Exportaciones Agropecuarias

América Latina es una región que se caracteriza por ser exportadora neta de productos agropecuarios, entendiendo en esta categoría a todos los bienes que se clasifican en los primeros 24 capítulos del arancel de aduana. En otras palabras, la región en su conjunto exporta más productos agropecuarios que los que importa. Eso es cierto para la región en su conjunto, y para cada país en particular, con una sola excepción, Venezuela, que es un país deficitario en lo que se refiere a su comercio exterior de productos agropecuarios. Importa más de lo que exporta.

¿Es posible invertir esa relación? ¿Es posible convertir a Venezuela en un país exportador neto de alimentos? ¿Es posible dar un gran salto adelante en materia de exportaciones agropecuarias? Creemos que sí. Que es enteramente posible. Son muchos los factores o las variables que deben conjugarse como para conseguir un objetivo de esa naturaleza, pero no es imposible.  Mas aun, creemos que no se trata de una meta de largo plazo, que requiera como paso previo alguna suerte de revolución agrícola. Creemos que, en lo fundamental, aun con los niveles actuales de calidad y de productividad, es posible incrementar las exportaciones agropecuarias con una serie de medidas en el campo logístico, sanitario, institucional y aduanero, entre las cuales podemos mencionar las siguientes:

Los productos agropecuarios no circulan hoy en día por el mercado internacional – o por lo menos no penetran en los grandes mercados consumidores de Europa y de América del Norte – si no cumplen con rigurosas normas sanitarias. A modo de ejemplo, si no se comprueba que se está libre de la mosca de la fruta y de la fiebre aftosa, no es posible exportar la mayoría de las frutas y de las carnes rojas. Hay, por lo tanto, que convertir el combate contra esas dos plagas – y contra otras – en grandes objetivos de estado, detrás de los cuales se ponga en tensión toda la capacidad institucional del país, tanto del sector público como privado. La FAO y algunos países amigos que han sido exitosos en esas metas, pueden prestar rápida cooperación en todo aquello.

En el campo aduanero es necesario liberar de aranceles y de impuestos a los insumos, materias primas, repuestos y bienes de capital que participan en el proceso de producción de bienes exportables. Hacerlo mediante leyes claras y categóricas y a través de procedimientos rápidos y transparentes. Eso permitiría no exportar impuestos y liberar a los productos exportables de elementos de costos que limitan su competitividad internacional. Igualmente el proceso propiamente exportador requiere de trámites aduaneros rápidos, digitalizados y no invasivos ni destructivos, de modo de evitar que los bienes exportables tarden más de un día en llegar desde la finca o la empresa productora hasta la bodega del barco. Una meta de esa naturaleza es enteramente posible, pues los países exportadores de frutas lo exhiben hoy en día sin problema alguno.

La logística de transporte, el bodegaje, y la cadena de frio, tienen que asegurar la rapidez, el bajo costo, la seguridad y la calidad del producto. Hay que eliminar tanto como se pueda los peajes innecesarios, la inseguridad de carreteras y autopistas, el mal estado de las mismas, reducir el tiempo de espera en puerto antes de embarque, el papeleo, los controles y la burocracia. El funcionamiento de las Ventanillas Únicas de Comercio Exterior, que son una realidad en casi todo el continente, son uno de los mecanismos posibles que permitirían ahorrar tiempo y dinero, reducir el papeleo innecesario y ganar competitividad internacional.

Hay que buscar nichos de mercado, en el mercado internacional, en los cuales colocar productos de cualidades especiales y de mayor valor. Hay que tener muy en cuenta la demanda creciente de productos orgánicos y de productos bajos en azúcar. También es importante hoy en día poder mostrar la trazabilidad de los productos que se ofertan. Todo lo anterior requiere de empresas certificadoras reconocidas internacionalmente.

Finalmente, en un listado no exhaustivo, sino que meramente ilustrativo, hay que tomar en serio todo lo relativo al ecommerce, lo cual requiere no solo tener una bonita página web, sino que impone agilizar el tratamiento en aduanas de los pequeños envíos, así como generar mecanismos de pago y de acceso al sistema bancario internacional que no sean meramente expresión del deseo de los gobiernos de echarle mano a todos los fondos que circulan a través de sus fronteras.

Todos los elementos mencionados son mecanismos que dependen más de lo que haga o deje de hacer el gobierno y sus instituciones, que de lo que suceda puertas adentro de las fincas productoras o de las empresas elaboradoras.