Sus efectos innovadores en las prácticas habituales en los contextos educativos se manifiestan cuando profesores, alumnos y gestores educativos integran las funcionalidades de Internet en sus actividades de enseñanza y aprendizaje con la intención de mejorar la información y comunicación entre los integrantes de la comunidad escolar (intranet y web de centro), aumentar las posibilidades de interacción didáctica más allá los horarios de clase y la coincidencia en el centro docente (tutorías virtuales, foros y comunidades virtuales, actividades colaborativas en red), mejorar la atención a la diversidad y la consideración de la multiculturalidad, hacer entrar en el aula la actualidad y la cultura de todo el mundo (pizarra electrónica)…
El mundo virtual o ciberespacio (nombre propuesto por W. Gibson en «Neuromancer», 1984) es un nuevo entorno social a escala planetaria, intangible, de naturaleza «digital», construido a partir de las funcionalidades de Internet, donde podemos desarrollar muchas de las actividades propias del mundo real (informarnos, comunicarnos con la gente, estudiar, trabajar, divertirnos…).
– No hay distancias (todo está inmediatamente a nuestro alcance, no gastamos tiempo en desplazarnos)
– Tenemos a nuestro alcance casi toda la información del mundo; por lo menos una parte significativa, plural y también de actualidad (los mas media convergen hacia Internet)
– Podemos comunicarnos con cualquier persona o entidad del mundo que «tenga presencia en el ciberespacio» (para tener presencia en el ciberespacio es necesario disponer por lo menos de e-mail). Son posibles comunicaciones en tiempo real o diferido (chat, e-mail…)
– Toda sensación y percepción está mediada por aparatos: pantallas (para ver), altavoces (para oír), guantes de datos (para sentir tacto), etc.
– Podemos ofrecer una «nueva imagen» a los demás (creando un «avatar» o simplemente con nuestra página web)
-Como es un entorno social, al igual que en el mundo real las personas debemos hacernos responsables de nuestras acciones.
-Sus infinitas posibilidades también generan nuevas problemáticas: para los padres resulta difícil controlar lo que hacen sus hijos en Internet, los profesores se encuentran tanto con alumnos que han construido muchos conocimientos erróneos como con alumnos que en algunos aspectos saben más que ellos…
Para Javier Echeverria (2001), este mundo virtual (al que denomina «tercer entorno»), da lugar a nuevos escenarios de valor educativo:
-Escenarios para el estudio. El pupitre tradicional se transforma en el ordenador, con su pantalla y demás periféricos (telepupitre). Muchas veces y siempre conectable a las redes telemáticas educativas, la escuela está disponible en todo momento y lugar.
-Cambian los instrumentos, los lápices, cuadernos y libros de texto dejan su sitio en las mochilas al ordenador multimedia y su software (enciclopedia, DVD…), y la telescuela siempre está abierta.
«The Internet offers a unique opportunity to use new educational materials that can link students’s activities in school and at home. On the curriculum side, such materials should extend the demonstration, simulation and information display capabilities of the teachers while, on the home abd personal side, they should provide both individual and cooperative project work proposals for students, exercice and self-assessement tools, optional information and advanced learning, and leisure resources».
– Escenarios para la docencia. En las aulas y campus virtuales, a los que accede mediante la conexión a las redes telemáticas, la actuación del profesor (propuesta de actividades formativas, seguimiento del trabajo, asesoramiento, corrección, motivación, incentivación del trabajo en equipo…) se realiza a distancia.
Más allá de las videoconferencias, y con la ayuda de las técnicas de realidad virtual que permiten crear mundos virtuales habitados por «avatares» (muñecos digitales ), las aulas virtuales pueden visualizarse como una especie de teatro donde interactúan los avatares de los profesores y estudiantes.
– Escenarios para la interrelación. Aunque con limitaciones, los procesos de socialización también pueden desarrollarse en el mundo virtual; por ello los entornos de teleformación también deben ofrecer espacios para la interrelación entre los estudiantes (equivalentes a los que ofrecen las instituciones presenciales): seminarios, lugares para el encuentro y desarrollo de actividades comunes…
De manera que el aprendizaje de las pautas que rigen la vida social en este entorno (moverse, dirigirse a otras personas, cuidar la propia imagen, respetar las normas de «netiquette»…) constituye un nuevo objetivo educativo.
– Escenarios para la diversión. Algunos de estos espacios para la interrelación en los entornos de teleformación deben tener un carácter plenamente lúdico y favorecedor de la expresión y la creatividad, como los patios y demás espacios de ocio presenciales donde se juega de manera organizada o improvisada, se conversa, se bromea…
Buena parte de los procesos de socialización y adaptación de los estudiantes al mundo virtual se realizará en estos espacios lúdicos, en los cibercafés..
– Escenarios para la investigación. Las redes telemáticas facilitan la difusión de los conocimientos y el contacto y trabajo colaborativo entre investigadores de todo el mundo.
A partir de las funcionalidades básicas de Internet como fuente de información y canal de comunicación, las posibilidades educativas del mundo virtual son muchas. A continuación se presentan algunas buenas ideas para aprovechar estas posibilidades educativas del ciberespacio en los centros docentes.