Gustavo Petro desde ayer 8 de agosto es oficialmente el primer presidente izquierdista de Colombia. Fueron tres intentos por hacerse con el poder hasta que finalmente logró convencer a los electores con la imprecisa y emotiva promesa del “cambio”. Ahora deberá gobernar un país dividido entre quienes creyeron en sus propuestas y demandarán resultados en corto plazo y quienes temen la imposición de una agenda radical que sumerja al país en la fracasada receta castro chavista que llevó a la miseria a Cuba y Venezuela. Por lo pronto, Petro optó por un discurso utópico cargado de altas expectativas con el que intentó mostrar cautela y moderación, pero que en el fondo no lograba ocultar su visión bolivariana y estatista.
La toma de posesión estuvo cargada de un particular simbolismo histórico. La espada del Libertador Simón Bolívar que robó en 1974 el M-19 –el grupo narcoguerrillero al que perteneció Petro– debía estar presente para iniciar su discurso. Esa fue su primera orden como presidente. Las menciones al prócer de la independencia nacido en Caracas no faltaron, así como a otros de la región. «Hagamos realidad esa unidad con la que soñaron nuestros héroes, Bolívar, San Martín, Artigas, Sucre y O’Higgins». El nombre que jamás mencionó fue el del colombiano Francisco de Paula Santander, quien según la versión de la historia difundida por el chavismo no solo traicionó a Bolívar, sino que pudo haber estado detrás de su muerte.
Un decálogo de buenos deseos
Los próximos cuatro años de gobierno los resumió en un decálogo de diez promesas que arrancaron los aplausos de sus seguidores que se congregaron en la plaza de Bolívar de Bogotá. Gustavo Petro se puso el listón muy alto con sus planteamientos irrealizables. Solo le faltó garantizar la felicidad eterna y la paz universal para el final de su mandato. Nadie sabe cómo alcanzará sus objetivos. Lo único que quedó claro es que el camino será el de un exacerbado estatismo y más impuestos a la población.
Conseguir la paz verdadera y definitiva.
Cuidar de los abuelos, niños y personas con discapacidad.
Gobernar para las mujeres.
Dialogar con todos sin exclusiones.
Escuchar a todos y alejarse de las cortinas de la burocracia.
Defender a los colombianos de la inseguridad.
Luchar con mano firme contra la corrupción.
Proteger al país de la deforestación e impulsar las energías renovables.
Desarrollar la industria nacional, la economía popular y el campo.
Cumplir y hacer cumplir la Constitución.
Con información de José Gregorio Martínez para pananpost.com