Bases teóricas de los índices de control de gestión

Los indicadores de gestión son la expresión cuantitativa del comportamiento y desempeño de un proceso, cuya magnitud, al ser comparada con algún nivel de referencia, puede estar señalando una desviación sobre la cual se toman acciones correctivas o preventivas según el caso.

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La imaginación es la que permite tener una imagen de algo; p. ej.: cómo está funcionando una organización, cuán cerca o lejos está del rumbo ideal para lograr sus metas, cuál idea (estrategia con sus tácticas) puede permitirle alcanzar su objetivo (propósito) y más.

¿De quiénes y con cuáles bases surgió la metódica de ver lo invisible en todo? Sí, en todo y lo organizacional no escapa de esto, pues los procesos evaluadores de gestión derivan de ellos y de ellas.

Surgió de los filósofos griegos de antes de Cristo y se basa en sus postulados.

Dominar esto es realmente trascendental para quien quiera saber por qué ha de conocer los fundamentos que sustentan lo que se hace en la aldea global para actuar con asertividad, eficacia y eficiencia en la era digital donde impera la ubicuidad.

Son las esencias lo que llama «ideas» (de donde parten las concepciones, comprensiones, decisiones, implementaciones y más); éstas existen junto con todo lo universal, partiendo de que la esencia -objeto de la ciencia- es inteligible (no perceptible por los órganos de los cinco sentidos corporales) radicalmente distinta de lo sensible (lo que perciben los sentidos).

Esto se refleja en la investigación de lo que se hace en las organizaciones y la necesaria vinculación de lo invisible con lo visible debe quedar al descubierto mediante números y fórmulas cuyo producto ha de llevar hacia conocimiento y conclusiones referentes a cómo va todo en ellas, su desenvolvimiento, sus logros y necesidades de satisfacción imperiosa.

De aquí viene que en lo organizacional se pregunte: ¿cómo se está haciendo y en cuál dimensión (según la estrategia formulada)? ¿va por la ruta diseñada o se ha desviado: cuánto? ¿está alcanzándose lo planificado: cuánto por ciento? junto con las demás interrogantes que se interponen en la gerencia, pues nada puede afirmarse sin las respuestas numéricas que se obtienen de hurgar, escrutar y medir lo invisible (el mundo inteligible): cifras que lo mostrarán con base en lo estadístico y el magín graficará la imagen (la figura) que se formará y se podrá «ver» lo indagado.

Sin la creación de la imagen representativa de lo analizado no hay cómo proceder. De aquí las tablas, los cuadros y gráficos estadísticos que se estructuran con los números indicadores que surgen de la medición de lo investigado. Así, la esencia, objeto de la ciencia, es una realidad suprasensible que tiene una existencia verdadera cuya percepción, contemplación y comprensión surge en el intelecto libre de lazos materiales, pues es inmaterial.

Tal es en el orden al que conducen directamente las matemáticas: a la esencia de la magnitud que permite comparaciones y conclusiones en la alta cima de la pradera sublime de la mente, implicando el conocimiento mismo que se adquiere de lo ahora visible y -en consecuencia- se entiende que se precisa la percepción de lo inteligible que supone la ciencia de su esencia suprasensible.

Se hace necesario usar el lenguaje para demostrar el fluir de todo, afirmando que el nombre con que se designa cada asunto le da individualidad dentro de la universal movilidad: cada medición debe tener una denominación que defina lo cuantificado.

Esta teoría lingüística, establece inquebrantablemente que la particularización lleva a la permanencia de cada asunto a pesar de que se modifique perpetuamente, lo cual pide el conocimiento que se pueda tener de cada punto en particular. Así es con la denominación de cada asunto en la organización: de cada producto, de cada función, de cada insumo, de cada proceso, de todo, pues la indefinición no lleva al desorden, sino… al caos.

La esencia, la idea, se eleva por encima de las cosas y constituye la «verdadera realidad»: el mayor error consiste en asumir que ésta son las cosas materiales: La verdadera realidad es lo incorpóreo, lo invisible, lo impalpable, lo que ve la inteligencia por la ciencia! Los especialistas insisten en hacer una profunda distinción entre lo material (visible) y lo inteligible (invisible): dos mundos radicalmente diferentes el uno del otro. El mundo inteligible es el de las ideas, las esencias eternas: apariciones que surgen -simples, complejas, serenas, agitadas- irradiando en el seno de una luz pura: en el magín y el intelecto.

Alena Darmel en Pexels.es