Redacción – Las poblaciones de microorganismos, tanto perjudiciales como inocuos, se reducen en vegetales como la lechuga o las espinacas gracias a la irradiación. Sin embargo, los detractores de esta técnica alegan que reduce la cantidad de vitaminas y nutrientes de los alimentos. Ahora, una investigación del Servicio de Investigación Agraria de Estados Unidos (ARS) concluye que este tratamiento apenas influye sobre las propiedades de los vegetales.
Los científicos estudiaron el efecto de varios niveles de irradiación en las concentraciones de cuatro vitaminas y cuatro carotenoides en espinaca de hoja pequeña. Para el desarrollo de este estudio, las espinacas se cultivaron, cosecharon, limpiaron y empaquetaron según las prácticas habituales del sector hortícola. A continuación se expusieron a hasta 2,0 kiloGrays (kGy) de radiación en aumentos de 0,5 kGy. La Agencia de Seguridad de los Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) ha aprobado hasta 4 kGy de irradiación para la lechuga iceberg y la espinaca.
Una vez finalizada la irradiación, los tejidos de las hojas se analizaron para determinar las concentraciones de las vitaminas C, E, K y folato (vitamina B9), así como de los carotenoides luteina/zeaxantina, neoxantina, violoxantina y beta caroteno. Los investigadores comprobaron que, generalmente, cuatro nutrientes -folato, vitamina E, vitamina K, y neoxantina- mostraron pocas variaciones de concentración al aumentar el nivel de irradiación. Los niveles de luteina/zeaxantina y beta caroteno, que representan el 80% de los carotenoides en espinaca, se redujeron por término medio en un 12%, que está dentro del nivel de variación natural.
La investigación también arroja que la irradiación disminuyó los niveles del ácido ascórbico en un 42%, principalmente debido a la conversión de la vitamina C en una forma oxidada llamada el ácido dehidroascórbico. No obstante, aunque un mayor nivel de ácido dehidroascórbico es un indicador de estrés, el ácido ascórbico convertido provee de los mismos beneficios que la vitamina C, según los autores del trabajo.
Fuente: http://www.consumer.es/seguridad-alimentaria/2010/06/01/193489.php