Después del resultado del 2 de diciembre 2007, el sector Democrático quedó aliviado de la pesada carga que significaba la propuesta de Nueva Constitución, limitante de nuestros derechos fundamentales. A partir de esa fecha, los partidos cobraron protagonismo en el escenario mediático electoral, organizándose para la escogencia de candidaturas unitarias, a través del consenso, lo que quedó sentenciado en dicho acuerdo: “…vamos apoyar a los mejores, a los que tengan mayores y mejores propuestas, a los que sean más honestos y queremos aclarar que, de repente, los mejores no pertenecen a ninguno de los partidos que estamos aquí…”. Sin embargo, salvo con raras excepciones, los escogidos pertenecen a los partidos del pacto, quienes continúan sin militancia, sin seguidores, afianzando los vicios de la democracia, (amiguismo, cogollos, jalabolismo…), por ello, poco representativos de una colectividad.
La gran tragedia es que los partidos tanto del bando Opositor como del Oficialismo, mantienen los mismos vicios, imposiciones, arbitrariedad y -lo peor-, la mala gerencia en la gestión pública. Realmente es así. No han podido gerenciar lo público, no han podido gerenciar las ciudades y, menos aún, lograr niveles de desarrollo que nos permita una mejor calidad de vida.
Pero lo aún peor es, que ahora pretenden que nos debemos unir, a juro: unirnos en cumplimiento de un pacto que no suscribimos la gran mayoría que no milita en partidos; unirnos con personas que no representan ni el 13% de la población encuestada; unirnos con quien su gestión en el municipio que gerenció, no fue efectiva y menos, eficiente; unirnos con el nepotismo; unirnos con la imposición de los cogollos…
La historia de esta imposición dejó un sabor amargo en la boca de los habitantes de este Estado, que pensamos que realmente se estaba buscando un candidato que pudiera más que ganar una Gobernación, construir una fuerza política opositora alternativa. Pero no fue así: resulta que el resultado de la encuesta de Hinterlaces fue “determinante”, según el dicho del grupo de los 100: “es indiscutible…”. Por supuesto, que es indiscutible que Marcano tenía 13% y que era él el seguidor de Barreto Sira; pero también es indiscutible que Tarek tiene 26% y maquinaria electoral; también es indiscutible que sus seguidores cada uno tenía un 7%, es decir, sumados 14% más que Marcano, por ello indispensable los apoyos…Por lo tanto, es mucho lo que hay que discutir. Por ejemplo: 1.- que existen otros seis candidatos de la Oposición que son necesarios en esta contienda, quienes no reconocen como líder a Marcano; 2.- ¿para dónde migran los votos de Barreto Sira? Para Marcano, Rondón o El Conde? ¿O es que ese segundo lugar es automático?, como lo dijo El Conde: ¿es que es un concurso de belleza?; 3.- ¿realmente es Marcano el líder de la oposición? Eso hay que discutirlo y no ser conformistas y simplistas: “es que ya ganó en unas encuestas y eso es así. Hay, no queda de otra manera, la unidad”. Siempre nos dejamos atropellar por los cogollos y por eso es que estamos así, por falta de valentía y de honestidad en las posiciones, siempre conformistas y dejando hacer y pasar.
Muy contraria, ha sido la decisión de Enrique Mendoza en Miranda, ya que él -en busca de la unidad real-, de la unidad que representa una opción para su electorado, (porque él sí quiere ganar la Gobernación); apoyó a Arocha; pero en el entendido que, una vez que se efectúe otra medición, si es otro el candidato que está mejor posicionado, él apoyaría a ese otro ganador. Claro, porque su interés es ganar en Miranda. Pero ¿cómo se gana? Con gente. El candidato debe contar con un sentimiento de aceptación popular, que soporte su postulación; de lo contrario, fracasa y eso es lo que ocurrirá en Anzoátegui.
El cambio que necesitamos está dentro de nosotros. Luchando por nuestras ideas, sin dejarnos imponer posiciones de los cogollos. Un cambio real en la forma de hacer política, desde la honestidad, la valentía, la transparencia, la gestión pública, la participación ciudadana… Quedando para los responsables y sus seguidores en su activo político, para cuando les toque rendir cuentas, el hecho cierto y real de ofrecerle la Gobernación de este Estado, en bandeja de plata al sector Oficialista.
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