Por Luis Vicente León | 22 de enero, 2015 – Luego de varios intentos fallidos, finalmente el presidente Maduro hizo algunos anuncios económicos tendientes a enfrentar la crisis que vive el país.
Como era de esperar, su discurso tuvo una larga introducción en la que ratificó su estrategia de evasión de responsabilidades sobre la crisis y construcción de chivos expiatorios, con los que intenta desviar la atención de la población de la raíz real de los problemas que vive el país y que no es otra que la estrategia de controles extremos y estatismo con la que han intentado manejar la economía, por cierto más abollada que carrito chocón.
Finalmente, casi par de horas después, llegó el momento de algunos anuncios concretos. El presidente comenzó por los de carácter compensatorio. Con la población afectada por la crisis y la necesidad de adoptar medidas de ajuste severo. Es racional que intente apoyar a la población más afectada en el trance que vive y sobre todo en el que vivirá ineludiblemente. Aumento salarial, construcción de viviendas, bonos adicionales son las ofertas principales con las que el presidente Maduro intenta acompañar a la población. Lucen bastante débiles en términos de su capacidad compensatoria y difícilmente lograrán emocionar mucho a las masas con las magnitudes mencionadas (y con la capacidad de ejecutarlas en el medio de un desplome previsible del flujo de caja del Estado), pero no cabe duda de que la intención de recordarle a la gente el interés de estar cerca de ella en la crisis, puede considerarse un movimiento estratégico adecuado y en el orden correcto.
Presentada la compensación en anticipo, vinieron los anuncios que podríamos considerar realmente relevantes y que resumo en tres grandes dimensiones:
1. El mecanismo cambiario: se mantiene un esquema de cambio múltiple (desechando la idea más eficiente de la unificación cambiaria), pero se modifica el sistema actual, manteniendo el 6,30 Bs/$ sólo para alimentos y medicinas, algo que será evidentemente discrecional. Se unifican los dos mecanismos de SICAD en uno sólo, sin especificar el tipo de cambio de arranque, pero se puede inferir que será uno intermedio entre los dos cambios existentes de 11 y 50, con características de cambio variable (aunque la fluctuación hasta ahora ha sido en función de lo que el gobierno quiere y no de las características del mercado).
Quizás, la noticia más importante es que se liberan las operaciones en el mercado paralelo, manejado por casas de bolsa públicas y privadas. No hay detalles del sistema y se supone que será explicado con detalles por los ministros de la economía, pero todo apunta a que se revive el sistema de permuta que operaba activamente en el pasado. Por cierto, debería haberse agregado en el discurso una disculpa pública a todas las personas que fueron sometidas a prisión y al despojo de muchos de sus activos por operar este sistema en el pasado, invitados por el propio gobierno, que luego los persiguió y culpabilizó de la crisis del país, algo que la evidencia ha demostrado falso e injusto.
En todo caso, tanto la unificación parcial en SICAD como la legalización operativa del mercado paralelo se pueden considerar de inmediato como una devaluación implícita de la moneda, en dirección correcta y, si se aplica adecuadamente, podría ayudar a cerrar déficit, reducir las necesidades de financiamiento monetario del BCV a PDVSA y reducir la demanda de importaciones por vía del incremento del precio y no de los controles discrecionales de volumen. Así mismo, podríamos esperar que el gobierno decida permitir a las empresas petroleras internacionales vender sus divisas en algunos de los dos nuevos mercados, y PDVSA podría incluso participar en el paralelo, toda vez que está autorizada a trabajar en cualquier cambio oficial.
Legalizado el paralelo, podemos suponer que es un mercado oficial. Esto podría estimular incrementos de producción. Una variable vital en la nueva realidad petrolera mundial. Sin embargo, estas medidas, que hubieran sido muy positivas a principios del 2014, en este momento lucen insuficientes para atender la caída de ingresos de la Nación y el dramático déficit fiscal que se espera.
2. Se abre el compás de discusión para el incremento del precio de la gasolina. Considerando que este subsidio representa una pérdida a la Nación de alrededor de 10 millardos de dólares. Es obvio que se hace vital resolver este problema y, si bien no hubo anuncios concretos aún, la apertura de esa discusión hace prever acciones en el corto plazo, lo que puede considerarse positivo.
3. Se crea un Consejo Nacional de Economistas para oír opiniones y propuestas tendientes a enfrentar la crisis. Más allá de las dificultades que tendrá este espacio para lograr acuerdos mínimos, cualquier intento de apertura a las opiniones diferentes y a propuestas alternativas debe ser bienvenida, más proveniendo de un gobierno que no tiene profesionales de esta ciencia en su gabinete económico.
Aquí no analizamos los anuncios de profundización de los controles a los canales de distribución porque no consideramos que esas medidas aporten nada a la solución de los problemas y, lejos de eso, son la causa fundamental de la crisis. No podemos dejar de mencionar los elementos que faltaron en el discurso y que forman parte clave de un rompecabezas que luce todavía muy incompleto: no explicó el Presidente cómo financiarán la caída de sus ingresos petroleros a la mitad; no detalló los resultados de su gestión de financiamiento en China y otros países aliados; no se habló de los ajustes necesarios en el gasto público, claramente ineficiente y, sobre todo, no se presentó un plan estructurado y creíble para promover la producción privada interna, variable fundamental para abordar una crisis, de la cual sólo hemos visto hasta ahora su maqueta.
Fuente: http://prodavinci.com/blogs/sobre-los-anuncios-del-presidente-maduro-por-luis-vicente-leon/