Turismo Interno. Venezuela, conciencia, turismo y desarrollo

El turismo interno se produce generalmente por visitas a sitios de interés turísticos con infraestructuras organizadas para atender y recibir turistas y en los cuales el actor consiga un marcado cambio de ambiente en relación al que existe en el lugar de su habitual residencia. Es el caso de los habitantes de países con estación de invierno cuando se desplazan, en su propio país a sitios con playas. En Venezuela es típico el traslado de Zulianos al frío serrano de Mérida, o del merideño al ambiente playero de Margarita etc. El turismo interno también se produce por motivos de salud, por peregrinaciones religiosas, por asistencia a congresos y convenciones, por ferias regionales, por eventos deportivos o por muchas otras causas.

El turismo interno debe ser debidamente estimulado con promociones publicitarias de importancia y programas educativos que estimulen en la población el interés por el conocimiento del país. En estas promociones nunca se deben asomar tendencias a rechazar los viajes del nativo al exterior, pues se corre el riesgo de que se produzcan campañas en la misma forma contra nuestro país. Además sería, esta un forma de coartar la libertad del hombre de conocer otras regiones y de culturizarse.

Debemos siempre recordar que el turismo es siempre un viaje «round-trip» o sea un viaje de «ida y vuelta» y que el país requiere mucho del turismo receptivo o sea del visitante de otros países.
El turismo interno ayuda en sumo grado a las economías regionales pues crea un reciclaje monetario productor de actividades que a su vez producen empleos y hace rotar la producción regional.

El estado debe en coordinación con las actividades privadas promover el turismo interno mediante campañas bien orientadas y desarrollar acciones especiales que ayuden a que este se desarrolle y haga crecer la oferta para satisfacer la demanda y poner a rodar la bola del desarrollo económico. Podría pensarse en establecer también los «lunes bancarios» en la industria, impidiendo el paro de ésta en medio de la semana, con la consabida pérdida de tiempo del reinicio en los días de fiesta cuando se producen entre martes y viernes.

Además estos posibles horarios permitirán crear fines de semanas largos, en vez de semanas «noches» y aumentarían el turismo interno tan beneficioso para la salud y para el desarrollo económico de las regiones turísticas y pueblos cercanos a los asientos industriales.

Otra idea que pudiera materializarse pudiera ser la creación de un Banco del Turismo con participación accionaria de empresarios del turismo. Este Banco se supliría de depósitos especialmente de la industrial turística y auxiliaría crediticiamente el mejoramiento de la infraestructura hotelera, agencias de viajes, etc. Esta vía pudiera ser importante en el mejoramiento del turismo interno.