La mentira tiene las patitas cortas

Todos quienes vemos televisión en Venezuela hemos tenido obligatoriamente que ver, en varias oportunidades, una propaganda gubernamental en la cual se dice, que en 1998 había en el país un 80% de la población con acceso al agua potable, y que ese porcentaje aumentó al 95% en el 2014 gracias a la revolución bolivariana.

La Comisión Económica para América Latina, CEPAL, organismo dependiente de Naciones Unidas, publica anualmente cifras sobre el desarrollo económico y social de la región. En su Anuario Estadístico de América Latina y el Caribe 2014 da a conocer las cifras que ellos avalan sobre el porcentaje de la población que recibe agua por tubería, que es un concepto que podemos suponer, en primera instancia, similar al que maneja el gobierno. Según dicha publicación en el año 2000 había en Venezuela un 93,1% de la población que recibía agua por tubería. Es prácticamente imposible que se haya pasado desde el 80% que dice el gobierno que recibía agua potable en 1998, al 93,1 % que postula la Cepal para el año 2000. En dos años no puede haber tenido lugar un avance tan rápido. Si eso hubiera sucedido se habría sabido en Venezuela y en el mundo. También la Cepal postula que en el año 2013 –último año para el cual publica cifras el organismo mencionado- el porcentaje de la población que recibe agua por vía de tubería alcanza al 95,3%. Es decir, que en 13 años, según Naciones Unidas, el porcentaje de la población que recibe agua por la vía de tubería aumento en 2,2%. Se trata de un aumento que implica mejores condiciones de vida para un 2,2% adicional de la población venezolana, lo cual hay que verlo indudablemente como un hecho positivo. Quizás con el chorro de dólares que el gobierno recibió en ese período de tiempo, se podría haber hecho mucho más, pero algo es algo. Hay que decir, en todo caso, que recibir agua por tubería no significa recibirla al interior de la casa habitación, ni recibirla todos los días. Se incluye en ese porcentaje a las familias que tienen que llevar el agua en recipientes desde una pila de agua cercana. Pero, en todo caso, no tienen que sacar el agua de un rio, ni acumular agua de lluvia.  El aporte de la revolución bolivariana, si le creemos a la Cepal, es de un 2,2% más de población con agua potable, y no el 15% que postulan los publicistas del régimen.

Pero hay otros datos importantes que están presentes en el Anuario Estadístico 2014 de la Cepal. En el mismo período que va del 2000 al 2013,  Brasil, sin revolución bolivariana, pasó de 83,1% de la población con agua por tubería a un 90,3% de la población. Es decir, avanzó 7,2% desde el 2000 al 2013. Avanzó mucho más rápido en ese importante aspecto social que los recientes gobiernos venezolanos. Chile, otro país que nada tiene en común con el régimen político imperante en Venezuela, avanzó desde el 93,4% de la población con agua por tubería, en el año 2000, al 97,8% en el año 2013.  Un avance de 4,4%. Es decir, el gobierno actual de Venezuela y el anterior, no han logrado avances sociales que destaquen en América Latina por su rapidez o por su profundidad. Han avanzado, como han avanzado varios otros países de la región, pero no más rápido que ellos. En lo que sí parecen batir récords, es en la capacidad para inventar cifras y logros que pueden ser rápidamente desmentidos. Pero el común de los televidentes no se preocupa de analizar las cifras verdaderas. Hacia ellos van dirigidas, por lo tanto, esos mensajes publicitarios que no se compadecen con la cifras más fidedignas disponibles en la región. A ellos, según los publicistas del régimen, algo les queda. 

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