La Alianza del Pacífico: tranquila y sin nervios

La Alianza del Pacifico, constituida por Chile, Perú, Colombia y México –mencionados los países de Sur a Norte– tiene una particularidad que rompe con los esquemas más convencionales sobre integración económica que se estudian en las escuelas de economía. 

Según esos esquemas, el primer paso en el largo camino de la integración económica entre dos o más países, es la conformación de un área de libre comercio. En otras palabras: Cero arancel en el intercambio recíproco de mercancías entre los países miembros. La segunda fase en ese proceso integrador se da, cuando los países miembros deciden establecer un arancel externo común, lo cual permite que las mercancías provenientes de países no miembros, paguen el mismo arancel al entrar a cualquiera de las fronteras de los países miembros. Esta medida se supone que está destinada a que la competencia de las mercancías provenientes de los países no miembros, golpeé por igual a los mercados de los países miembros. Solo una vez que estas dos etapas están superadas y consolidadas, se pasa a la tercera: Que es el establecimiento de un mercado común propiamente tal, en el cual no solo las mercancías producidas en un país tengan como mercado posible a todos y cada uno de los restantes países miembros, sino que también exista un libre fluir de personas y de capitales.  Esta cadena se cierra, cuando se establece  lo que se denomina una unión monetaria, en la cual se establece una moneda común y se unifican las políticas monetarias y fiscales.

La Alianza del Pacífico  pretende llegar al libre fluir de personas, capitales y mercancías, sin pasar por la fase del arancel externo común. El libre intercambio de mercancías es lo más fácil, púes cada país miembro tiene tratado de libre comercio con los otros tres, lo cual lleva en la práctica, a que exista libertad de comercio entre los cuatro.  En materia de libre fluir de personas, se ha eliminado ya la necesidad de visas en el tráfico recíproco de personas y se avanza en la extensión de programas de becas y de  intercambios estudiantiles y académicos.  En materia del movimiento de capitales, se ha caminado por la vía de la unificación de las bolsas de valores, lo cual permite que los títulos valores transados en una de ellas, sean potencialmente adquiribles por los inversionistas de cualquiera de los países miembros, sin perjuicio de los tratados de promoción y protección de inversiones que son ya relativamente convencionales en el campo de los acuerdos comerciales internacionales.  

Pero, el que el arancel externo común no esté en la agenda de la Alianza del Pacífico, va más allá de un  fenómeno digno de atención académica. Tiene enormes implicaciones prácticas. Si cada país miembro puede mantener el arancel que estime conveniente, con respecto a las importaciones de mercancías provenientes de países no miembros, eso permite que cada país conserve plenamente su libertad de negociar con otros países, tratados de libre comercio que reduzcan recíprocamente los aranceles, sin que eso implique de modo alguno, una falta de lealtad o una violación de alguno de los compromisos contraídos con los otros países miembros de la Alianza. Así, por ejemplo, Chile y Perú mantienen tratados de libre comercio con China –cero arancel en los intercambios de mercancías- cuestión que no está presente en la normativa de Colombia ni de México.  Los ejemplos podrían multiplicarse, pues,  cada país ha desplegado en las última décadas una red de acuerdos comerciales con diferentes países del planeta, lo cual no le impide haber convenido los acuerdos actuales que dan origen a la Alianza del Pacífico. Consecuentes con lo anterior, individual o colectivamente, los países de la Alianza del Pacífico están atentos y dispuestos a posibles acuerdos que amplíen los intercambios con el Mercosur.  

La Comunidad Andina de Naciones, CAN, pretendió en algún  momento de su accidentada historia, establecer un arancel  externo común, que se rompió en la práctica, cuando Colombia y Perú negociaron y aprobaron sendos acuerdos de libre comercio con Estados Unidos. El Mercosur tiene acordado en su normativa interna, la vigencia de un arancel externo común -que es causa de más fricciones  que elementos de unidad al interior de ese bloque- pues impide a cada país abrirse al comercio con otros países o grupos de países, a menos que esa  negociación se haga  de conjunto con el resto de los países del bloque, lo cual en la práctica conduce al inmovilismo y a la pérdida de oportunidades de apertura hacia el dinámico comercio internacional contemporáneo.

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