Según un estudio, la dependencia al celular podría crear un desequilibrio mental, especialmente a los adolescentes
La adolescencia es una etapa importante en la maduración del ser humano. Durante este período se atraviesa la gran línea divisoria entre la niñez y la adultez en los niveles biosocial, cognitivo y sociocultural.
La relación entre los adolescentes y su manera de utilizar las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC), es un tema que ha suscitado mucho interés entre los investigadores en los últimos años, dado el volumen de publicaciones al respecto.
Es incuestionable que vivimos inmersos en una época de cambio social debido a la influencia de las TIC. Estas herramientas tecnológicas nos han proporcionado muchas ventajas en cuanto a movilidad, información fácil y actualizada, entretenimiento, relación social, entre otras.
Este poder que ejercen se hace notar especialmente en los adolescentes, por lo que es preciso estar al tanto de su impacto, ya que puede ser tanto positivo como negativo. Para evaluar su impacto en el desarrollo psicológico de este grupo poblacional, unos investigadores liderados por Hyung Suk Seo de la Universidad de Corea en Seúl, realizaron un estudio para analizar con exactitud la actividad del cerebro de los jóvenes que son adictos al teléfono.
“Ésta dependencia a los teléfonos inteligentes y al Internet podría estar afectando el cerebro de algunos adolescentes.”
Se estima que en la actualidad la edad promedio para que un niño tenga su primer teléfono es a los 10 años. Esto desnuda la realidad que refleja la dependencia cada vez mayor que tienen los jóvenes a los teléfonos inteligentes; el nuevo estudio sugiere que ésta dependencia a los teléfonos inteligentes y al Internet podría estar afectando el cerebro de algunos adolescentes.
Adictos al celular más propensos a los trastornos mentales
Los hallazgos revelaron que los jóvenes adictos a sus teléfonos tienen más probabilidades de sufrir trastornos mentales, incluida depresión y ansiedad.
Los investigadores utilizaron espectroscopia de resonancia magnética (MRS) para obtener una visión única de los cerebros de los adolescentes que participaron en el estudio; el cual incluyó a 19 jóvenes, con una edad promedio de 15 años, estos adolescentes fueron diagnosticados con adicción al teléfono y a Internet.Asimismo, participaron 19 jóvenes sanos de igual edad y sexo, que sirvieron como grupo de control.
A fin de determinar a gravedad de la adicción, los investigadores recurrieron a pruebas estandarizadas de adicción a Internet y teléfonos inteligentes. Las preguntas estuvieron orientadas para precisar cómo el uso de estos recursos tecnológicos afecta sus rutinas diarias, social, la productividad, los patrones del sueño y los sentimientos.
Resultados alarmantes
Doce de estos adolescentes adictos recibieron nueve semanas de terapia cognitiva conductual, modificada a partir de un programa de terapia para la adicción al juego. Cabe destacar que los exámenes con resonancia magnética se hicieron antes y después de la terapia cognitiva conductual.
El Dr. Seo informó que los adolescentes con dependencia al celular tenían puntajes significativamente más altos en depresión, ansiedad, insomnio e impulsividad.
¿La razón?
Antes de la terapia, pudieron constatar que estaba muy elevado el nivel de “ácido gamma aminobutírico, o GABA, un neurotransmisor en el cerebro que inhibe o ralentiza señales cerebrales. GABA tiene un papel protagónico en el control de la visión y puede aumentar la somnolencia y la ansiedad, además de la pérdida del procesamiento en los nervios cognitivos y emocionales.
“El aumento de los niveles de GABA y el equilibrio alterado entre GABA y glutamato en la corteza cingulada anterior pueden contribuir a nuestro entendimiento de la fisiopatología y el tratamiento de las adicciones” dijo el Dr. Dr. Hyung Suk Seo.
Uso consciente y limitado del celular
A los adolescentes les apasionan los teléfonos móviles. Son fuente de contacto permanente con sus amigos y un elemento importante de su identidad.
Pueden conseguir diferentes accesorios para personalizarlos, a través de ellos pueden compartir sus historias, información, se educan, comparten fotos, juegan, escuchan música y por supuesto, utilizan las redes sociales.
Además, la utilización de teléfonos móviles en la adolescencia puede contribuir a desarrollar competencias como autonomía y responsabilidad. El problema surge cuando se hace un uso inadecuado del celular: no se apaga durante la noche, están pendientes a todas horas de los mensajes que les llegan y se convierte en una rutina un tanto obsesiva con un ritual compulsivo de comprobación cada poco tiempo.
No debemos olvidar que es un segmento de la población muy vulnerable, dado el periodo vital en el que se encuentran. Por ello, los padres y representantes deben estar atentos, colocar límites será fundamental, siempre haciéndolo de buena manera, para el bienestar psicológico y emocional de los jóvenes.
Fuente: Mamá y Mujer También / News Medical por Luisana Parra