Los Contenciosos de Obama con China

Tras los desencuentros con China a raíz de la petición norteamericana de la depreciación del yuan; la ciberguerra plasmada en el cierre de Google.cn ; la boutade de Obama de la venta de armas a Taiwan y sus coqueteos mediáticos en la intimidad con el Dalai Lama, se estaría en puertas de conseguir el verdadero objetivo de la Casa Blanca: lograr un Pacto con China para sancionar a Irán.

Depreciación del Yuan: EE.UU. lleva muchos años presionando a China para que deje flotar su moneda, el yuan, ya que consideran que la mantienen artificialmente depreciada, a pesar de que el yuan se ha apreciado un 20% respecto al dólar en los últimos años,

Por otro lado, China sería propietaria de 585.000 millones US$ en bonos del Tesoro Público de EE.UU. , e invierte en dólares para limitar la subida de su propia moneda, (yuan), pues un incremento acelerado de la misma haría a la industria china menos competitiva, lo que le convierte en el mayor acreedor de EE.UU. y le hace totalmente dólardependiente, por lo que ambas economías se retroalimentan al conjugar la exuberante liquidez china (las reservas de divisas de China alcanzaron los 2 billones 400 mil millones de dólares a fines de 2009, representando más del 30 por ciento de la totalidad del mundo) con la desorbitante Deuda Externa de EE.UU. (rozando los 13 billones de dólares).

Ciberguerra: El tema de los derechos humanos parece ser el detonante de la decisión de la multinacional estadounidense Google de cerrar su versión china (Google.cn), pero tras esta decisión, subyace un motivo meramente económico: el nacimiento del nuevo ciber-gigante Google-Baidu. China es un gran mercado para la compañía americana Google (350 millones de ususarios actuales y una facturación de más de 1.000 millones de US$ anuales). Pero China ha propiciado el ascenso de su buscador Baidu y de mantenerse la proyección actual del nuevo ciber-gigante chino, pronto éste podría comprar Google.

Pacto con China para sancionar a Irán: La decisión de Obama de vender nuevas partidas de armamento a Taiwán por 6.400 millones de US$ (proyecto aprobado por Bush) o la reciente reunión privada con el Dalai Lama intentarían presionar a Pekín para conseguir su apoyo en las sanciones contra Irán, pues Pekín (con fuertes lazos económicos con Teherán), siempre ha sido junto con Moscú el principal baluarte del régimen de los ayatolá frente a Washington, objetivo más factible desde que China accedió esta semana a sentarse a negociar seriamente sobre el texto y el fondo de las sanciones.

Irán ha adquirido una dimensión de potencia regional, gracias a la política errática de Estados Unidos en Iraq, (fruto de la miopía política de la Administración Bush obsesionada con el Eje del Mal), al eliminar a sus rivales ideológicos, los radicales talibanes suníes y a Sadam Hussein, con el subisiguiente vacío de poder en la zona, ha reafirmado su derecho inalienable a la nuclearización; y tras las presiones diplomáticas del sexteto de mediadores internacionales (Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Rusia, Alemania y China), «podría alcanzarse un acuerdo para que Teherán enriquezca su uranio hasta el 20% en Rusia, antes de que el Estado francés lo transforme en combustible para el reactor iraní, siempre bajo control de la OIEA».

Dicho acuerdo permitiría un mejor control del stock de uranio enriquecido de Irán, (fuente de inquietud entre los occidentales e Israel, que temen que Teherán lo pueda emplear para fabricar armas atómicas, acusaciones que Irán ha desmentido siempre categóricamente) y lograría la resolución del contencioso nuclear de EE.UU. con Irán y el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países, tras lograr que se reconozca su lugar en el concierto regional, recuperando el papel de “Gendarme del Golfo “, que los estadounidenses confiaron al Sha de Persia e incrementando la cooperación con EE.UU., relativa a la seguridad en Iraq y Afganistán.

Caso de superarse los contenciosos actuales, asistiríamos al reforzamiento de un G-2 virtual o informal, siguiendo las doctrinas de Kissinger y Brzezinski, consejero de Obama. Así, en un artículo publicado por el New York Times, titulado La ocasión para un nuevo orden mundial, Kissinger considera ya a China una gran potencia (fellow superpower), desaconseja el proteccionismo o tratar a China como enemigo (lo que llegaría a convertirla en verdadero enemigo) y pide que se eleven a un nuevo nivel las relaciones entre Estados Unidos y China, sobre la base del concepto de destino común, siguiendo el modelo de la relación trasatlántica tras la Segunda Guerra Mundial.

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