S. BASCO – Madrid – abc.es – La degeneración macular es una enfermedad del ojo que suele desarrollarse con la edad y que afecta cada vez a un mayor número de personas, siendo la segunda causa de ceguera más frecuente en los ancianos por detrás de la diabetes.
La retina, que recubre el fondo del ojo, tiene como misión transformar la luz recibida, enfocada por la córnea y el cristalino, en impulsos nerviosos que se transmiten al cerebro. La mácula es una pequeña región en el centro de la retina, no mucho más grande que una cabeza de alfiler, que permite al ojo apreciar los detalles finos en el centro del campo de visión.
La degeneración de la mácula se origina, por una descomposición parcial del epitelio pigmentario de la retina, -puede afectar tanto a uno como a ambos ojos- y produce una falta de visión central clara, llegando hasta la ceguera en el centro del campo de visión, mientras que la visión periférica suele mantenerse casi intacta.
Investigación y desarrollo
Científicos de la “Massachussets Eye and Ear Infirmary”, de Boston (EE.UU.), encabezados por la oftalmóloga Kathryn Colby, directora del centro, han llevado a cabo una investigación que ha permitido el desarrollo de un pequeño telescopio que, implantado en el ojo, resuelve la mayoría de los casos de degeneración macular.
Tras 24 meses de análisis clínicos y más de doscientos implantes realizados con prometedores resultados, -se ha logrado la recuperación total de más de dos tercios de los pacientes-, la Agencia del Medicamento ha dado su visto bueno a una inmediata autorización del tratamiento en los Estados Unidos, informa la revista «Scientific American».
Hasta hoy, no existen tratamientos eficaces para esta enfermedad, y sólo se ha logrado paliar sus efectos con lentes especiales, o retrasar su progresión por medio suplementos nutricionales con antioxidantes y zinc.
El minitelescopio en cuestión, capaz de devolver la visión central perdida, ha sido desarrollado por la firma californiana Vision Care Ophthalmic Technologies, como una solución permanente para la degeneración macular irreversible. Más pequeña que un guisante, la prótesis se implanta sólo en uno de los dos ojos enfermos, que será el encargado de mantener la visión central del paciente, mientras que el otro ojo asegura la visión periférica, esencial para la orientación.
El implante del minitelescopio en el ojo enfermo se realiza, tras la extirpación quirúrgica del cristalino por medio de su disolución y posterior extracción por succión -facoemulsificación-, conforme al patrón quirúrgico seguido para el tratamiento de las cataratas o el implante de lentes intraoculares. La técnica utilizada, según los expertos, asegura la colocación apropiada de la prótesis y reduce el trauma operatorio en el endotelio de la córnea.
Polimetilmetacrilato
El minitelescopio, consistente en un dispositivo de lentes ajustadas a un cilindro de polimetilmetacrilato, se sujeta al globo ocular con otras dos finas placas del mismo material. Su tamaño es de apenas 4,4 milímetros de longitud por 3,6 de diámetro.
Una vez implantado, sobresale de la superficie de la pupila entre 0,1 y 0,5 milímetros, y no llega a tocar el endotelio de la córnea. Situado por completo en el interior en el interior del ojo, el implante es bien tolerado y no se detecta desde el exterior, al estar recubierto por el iris.
El telescopio protésico, trabajando en conjunción con la córnea, actúa como un sistema de telefoto capaz de amplificar las imágenes 3X o 2.2X, dependiendo del modelo implantado, de forma que las imágenes amplificadas son transmitidas, no a la mácula dañada, sino a áreas próximas sanas de la retina, reproduciendo el campo de visión central.
Una vez realizada la necesaria rehabilitación postoperatoria, el paciente recupera el movimiento natural del ojo, capaz de llevar a cabo todas sus habilidades anteriores en el campo de visión que había perdido por la degeneración macular
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