¿Llega el relevo del viejo capitalismo?

(*) Javier Piedrahita – Llegamos a mitad de agosto pero el mundo de la información no da tregua. El estado islámico y su barbarie en Irak y Siria, las guerras en Ucrania, Gaza e Israel, el ébola en África, la corrupción incesante en España. Y en el marketing y la publicidad las 30 a 40 noticias diarias siempre actuales, que como medio líder en esto de las marketing infos a nivel nacional e internacional, responsables con nuestros lectores y anunciantes, seguimos publicando con casi todo el equipo en la redacción al completo. Como no lo conocemos de otra manera, en este caluroso Madrid. En esta sección puede comprobar al detalle a lo que me refiero. Y comparar estos días, si lo desea, volumen y calidad con lo que ahora le ofrecen otros medios del sector que suele leer.

Yo personalmente encantado de no tener que coger aviones en este "mes de la tranquilidad" en Madrid y su sierra, no tener que dividirme en no sé cuántos eventos y ruedas de prensa a la vez, aquí en la capital y fuera de ella (aunque en esta redacción no nos importaría poder cubrir alguno que otro, cada semana de agosto, recibir más llamadas, más respuestas a nuestras cuestiones, en vez de aguantar luego la avalancha sinsentido de este a veces caótico sector, de pronto en septiembre…) Como vivimos esta "pausa" impuesta por un país, un sector, para el que costumbres y tradiciones de "no dar palo al agua en agosto" son sagradas, vamos hoy con alguna reflexión veraniega más. Que para eso sí que sirven estos días forzado-pausados)…

Comenta recientemente mi semanario favorito Der Spiegel sobre la locura o hype que se vive últimamente en Silicon Valley: "Un portal para encontrar habitación, Airbnb, que como startup valdría ya más de 10.000 millones de dólares, ¡es decir, con más potencial que Audi y BMW juntos! ¡Con más valor que la mayoría de las cadenas globales de hoteles con sus miles de establecimientos propios! Y verán como en la próxima ronda de financiación duplica su valor. Un servicio de transportes vía aplicación para el smartphone, la nueva alternativa al taxi, Uber, que ha recibido de los inversores 1.200 millones de dólares. Alcanzando así un valor de 17.000 millones de dólares. Siendo este verano la empresa más caliente de Silicon Valley. Tan caliente, que el jefe de Google Ventures (el brazo del capital riesgo de Google) afirma que pronto podría valer más de 200.000 millones de dólares. Para que vea las dimensiones: Toyota, el mayor fabricante de coches, se valora actualmente en 190.000 millones de dólares en bolsa…

Otra de nuestras noticias de esta semana de agosto cita a la start up informativa Buzzfeed (una web dedicada a infos genéricas, muy viralizables en las redes sociales) que acaba de recibir 50 millones de dólares de los inversores y ya vale tres veces más que el prestigioso diario Washington Post (¿automáticamente me pregunto que en cuánto valorarían en Silicon Valley un info portal como MarketingDirecto.com?) A principios de año Facebook puso sobre la mesa, sin rechistar, 19.000 millones para el servicio de mensajería WhatsApp. Una startup con solo 60 empleados…

Se preguntan en Der Spiegel si todo esto es locura. Si se desborda de nuevo el mundo tecnológico, en cuanto a lo financiero. Si crece una gigantesca burbuja financiera que explotará con consecuencias inimaginables. O si no será que vivimos el relevo del viejo capitalismo. Con una digitalización y un enorme progreso tecnológico que no solo produce nuevos modelos de negocio, sino que cambia con el tiempo las estructuras económicas y leyes predominantes (en MarketingDirecto.com por ejemplo, comenzamos hace exactamente 15 años, revolucionando el estancado mercado informativo, ahora también el de los eventos, del sector marketero-publicitario).

Si es usted una lectora o lector bien informado (y para eso "abrimos también por vacaciones") observará cómo las tecnologías digitales transforman de una manera sorprendentemente veloz el comportamiento consumista, a nivel global. Si un modelo de negocio en las industrias establecidas no es eficiente, acaba siendo atacado, y además adelgazado. Hasta que al consumidor digital le quepa bien. Y esto valió tanto para MarketingDirecto.com y su modelo de negocio, como para la aún inflada industria publicitaria. Nos guste más o menos.

El reconocido economista Jeremy Rifkin, posiblemente el futurólogo líder, se atreve incluso a decir que se aproxima el final del capitalismo como lo conocemos. Sobre ello ha escrito un nuevo libro: La sociedad de coste marginal cero – El Internet de las cosas, el procomún colaborativo y el eclipse del capitalismo (aquí lo puede pedir con un clic, como lectura de verano). Rifkin está convencido: el cambio tecnológico conlleva una bajada de costes y una productividad creciente. Y con ello, de forma obligatoria, en las próximas décadas, nos llevará a un nuevo paradigma, a una organización de la economía colaborativa y comunal, que reemplazará al viejo capitalismo.

Aparte de estas ambiciosas teorías económicas, hay algo claro: estas increíbles valoraciones de empresas tecnológicas no se pueden ver simplemente como una especulación loca tipo lo que sucedió en los tiempos de la New Economy. ¿Recuerda el escándalo cuando se dijo que Facebook se valoraba en 1.000 millones? Pues acaban de obtener unos beneficios de 800 millones de dólares en tan solo los tres últimos meses.

Los últimos años lo muestran claro: incluso pequeñas empresas tecnológicas pueden revolucionar mercados nacionales e internacionales, de forma regular y en muy poco tiempo, con costes relativamente bajos. Consiguiendo a millones de clientes y comenzando a ser enseguida rentables. Miremos el modelo de éxito Airbnb: desde 2010 es una clara alternativa al hotel, contabilizando un millón de pernoctaciones por mes. Para uno de sus tres fundadores, Nathan Blecharcyk, esto es solo el comienzo. Porque Airbnb no se ve solo como parte nueva del sector hotelero, sino que viene a revolucionar el turismo al completo. Un mercado, en el que no se habla de algunos miles de millones, sino de billones de dólares. Y lo dice tan tranquilo. Supongo que también mirando al mercado líder turístico, España. Donde desgraciadamente no ha nacido la fabulosa idea Airbnb… Y lo mismo le podrá suceder a marcas anunciantes, agencias publicitarias y de medios, sector del marketing. Tiempo al tiempo.

¿Más ejemplos transgresores para quitarle su apacible momento veraniego? No sé… No quiero ser yo quien le fastidie su agosto. Aunque… en Silicon Valley no saben de vacaciones de verano. ¿Qué es eso?, te preguntan allí. ¿Vacaciones? ¿Un mes entero? ¿Para? Aquí estamos para cambiar el mundo, revolucionar industrias, crear nuevos hábitos. No para descansar cada dos por tres 🙂 Bueno, ya que yo sigo aquí en Madrid ante el ordenador, y no allí en su playa, sí que voy a "pincharle" algo más 😉 Le hablaré ahora de la teoría de los Uber entusiastas:

Frente a lo que dicen en 'good old Europa', Uber no viene a atacar un sector (el del taxi, que tan harto nos tiene a veces a todos). Para el Uber entusiasta y visionario, esta startup tiene como objetivo crear un nuevo mercado global del transporte. Uno en el que cada vez conduciremos menos, tendremos menos coches propios, pero sí utilizaremos económicas redes de transporte local. Uber es ya hoy un negocio lucrativo. Están en 140 ciudades, en 38 países. La central ultramoderna en San Francisco parece un enjambre de abejas. Cada mes entran docenas de nuevos empleados a trabajar. ¿Paro a la española? ¡Qué paro cuando toca dinamitar viejos y crear nuevos modelos de negocio!, le dirán seguramente allí.

Y eso que en el caso de Uber habrá que ver qué hace moviéndose en un rango de valor como el de un fabricante de coches… Cuando el mercado del taxi en el mundo se estima en 100.000 millones de dólares. Sin que se pueda uno imaginar que Uber consiga a medio plazo más de un 20% de ese mercado. Lo que demuestra, según Der Spiegel, que estas altísimas valoraciones de las tecnológicas no solo tienen que ver con tanto nuevo y genial modelo de negocio.

Puede que sea mucho más sencillo: el mundo financiero está bastante aburrido de todo lo demás. No son solo los profesionales de Wall Street, los jugadores del riesgo y fans de casino, quienes llevan los precios a alturas mareantes. Los flujos globales del capital, enriquecidos con nuestros ahorros de seguros de vida, fondos de inversión, jubilación, inundan con miles y miles de millones a los repartidores de dinero y capital riesgo, allá en Silicon Valley. Por algo cada semana llegan autobuses enteros con "peregrinos digitales" desde Europa. Asesores de empresas, pequeños inversores, directores financieros, estrategas de pymes. Algunos solo vienen a aprender del nuevo milagro digital. Pero muchos otros menean sus chequeras.

Si es que parece que vivimos una nueva fiebre de oro a la californiana. Como esto siga así, Uber podría alcanzar de verdad los 200.000 millones de dólares en valoración…

¿Cómo, que usted este verano se va a pasarlo a California?

No me lo puedo creer…

(*) Fundador – Editor
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