estar lastrado por un desarrollo económico suicida, caracterizado por el crecimiento desmesurado de macrourbes y megacomplejos turísticos y la consiguiente reducción de la superficie destinada al cultivo agrícola, por lo que es urgente que revise sus políticas agrícolas y retorne a la arcana costumbre de disponer de reservas propias de granos para situaciones de emergencia.

Por último, el estancamiento del precio del crudo en el Bienio 2008-2010 (a pesar de los sucesivos recortes de producción por parte de la OPEP), debido a la severa contracción de la demanda mundial y a la huida de los brokers especulativos, habría imposibilitado a los países productores conseguir precios competitivos (rondando los 90 US$) que permitirían la necesaria inversión en infraestructuras energéticas y búsqueda de nuevas explotaciones, lo que podría dibujar un escenario de estrangulamiento de la producción mundial del crudo, una vez superada la actual crisis económica global en el horizonte del 2016.

Ello originará presumiblemente una psicosis de desabastecimiento y el incremento espectacular del precio del crudo (rondando los 150 US$) que tendrá su reflejo en un salvaje encarecimiento de los fletes de transporte y de los fertilizantes agrícolas; lo que aunado con la aplicación de restricciones a la exportación de los principales productores mundiales para asegurar su autoabastecimiento, terminará por producir el desabastecimiento de los mercados mundiales, el incremento de los precios hasta niveles estratosféricos y la consecuente crisis alimentaria mundial que afectaría especialmente a las Antillas, México, América Central, Venezuela, Bolivia, Paraguay, Egipto, India, China, Bangladesh, Indonesia, Camboya, Filipinas y Corea del Norte, ensañándose con especial virulencia con el África Subsahariana.

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