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Ángels Gallardo, Barcelona, España – Quien esté interesado en conocer de forma rigurosa cómo le sienta a su cuerpo el vino tiene la oportunidad de acceder a esa información gratuitamente y recibiendo en casa, como compensación, 28 botellas de tinto del Penedès, de calidad. Sólo debe asumir el compromiso de no tomar más de dos copas diarias, y abstenerse de otro alcohol mientras esté siendo objeto de investigación, porque, en efecto, formará parte de un estudio científico. Lo impulsan médicos del Hospital Clínic, de Barcelona, y profesores de la facultad de Farmàcia de la UB. Buscan 100 hombres que estén dispuestos.
Los candidatos deben ser personas del sexo masculino, de más de 55 años y que acrediten tener una o varias de las siguientes disfunciones: hipertensión arterial, diabetes, obesidad, colesterol elevado o tabaquismo notable. El propósito de los científicos es confirmar –como han visto en anteriores estudios parciales– que tomar vino tinto en dosis moderadas tiene un efecto beneficioso para el corazón.
«Quien bebe un poco de vino está más protegido frente al infarto de miocardio o la embolia cerebral que los abstemios –explica el doctor Ramon Estruch, coordinador del estudio en el Clínic–. Los psiquiatras que tratan a enfermos alcohólicos niegan estos efectos. Es un debate que aún no se ha acabado». El propósito de los científicos es completar la investigación en el 2009. De momento, sólo cuentan con 20 voluntarios.
ANÁLISIS COMPLETO
La variedad de parámetros que comparará este trabajo no tienen precedente en la literatura científica mundial, asegura Estruch. La participación durará tres meses y, antes de iniciarla, los candidatos recibirán una exhaustiva revisión: se les analizará la tensión arterial, el nivel de glucosa y colesterol de la sangre, el estado de la orina y el perímetro de la cintura. En los tres meses que dura la prueba, deben comer lo que tenían por costumbre, y no alterar el grado de ejercicio o sedentarismo habituales.
En el primer mes de investigación tomarán a diario, con las comidas, dos copas del vino, un merlot Atrium de la casa Torres. No más de 300 mililitros diarios. Pueden mezclarlos son sifón, soda o gaseosa, si son lights. «Se les ofrecen 28 botellas para que puedan invitar a sus familiares –señala Estruch–. Ya que se prestan voluntarios, qué menos que darles un buen producto». Esta vez es un Penedès, pero podría servir un Rioja o un Ribera de Duero, advierte.
En el segundo mes, tras otra batería de análisis, tomarán otras dos copas diarias de vino sin alcohol, un extracto de uva elaborado para la investigación. Y en el tercero, el único alcohol que probarán son 100 mililitros diarios de ginebra, en este caso, Xoriguer, que pueden mezclar con tónica. Al final, serán analizados.
«Así –explica Estruch–, comprobaremos qué sustancia es más protectora del corazón: el vino con alcohol, los polifenoles que tiene el vino sin alcohol, o el etanol sin polifenoles que contiene la ginebra».
Fuente: www.elperiodico.com