Hay dos versiones de Venezuela, hay dos Venezuela. Ambas son verdad y ambas son mentira. Una la sufrimos y la otra la disfrutamos. Una marginal y otra en crecimiento. Una para la mayoría y otra para pocos. Y cada uno la interpreta desde sus necesidades y privaciones. (1)
Venezuela ha tenido excelentes momentos, a partir de los años cincuenta, para lograr un desarrollo sostenido y ser hoy uno de los países más desarrollados de América Latina. Ese tiempo se desperdició por la incompetencia de los gobiernos que la han gobernado hasta el presente. Siendo esa crisis una mezcla de múltiples factores, uno de los principales es la confianza que el pueblo entregó a los políticos incapaces, que no estaban preparados para gerenciar, de manera eficiente, los recursos generados por la explotación del petróleo, el hierro, el aluminio, entre otros.
Para el venezolano, la confrontación, lo complicado, fue cuando perdimos el camino y pensábamos que éramos ricos e importantes, porque el petróleo se cotizaba bien. Ahora, estamos experimentando una triste realidad, sin reservas, con deudas internas y externas; dependiendo de importaciones de alimentos que antes se producían aquí; pero debido a los controles y expropiaciones indebidas, ahora la producción es deficitaria. Otra gran falla la tenemos en energía eléctrica, agua potable, telefonía y los servicios de salud pública.
Aunado a lo anterior, tenemos la mala calidad de los servicios, la inseguridad, el matraqueo, la permisología, etc.
¿CUÁL ES EL PROBLEMA?
Venezuela posee, una organización y dinámica social, política, económica y hasta religiosa, montada sobre una pirámide de múltiples paradojas y contradicciones, que no permitirán jamás ir más allá de donde hemos llegado. Si nos damos un paseo aéreo por las principales ciudades de Venezuela, podemos tomar conciencia de qué significa la ciudad como sujeto organizativo.
La arquitectura del caos sin orden, ni sentido, la vialidad que no comunica, las colinas sin servicios adecuados, miles de apartamentos mal diseñados y los ranchos y viviendas superpuestas, con las metáforas del subdesarrollo. Estas contradicciones internas se expresan en una pobre calidad de vida para todos.
EL DESEMPEÑO
El éxito, lograr lo que se quiere y la productividad tienen sentido, si se ajustan a la verdad de la persona. Pensar y sentir nos llevan directo a la acción. El verbo es la acción; hacer, trabajar, estudiar producir. La acción es el aquí y el ahora. La efectividad es una actitud, la decisión de hacer las cosas de una manera responsable.
Las tres características del desempeño efectivo son: Flexibilidad, competencia y creatividad.
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Nota:
(1) Dr. Barroso M. Crisis. La Cultura del Subdesarrollo