Dejar de fumar es socialmente contagioso, afirma estudio

«Hemos descubierto que cuando analizas amplias redes sociales, grupos enteros de personas que no se conocen obligatoriamente dejan de fumar al mismo tiempo», explicó Nicholas Christakis, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, y coautor de estos estudios.

«Así que si hay un cambio en el ‘zeitgeist’, (espíritu de la época), de esta red social, como un cambio cultural, todo un grupo de gente conectada pero que no se conoce forzosamente deja de fumar en grupo», añadió.

Los investigadores obtuvieron los datos a partir de la reconstrucción de una red social de 12.067 individuos entre 1971 y 2003. Todos los cambios familiares de los participantes, bodas, decesos o divorcios, fueron catalogados. Los investigadores indicaron además los contactos con amigos cercanos, colegas de trabajo y vecinos.

Afortunadamente, gran cantidad de estos amigos y colegas también participaron en el estudio, permitiendo observar un total de 53.228 relaciones sociales, familiares y profesionales.

Lo más impactante de esta investigación es que las personas dejan de fumar en grupo y no solas, destaca el trabajo que será publicado en el New England Journal of Medicine próximamente.

«Cuando nos fijamos en el conjunto de estas redes sociales sobre un periodo, (de tiempo), de 30 años, se constata que el tamaño medio de los ‘racimos’ de fumadores se mantiene más o menos igual. Es solo que hay cada vez menos y menos de estos racimos conforme pasa el tiempo», precisó James Fowler, de la Universidad de California, coautor del estudio.

Los científicos también descubrieron el efecto cascada entre las personas que dejaban de fumar, ilustrando este fenómeno a través de grupos de tres fumadores: A, B y C.

A es amigo de B mientras que B es conocido de C quien no conoce a A. Y sin embargo, si C deja de fumar, la probabilidad de que A deje de fumar aumenta 30%, haya B renunciado o no al cigarrillo.
El individuo intermedio parece jugar un papel de mensajero de las normas sociales, concluye Nicholas Christakis.

El científico destaca igualmente que el nivel de educación es importante. «Estamos más influenciados por la decisión de dejar el cigarrillo cuando es tomada por alguien que tiene un nivel de estudios elevado», agregó. Aunque, «también estamos más influenciados por los que dejan de fumar si tenemos nosotros mismo un alto nivel de formación», dijo Christakis.

El estudio señala además que los fumadores están cada vez más marginalizados en los distintos grupos sociales.

En 1971, no se diferenciaba socialmente entre fumadores y no fumadores, tanto en las empresas como en sociedad.

Pero en los 80 y 90 «hemos constatado un cambio de actitud radical que se traduce por un rechazo a los fumadores en la periferia de las redes sociales», destacó James Fowler.

Fuente: www.noticias.latam.msn.com

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