La Política es así: En torno a las venideras elecciones

Las contiendas electorales ofrecen una extraordinaria oportunidad para el debate de ideas. En situaciones de crisis o agotamiento del modelo político, esta circunstancia es propicia para exponer los parámetros que definen una nueva oferta política. En otras palabras, las elecciones no deben ser asumidas exclusivamente como instrumento para desplazar del poder unos gobernantes por otros. Por el contrario, este escenario brinda la posibilidad para desalojar un cuerpo de ideas por otro más relevante y verdaderamente revolucionario.

El Chavismo constituye un excelente ejemplo que ilustra la afirmación anterior. Este movimiento se presentó ante los venezolanos como una experiencia que supuestamente implicaba una ruptura radical con nuestro pasado político. La V, a juicio de estos bolivarianos, sería una versión sustantivamente distinta a la IV República. Sin embargo, después de diez largos años de gobierno el balance no puede ser más desalentador. La “revolución” se ha trasmutado en restauración. En otras palabras, un nuevo aliento petrolero ha restaurado el cuerpo de ideas que históricamente caracterizó el discurso político en el país. Al igual que en el pasado, la retórica oficial no ha podido traspasar las barreras que le impone el paradigma del estatismo, centralismo, distribucionismo, proteccionismo, asistencialismo, nacionalismo, etc. Lo inédito, por decir algo, son los rostros que cargan las caretas de esta vieja y obsoleta ideología.

Retomemos la idea inicial. Nos acercamos a un nuevo proceso electoral. Observamos con preocupación que la oposición sufre del mismo mal que aqueja a la acción gubernamental. Vale decir, ausencia de un cuerpo de ideas que sustituya a las que tradicionalmente han orientado la acción de gobierno en el país. Por esta razón, esta contienda pareciera que se encuentra orientada mas a suplantar los rostros que ha desalojar la batería de conceptos que soportan sus ofertas políticas.

Esta circunstancia ayuda a explicar el carácter retórico del contenido de esta campaña. Vacío intelectual que ha sido ocupado por un exacerbado personalismo que impide el desarrollo de una política de genuino contenido unitario.

El Pacto de Punto fijo, por ejemplo, tuvo éxito por que los actores de la época se acordaron en torno a un programa. Su contenido, ya lo sabemos, está agotado y, en consecuencia, se hace necesario la formulación de un esquema que asuma plenamente las ideas que proporcionarán sentido a una nueva modernidad política en el país.

En caso lo contrario, seguiremos atrapados en el circulo de las restauraciones políticas, impedidos de disfrutar de cuerpo entero las bondades que brinda el discurrir de este nuevo siglo.

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