«El sector agrícola venezolano evidencia altos niveles de dificultad porque la posibilidad de reposición de inversiones está muy difícil” y “no existen incentivos para la producción”, según señala el economista y profesor universitario Dr. Wilfredo Camacaro, quien considera que la solución a esta situación debe darse estableciendo una banda de precios para la venta, que genere ganancias al productor, y financiando esta actividad a fin de desarrollarla.
Según el Dr. Camacaro, la infraestructura agrícola se encuentra debilitada debido al “peso inflacionario que tienen gran cantidad de componentes, insumos y maquinarias importadas” y a “la devaluación del bolívar frente al dólar”. Además, agrega, que antiguamente este sector estaba exento de impuestos, pero actualmente no es así; lo que genera igualmente el incremento de los costos de producción.
Camacaro manifiesta, que ante este hecho, se ve afectada negativamente la colocación de los alimentos en el mercado con un precio regulado. Asimismo, plantea que la mejor manera de incentivar la actividad agrícola es a través del establecimiento, por parte del Estado, de una banda de precios, con uno mínimo y otro máximo, bajo los cuales se ubique el costo de venta de los productos.
“El precio mínimo debe ser aquél que pueda cubrir los costos de producción y le genere cierto rendimiento al productor agrícola”, expresa Camacaro. Igualmente explica que una vez establecida esta cifra, el mercado debe determinar si aumenta o disminuye a través de sus esquemas de consumo, de las necesidades que se tengan de obtener ciertos productos.
Camacaro aclara que el caso del precio regulado, éste puede estar por debajo de aquél que establece el mercado, pero debe ser suficiente para costear las exigencias de la producción agrícola. “La medida no puede destinarse al precio final sin tomar en cuenta los costos de producción y considerando elementos exógenos”, porque estas acciones van en contra del productor y como consecuencia del desarrollo de la actividad agrícola, dice este economista.
“Esto es tan evidente que las cooperativas agrícolas no tienen consistencia, no perduran, porque si lo único que se va a hacer es obtener productos para después distribuirlos al mismo precio, lo que van a estar haciendo es subsistir; pero eso no le va a dar crecimiento a la producción. Es por ello que a un cooperativista le resultaría más conveniente ser un asalariado de un productor expansivo, de un capitalista creciente”, señala Camacaro.
En este sentido, considera que no existe una política agrícola nacional. “Me parece que han lanzado algunas acciones, pero decir que sea una estrategia que esté realmente hilvanada, para que este sector se convierta en un impulsador de canales de crecimiento económico (…), no lo siento”. Agrega que, en su opinión, se trata de una “política discrecional” que se aplica en función del efecto económico.
Así mismo, manifiesta que “si las políticas no son coherentes para que tengan un rendimiento y se puedan sustentar en el tiempo, no pueden tener futuro, (…) porque la efectividad se va a medir en el crecimiento de la formación de capital a largo plazo, que es lo que le da la soporte a la política económica”.
De igual forma, expone que las mejoras en esta materia son posibles, a través de un “crecimiento expansivo”, el cual requiere de grandes extensiones de terrenos, o mediante uno “intensivo”, que contempla una productividad elevada en espacios más reducidos. No obstante, Camacaro indica que ambos mecanismos demandan “un alto nivel de financiamiento y abastecimiento de equipos y maquinarias para que pueda incrementarse la producción”.
Según Camacaro, para ello debe identificarse claramente, cuáles son las tierras agrícolas y el uso que se le puede dar, así como definir cuáles son los reglones aptos para producir en Venezuela con competitividad.
Asimismo, señala que es importante brindar mayor financiamiento a los campesinos y al sector agrotécnico, porque actualmente “los objetivos no son de crecimiento en la inversión, sino de solapar las exigencias de los pobladores, a quienes se les da una capacidad de compra, sin una reposición de ese gasto; es decir, que a la gente le dan los reales para que consuma, pero no se están generando procesos de producción” y “si un país no puede producir, no puede consumir”, dice Camacaro.
En este sentido, enfatiza que “si en algún lugar son importantes los mecanismos de reposición ampliada es, precisamente, en el sector agrícola, porque es donde se requiere formar más capital y producir con mayores niveles para poder abastecer las exigencias del consumo nacional y así tener un crecimiento a futuro”.
Para finalizar, Camacaro relata que Venezuela, antes de convertirse en productor petrolero fue un exportador agrario; sin embargo, “históricamente en la medida en que crece el precio del petróleo, descuidamos más el sector agrícola”. Por esta razón sostiene que aunque hay que darle prioridad a la actividad petrolera -pues es la más productiva-, se debe destinar parte de los ingresos que se obtienen por este concepto, a fortalecer las deficiencias que existen en otras áreas.