¡Hasta cuándo!

La verdadera transformación universitaria

(*) Pablo Aure – Mucha gente me ha comentado sobre la necesidad de emprender cambios profundos en la vida universitaria. Existe en el entorno el convencimiento de que hay que abandonar la inercia que ha caracterizado las últimas décadas. Nos preguntan: ¿Hasta cuándo lo mismo? Desde lo más sutil y cotidiano como calendarios, programas, becas, burocracia, inseguridad, capucha, paros nacidos del sindicalismo parasitario impulsado por personajes que no solamente conviven, sino que también se nutren de esa cobardía, hasta lo más complejo y profundo de la institución como lo es la conceptuación de la universidad necesaria para la sociedad que se nos avecina.

Si hay algo que en verdad tenemos que afirmar es que en los últimos años en la universidad venezolana ha primado el dejar hacer, dejar pasar. Esta permisividad ha sido el germen cancerígeno que poco a poco nos está destruyendo. Esto es una realidad palmaria. Negar esta evidencia es condenarnos a la destrucción.

Donde quiera que estemos sentimos la presión de la gente que clama por un cambio inmediato. Sociedad civil, empresarios, Iglesia, militares, obreros, familiares de estudiantes y, desde luego, con más intensidad la misma comunidad universitaria me han transmitido la urgencia del viraje.

¿Hacia dónde enfocar el nuevo norte? ¿Cuál debería ser el objetivo principal y los métodos?: el financiamiento que actualmente depende de la simpatía del mandatario de turno, la permanencia de estudiantes cuya finalidad no es graduarse para dar aportes a la sociedad sino vivir saprofitamente de la universidad. El castigo implacable contra la capucha terrorista y cobarde huérfana de ideales. La seguridad violentada por una falsa concepción de la autonomía que nos deja inermes ante la barbarie.

El Gobierno Nacional que siente la calle, se ha hecho eco de estos problemas y ha tratado de tergiversar los anhelos de transformar nuestra casa de estudios superiores, recurriendo a su sempiterna e inveterada demagogia como un subterfugio para seguir mancillando y empobreciendo a la universidad venezolana. No es la rendición de cuentas ni tampoco la democratización de ellas, todos sabemos que la destrucción es lo que persigue. Este Gobierno ha demostrado que es enemigo del talento.

Lo que también es otra verdad de Perogrullo es que el Gobierno al carecer del más mínimo apoyo de cualquiera de los sectores que conviven en la institución universitaria apuesta a su destrucción a través de la ingobernabilidad.

Nos duele ver la actuación de algunas personas que movidas por sus intereses económicos o de poder, dinamitan las bases de la universidad que queremos y nos merecemos.

Unidad en la universidad

Por lo pronto debemos comprometernos con lealtad y generosidad a encontrar los caminos hacia la solución de los problemas que planteamos. Tener el pulso firme para acabar con la corrupción que generan las prebendas, para modificar el comportamiento que todos conocemos, así cómo reconocer los errores propios y de extraños para enmendarlos de una vez por todas. No es un compromiso imposible de cumplir, es más, no debería ser ni siquiera un compromiso sino nuestro sentimiento.

Mercaderes y mercachifles

La universidad no debe ser madre nutricia para personajes envilecidos por el poder y el dinero.
Esa mancha que dolorosamente hay que reconocer, existe, tenemos que superarla y borrarla del comportamiento de nuestra institución.

Los bandoleros que estimulan y promueven socapa de un vestido académico hay que identificarlos con nombre y apellido.

Ya basta de vivir de la universidad y no vivir para la universidad.

¡Hasta cuándo!

(*) Actual Secretario de la Universidad de Carabobo

Dirección-E: [email protected]

Fuente: http://www.el-carabobeno.com/articulo/articulo/21455/pablo-aure–hasta-cundo