Si bien los efectos del brote del coronavirus se sienten en todo el mundo, su impacto comercial varía según el sector de la industria de que se trate.
El confinamiento al que nos ha sometido la crisis del convit-19 ha venido a poner en claro la potencialidad online de sectores como la alimentación, la belleza, la formación y otros. Mientras que, al mismo tiempo ha puesto en evidencia el desplome de grandes mercados que lideraban las operaciones por Internet, como el turismo, la cultura y el retail más especializado.
Es posible observar a través de los resultados de encuestadoras internacionales y vivencias propias que sectores como los que incluye el gran consumo de supermercados e hipermercados que representaban un pequeño porcentaje de la compra global online, actualmente supera cualquier estimación previsible al respecto durante el 2020. Así mismo, debe destacarse que los cambios a los cuales obliga tal situación, traen consigo una serie de enseñanzas y retos para afrontar la futura rentabilidad de este tipo de negocio digital.
En cuanto al desempeño de las marcas que han visto crecer sus actividades en la red, destacan las que ofrecen productos de belleza y cosméticos, productos farmacéuticos y parafarmacia, cursos de formación educativa, amparados en el interés general que han mostrado los consumidores por su salud, cuidado personal, educación de sus familiares y el ajuste de la vida laboral y personal en el entorno del teletrabajo.
Ante la situación que se está viviendo y vista la necesidad de evolucionar en la forma de relacionarse con sus clientes de forma directa y hasta por miedo de deteriorar sus canales de distribución tradicional, aquellas empresas que no terminaban por apostar a la comercialización online han optado por responder a la demanda y necesidades en este momento crucial.
Y si bien es cierto, que el comercio digital ha destapado su importancia en momentos de la pandemia; también, la coyuntura actual ha cortado la tendencia de crecimiento en aquellos sectores que, hasta ahora, eran los que más transacciones económicas suscitaban en la red, como las agencias de viaje y operadores turísticos; los hoteles y alojamientos; el transporte de viajeros; el retail tradicional (ropa, decoración, complementos…); o la cultura, con un descenso más que evidente en la compra de entradas ante la ausencia de espectáculos musicales, deportivos y entretenimiento como el cine y otros. Es decir, que algunos están saliendo victoriosos, mientras que, otros se las están viendo negras, hecho que afecta las fuentes de trabajos de sus empleados. Además, los recortes en el gasto de los medios están empezando a afectar mucho a los vendedores, una realidad que probablemente empeorará durante lo que resta del año.
No hay dudas, que todo el escenario del comercio ha cambiado y más en el caso del comercio electrónico, por lo que después de la pandemia ya no será igual a como era antes. Los que estaban familiarizados con la venta digital y los que no, hoy saben de su existencia y de su potencialidad, brindando a emprendedores y empresarios la oportunidad de aprovechar nuevos escenarios que brindará el futuro.
Los espacios y edificaciones físicas de trabajo cambiarán respecto a la concepción actual para ser lugares de encuentro y reflexión colaborativa y deberán ser provistos de aspectos más emocionales en la motivación y activación de equipos profesionales, cuidando que no se deteriore la salud mental de los trabajadores. Apuntándose hacia fórmulas de interrelación que obligarán a cambiar los modelos de negocio y facilitarán un comercio electrónico más generalizado, pero también más orientado a la sostenibilidad y la eficiencia.
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Imagen de Steve Buissinne en Pixabay