ANNA GRAU | CORRESPONSAL EN NUEVA YORK –Desde que empezó la crisis se han pagado religiosamente todos y cada uno de los depósitos en bancos quebrados o amenazados. Pero precisamente por eso, la FDIC se ha descapitalizado hasta un punto que no se recordaba desde 1993. Si las cosas siguen a este ritmo podría estar en números rojos antes de fin de año y enfrentada a un grave dilema: ¿gravar a los bancos con una nueva tasa o sacar directamente más dinero del Gobierno, es decir, del saco sin fondo de los impuestos?
Aunque desde que sonaron las alarmas varias voces se han esforzado en llamar a la tranquilidad y en asegurar que la sangre no llegará al río, los números cantan: el fondo de la FDIC, teóricamente responsable de garantizar 6.2 billones de dólares en depósitos, dispone ahora sólo 10.400 millones. Eso es así después de gastar una fortuna en hacer frente a quiebras bancarias e incluso de aprovisionarse con 32.000 millones de fondos extra calculando que todavía habrá más.
La gran banca, reforzada
Y es que ni siquiera el fondo de garantía más previsor está pensado para que todos los bancos quiebren al mismo tiempo, o casi. El nivel de siniestrabilidad bancaria ha sido enorme el último año en EE.UU., particularmente a nivel de pequeños bancos o de entidades regionales. Estos son los primeros que se han hundido o han sido tragados por sus crueles hermanos mayores. La gran banca en cambio sale reforzada de esta crisis. Informa «The Wall Street Journal» que las famosas grandes corporaciones «demasiado grandes para caer» son ahora todavía más grandes que antes. El riesgo sistémico aumenta en lugar de disminuir.
Ya hay quien habla de una recuperación económica de dos velocidades: los negocios grandes que han conseguido sanear su deuda y disponer de efectivo se abrevan en la cascada de oportunidades abierta por la debacle de los negocios medianos o pequeños. Nadie que viva o trabaje a crédito tiene ahora posibilidades de sobrevivir. Mientras que el que tiene efectivo en la mano lo tiene todo: rebajas en los alquileres de los locales, empresas enteras compradas a precio de saldo, etc.
El Fondo de Garantías de depósitos duda entre pedir dinero a las entidades financieras o al Gobierno.
Las autoridades económicas se llenan entonces la boca con el principio de la recuperación, pero reconocen que el drama crediticio se dejará sentir por lo menos un semestre más. Durante el cual la unidad de vigilancia intensiva bancaria seguirá estando muy concurrida. El FDIC acaba de añadir 111 bancos «enfermos» a su lista negra de posibles incurables, que a finales de junio ya ascendía a 416 entidades. Esto equivale al 5% de los bancos del país. Y denota que los problemas siguen creciendo a un ritmo atroz. En marzo «sólo» había 305 bancos en la lista. Y en junio de 2008 había 117. Si se prefiere medir el peligro en dólares: hace un año, la suma de los activos de todos los bancos amenazados se calculaba en 78.300 millones. Ahora ya son 299.800 millones.
¿Qué hacer para que esto no se convierta en una ruleta rusa? Tradicionalmente el FDIC ha hecho frente a sus sequías financieras creando una tasa especial para los bancos. Lo malo de este recurso es que pedir dinero a los bancos cuando éstos son tan reticentes a dar crédito puede empeorar todavía más las cosas.
Queda siempre la solución de pedir dinero al Tío Sam, claro. Las autoridades de la FDIC están al habla con las del Tesoro y se especula con la posibilidad de destinar a esto los 13.600 millones de dólares del famoso Programa de Saneamiento de los Activos Tóxicos que no se han gastado aún. Esa podría ser de momento la única posibilidad, desde el momento en que el Gobierno advierte de que no está dispuesto a solicitar al Congreso más fondos para rescates.
¿Subir los impuestos?
Entonces el peligro es que esos 13.600 millones sean otra gota en un mar y que además minen el margen de maniobra gubernamental, en un momento de poca liquidez tanto económica como política. Pasado el deslumbramiento inicial con los grandes rescates, la gente empieza a hartarse de que se hagan tantos malabarismos con dinero público sin que a simple vista sirva para nada; aunque todos los entendidos a sueldo del Gobierno digan que todo podría ser mucho peor sin esto.
El hartazgo todavía es peor si le suma la amenaza, que por el horizonte ya resopla, de que les suban los impuestos. Algo que en todos los países civilizados da pavor. De ahí vienen sin ir más lejos, muchos de los problemas con que ha topado Barack Obama para «vender» su anunciada reforma sanitaria. Que la gente se pregunta, ¿y eso a mí, cuánto me va a costar?
Fuente: http://www.abc.es/20090831/economia-banca/agencia-garantiza-depositos-punto-20090831.html