La crisis universitaria no es salarial, es académica

“Un sabio dirigente educa a su pueblo; el gobierno de un
hombre sensato es bien ordenado. Así como es el jefe, así
serán los ministros; así como es el gobernador de una
ciudad, así serán sus habitantes. Un rey sin sabiduría
es la ruina de su pueblo; una ciudad prospera gracias

a la inteligencia de sus jefes”.

Mateo 10

Una larga serie de problemas y conflictos han afectado a las universidades autónomas y democráticas venezolanas. Ellos se han manifestado y profundizado –sobre todo con este régimen castro-comunista– de varias maneras y con diferentes grados, un conflicto-debate de larga data, sobre la universidad pública nacional como primera institución de educación superior, ciencia y cultura del país. En diferentes aspectos y niveles y con variables alcances, el debate se refiere a la naturaleza, las funciones y tareas de la universidad y su crisis, en los contextos nacionales e internacionales. Por lo mismo, debe referirse ineludiblemente al proyecto nacional de desarrollo y al proyecto universitario, en la medida que existen y sus interrelaciones y sus crisis.

Las cuestiones esenciales en este respecto son: ¿qué universidad se quiere y se busca?; ¿para el logro de qué fines, por el uso de cuáles medios, y con el desempeño de cuáles funciones y papeles?; ¿para qué tipo de sociedad y Estado?; ¿en relación con el proyecto nacional y con cuál camino y estilo de desarrollo?, entre un sin fin de preguntas relativas.

En el artículo 109 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y en los primeros seis artículos de la Ley de Universidades, se detalla con mucha claridad la definición de la esencia y la atribución de la misión de la universidad para el desarrollo integral del país, y para el avance de la cultura, de la ciencia y de la educación superior, requieren tener en cuenta los rasgos y las funciones que le han sido y le deben ser consustanciales, a partir y a través de su evolución histórica. 

Lamentablemente, este régimen totalitario pretende desconocer el contenido constitucional y legal que permite el libre y plural pensamiento en los recintos universitarios. Y ha querido -a través de una convención colectiva ilegal- cercenar la autonomía universitaria y tratar de implantar una sola forma de pensar ideológica de apoyo irrestricto a la filosofía del Socialismo del SXXI (sic).

La dirigencia gremial (profesores, administrativos y obreros) de todas las universidades autónomas y democráticas venezolanas, se ha unido en una sola columna, ratificando su lucha en la defensa de la autonomía universitaria y reiterando al Gobierno Nacional y al Ministro  de Educación Universitaria para que respondan a las exigencias de los universitarios y se evidencie el mandato responsable de un Estado obligado a dar educación de calidad y no implementar un proyecto ideológico.

Los estudiantes -que son los principales actores y actrices de los escenarios universitarios- también se han visto afectados por la mala política implementada por este régimen en los últimos catorce años. Un grupo de dirigentes entregaron a personeros del Ministerio Popular para la Educación Superior, un pliego petitorio que -en caso de ser atendido con la responsabilidad que le compete a este órgano ministerial- se podría avanzar en la resolución del conflicto universitario actual. El petitorio contiene los siguientes puntos: 1.- Homologación de la beca tipo “estudio” que perciben los estudiantes de Medicina Integral Comunitaria; 2.- Aumento de la matrícula de becarios con una cantidad representativa dada la cifra actual de matrícula estudiantil universitaria; 3.- Dotación inmediata de unidades de transporte a todas las universidades del país. Hacemos -además- un llamado de atención, a propósito del compromiso asumido por el entonces Presidente en el 2011 que nunca fue cumplido; 4.- Convocatoria a elecciones del representante estudiantil de FAMES y CNU, puesto que tienen más de cuatro años sin llevarse a cabo y menoscaban el derecho de los estudiantes a ser representados ante dichas instancias; 5.- Cronograma de trabajo con fecha, hora y lugar, estipulado para la discusión de convocatorias a elecciones estudiantiles de gobierno y cogobierno estudiantil universitario donde los lapsos se vencieron; 6.- Creación de una comisión compuesta en equidad por Presidentes de FCU, Asociación de Profesores, rectores universitarios, representantes de egresados, con cronograma establecido para la discusión de convocatoria a elecciones rectorales y sobre el reglamento electoral de las casas de estudio; y 7.- Estipulación del presupuesto de providencias sobre la base del 20% del presupuesto universitario. 

El problema central es que este régimen no ha considerado a la universidad como la palanca para el cambio de la estructura social y del sistema productivo venezolano, para dirigirlo a uno basado en la investigación, la innovación y el conocimiento. En el país, se tiene un déficit considerable en los tres lustros anteriores. No se ha examinado lo que se ha invertido durante la crisis económica en otros países, para impulsar la economía del conocimiento.

Si se quiere transformar el desastre económico-social venezolano, el Gobierno Central debe apoyar a los que hacen ciencia; entre ellos, especialmente la universidad autónoma y democrática venezolana. Si no hay apoyo económico –un presupuesto justo y actualizado, no reconducido–, es muy difícil que la clasificación de las universidades venezolanas se pueda mejorar teniendo en cuenta la metodología de los rankings internacionales, especialmente el de Shanghai, que prima sobre todo la investigación y la publicación de sus resultados en las revistas punteras del mundo. Es materialmente imposible investigar sin recursos económicos.

Frente a esta realidad, la universidad sigue siendo un problema para el socialismo del SXXI, porque se presume que mayoritariamente la universidad es de derecha y que, si no lo es, en todo caso es crítica. Esta realidad dificulta el entendimiento de cuál es el papel de la universidad, sus necesidades y especialmente su rol en la creación de conocimiento. Por ello, el resultado es que se le ahoga económicamente y se impide su desarrollo y que las capacidades de los investigadores no permitan obtener los frutos de la inversión realizada en su formación. Por limitaciones presupuestarias hay menos personal de apoyo a la investigación del que se precisa, para realizar una investigación y docencia de calidad y no hay posibilidad de contratar al que hace falta.

La instalación del pasado jueves de las mesas de trabajo deben servir para solucionar las siguientes contingencias: a) insuficiencias presupuestarias; b) anteproyecto de presupuesto 2014; c) las providencias estudiantiles; y 4) la vigencia de las Normas de Homologación para los docentes.

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