En rueda de prensa para valorar el desarrollo de la cumbre de Pittsburgh, la tercera que celebran los países que representan el 85 por ciento de la economía mundial, destacó la importancia de la batalla que estratégicamente dio España para formar parte de este foro, que reúne a las primeras economías del mundo y a los principales países emergentes, representantes del 85 por ciento de la economía mundial.
Preguntado por cómo podría oficializarse esta presencia de España en el G-20, Zapatero aseguró que lo importante es «estar» y recordó que este foro nunca había funcionado a nivel de jefes de Estado y de Gobierno hasta la cumbre de Washington del pasado 15 de noviembre, tras el estallido de la crisis financiera. Señaló además que hoy por hoy no existe ningún reglamento para solicitar el ingreso formal en el G-20.
MÁS PESO DE ESPAÑA
También subrayó que España verá reforzada su presencia con la reforma del Fondo Monetario Internacional (donde está infrarrepresentada) y que tendrá que concluirse el año que viene, según se desprende de las conclusiones acordadas por los jefes de Estado y de Gobierno.
Zapatero saludó que los líderes se hayan comprometido a «mantener las medidas extraordinarias de estímulo monetario y fiscal y de apoyo al sistema financiero hasta que la recuperación esté bien asentada», al tiempo que se favorece un cambio hacia un modelo de crecimiento sostenible, como el que persigue la Ley de Economía Sostenible que prepara el Gobierno.
En su opinión, la crisis aún necesita «grandes esfuerzos» para su superación y reactivación –a pesar de que existe una situación de mayor estabilidad– porque «el impacto de la crisis económica está siendo duro en el empleo». Precisamente el empleo será a partir de ahora la «gran cuestión» en los esfuerzos de coordinación de las grandes economías.
ESTÍMULOS FISCALES
En este sentido, advirtió de que las consecuencias «serían mucho más graves para la economía, el empleo y para el bienestar de los ciudadanos» si se retiraran «de manera precipitada y equivocada los estímulos fiscales».
Preguntado por si apoyará cuando asuma la presidencia de la UE la iniciativa recuperada recientemente por Alemania de establecer algún tipo de impuesto a las transacciones financieras, Zapatero señaló que se trata de un «debate antiguo» que renace siempre en momentos de dificultad económica.
Reconoció que desde el punto de vista técnico es «difícil su aplicación» y señaló que «formalmente no hay una propuesta que se haya presentada ni en el G-20 ni en ningún otro organismo internacional para llevarla a cabo», más allá de alguna declaración de intenciones.
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