Las cifras del Comercio Exterior chileno y sus entretelones.

En Chile, el año 2022, en materia de comercio exterior, cerró con cifras que merecen no solo conocerse en su dimensión cuantitativa, sino que también analizarse con ánimo de poner de relieve lo que ellas encierran.

En lo que respecta a las exportaciones de bienes realizadas por el país, estas aumentaron en un 3 % en el año 2022 con relación al año 2021. Esa cifra, siendo positiva para cualquier país, no implica en el caso chileno un crecimiento de esa magnitud de todo lo que tradicionalmente Chile vende al resto del mundo. Así, por ejemplo, las exportaciones de cobre disminuyeron desde 53.276 millones de dólares en el año 2021, a solo 43.880 millones de dólares en el año 2022. Un 17.9 % menos. Esta es, indudablemente, una cifra que merece ser conocida y discutida en todo el país, pues podemos estar en presencia de un cambio de larga duración en la estructura de nuestro comercio exterior, o de las ponderaciones relativas entre los bienes que componen nuestra canasta de exportaciones.

Y de ese total de exportaciones de cobre, las ventas de cátodos disminuyeron desde 20.904 millones de dólares a 18.213 millones de dólares – es decir, en un 12,9 % – mientras que las ventas de concentrado de cobre pasaron de 27.793 millones de dólares, a 22.719 millones de dólares, lo cual representa una caída de 23.7 %.

Pero si eso ha pasado con el cobre, con el resto de las exportaciones mineras las cosas son diferentes. Las exportaciones mineras no cobre aumentaron de 5.354 millones de dólares en el año 2021 a 11.642 millones de dólares en el año recién pasado. Un crecimiento de 117 % en un año. Lo que explican las cifras precedentes son fundamentalmente las exportaciones de carbonato de litio, que pasaron de 885 millones de dólares en el año 2021, a 7.763 millones de dólares en el año 2022. Un incremento de 776.9 %. Nuevamente, estamos en presencia de circunstancias que anuncian posibles cambios relevantes en la composición de nuestras ventas mineras.

En lo que respecta a las importaciones, estas aumentaron en un 13 % en el transcurso de un año, pasando de 92.197 millones de dólares en el año 2021, a 104.407 millones de dólares en el 2022, si es que se contabilizan sus costos a precio CIF, es decir, al precio que esas ventas tienen al llegar a los puertos chilenos. Si se utilizan los precios FOB – que son los precios a los cuales las mercancías salen de los puertos del país de origen—las importaciones chilenas pasaron de 84.148 millones de dólares en el año 2021 a 94.633 millones de dólares en el año 2022, lo cual representa un incremento de 12.4 %. En todo caso, se trata de porcentajes de crecimiento muy superiores al modesto 3 % que fue el aumento de las exportaciones, lo cual refleja que el saldo comercial – exportaciones menos importaciones de bienes – se ha reducido en forma sustantiva, si se toman los precios FOB, o se ha hecho abiertamente negativo si se toman los precios CIF.

Pero este aumento de las importaciones no es tampoco homogéneo en todo tipo de compras externas. Las compras de bienes de consumo aumentaron solo en un 3 %, mientras que las compras internacionales de los bienes llamados intermedios –  pues están destinados a incorporarse a otros procesos productivos – aumentaron en un 22 %.  Esto último podría, en primera instancia, verse como una cosa positiva, pues implica que la industria nacional está comprando y utilizando más materias primas e insumos en sus procesos productivos. Sin embargo, dentro de estas compras de bienes intermedios lo que más crece son los productos energéticos – petróleo y gas –  los cuales crecieron en un 62 % en el transcurso del año 2022. Eso refleja que Chile, al ser un país que produce tan poco petróleo y tiene, por lo tanto, que importarlo, ha sido duramente golpeado por el aumento internacional del precio de este insumo.

También crecieron las importaciones de bienes de capital, en un 6.6%, al pasar de 18.572 millones de dólares en el 2021 a 19.794 millones de dólares en el 2022.  Sin embargo, los bienes que más aumentaron dentro de esta categoría fueron los vehículos, cuya tasa de crecimiento fue de 23 % en el transcurso de un año, mientras que las importaciones de maquinarias, más ligadas a las nuevas inversiones manufactureras o industriales, solo crecieron en un 4.3 %.  

En síntesis, las cifras de comercio internacional, así como todas las cifras macroeconómicas que se manejan habitualmente, más allá de los niveles absolutos, merecen y necesitan ser analizadas con miras a poner de relieve la realidad más profunda que cada una de ellas arrastra en su seno.