Es de esperar que, a la luz de los éxitos de unos y los fracasos de otros, Bolivia reoriente su mirada y la vuelque, como corresponde, hacia el océano Pacífico
Redacción Central | – Los Tiempos – La reciente reunión en la ciudad de Cali, Colombia, de los presidentes de México, Colombia, Chile y Perú, en el marco de la VII Cumbre de la Alianza del Pacífico, ha marcado uno de los más importantes hitos en la ya larga historia de los procesos de integración económica de América Latina. Y lo ha hecho con tal contundencia, que apenas un año después de su lanzamiento oficial, y sólo tres años después de haber comenzado a dar sus primeros pasos, el nuevo bloque de integración comercial ya es reconocido como el más serio de la región.
El vertiginoso éxito alcanzado por la Alianza del Pacífico se explica por múltiples motivos. El principal de ellos es que sus integrantes son, y no por casualidad, los cuatro países con mayor crecimiento de la región, lo que en términos cuantitativos ya es de por sí importante. Un segundo factor es que, como su nombre lo indica, tiene como eje articulador fundamental el intercambio comercial con la zona del planeta que se ha constituido ya en el principal motor de la economía mundial.
Como si esas cualidades propias no fueran suficientes, las fortalezas de la Alianza del Pacífico se incrementan por contraste con los muy pobres resultados alcanzados por proyectos de integración similares. Décadas de frustraciones que han llevado a la Comunidad Andina a languidecer sin alcanzar ninguna relevancia, o un Mercosur reducido a la condición de cofradía de regímenes empeñados en resucitar fórmulas populistas y proteccionistas cuya esterilidad ya ha sido ampliamente demostrada, son experiencias fallidas que, por eso mismo, hacen más destacables los logros de México, Colombia, Chile y Perú.
No menos importante que lo anterior, es que el aspecto económico del proyecto integrador es sólo uno de los pilares sobre los que se sostiene. El otro es que asume como uno de sus fundamentos, inseparable del económico, un conjunto de valores y principios compartidos por los países miembros. El pleno respeto al Estado de derecho, la separación de poderes, el reconocimiento de las ventajas de la libertad económica, el irrestricto respeto a la propiedad privada, entre otros, son elementos doctrinales que le dan a la Alianza del Pacífico un sello particular muy distante, diametralmente opuesto incluso, al que caracteriza a otros proyectos como la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América (ALBA).
Bolivia, por razones de carácter histórico, por su ubicación geográfica, por los naturales vínculos económicos con dos de sus vecinos del Pacífico (Chile y Perú), estaba llamada a ser no sólo un miembro más, sino uno de los más importantes, de este bloque comercial, por lo que fue insistentemente invitada a participar. Desgraciadamente, como en otros casos, llegado el momento de las definiciones se impusieron criterios ideológicos de muy dudosa consistencia, condenando a nuestro país a la marginalidad.
Es de esperar que, a la luz de los éxitos de unos y los fracasos de otros, tal manera de actuar sea pronto enmendada y Bolivia pueda recuperar el lugar que le corresponde entre los países que orientan su futuro hacia el océano Pacífico.
Fuente: http://www.lostiempos.com/diario/opiniones/editorial/20130528/la-exitosa-alianza-del-pacifico_214645_461715.html