Obama y China

Tras los desencuentros con China a raíz de la petición norteamericana de la depreciación del yuan; la ciberguerra plasmada en el cierre de Google.cn; la boutade de Obama de la venta de armas a Taiwan y sus coqueteos mediáticos en la intimidad con el Dalai Lama, se estaría en puertas de conseguir el verdadero objetivo de la Casa Blanca: lograr un Pacto con China para sancionar a Irán.

Libre fluctuación de las divisas: Según un análisis publicado por The Wall Street Journal, muchos países están buscando devaluar sus monedas, para incrementar sus exportaciones y salir así de la crisis actual, ante la ineficacia demostrada por medidas como el «quantitative easing «, utilizado por EEUU y el Reino Unido, para debilitar sus monedas, pero que no han impedido, que China siga con su anclaje con el dólar que le permite ir de la mano de la moneda estadounidense.

Los economistas abogan por una devaluación coordinada y esperan que esta guerra de las divisas, consiga frenar el proceso deflacionista en el que se encuentra sumergido buena parte del mundo, (especialmente en Occidente), pues una a inflación ordenada, sería la tabla de salvación de las economías empantanadas en la deflación, (al producirse una enorme transferencia de riqueza de los ahorradores a los prestatarios), y por la subida de tipos de interés por parte de la FED en el 2011.

Dicha subida, vendría motivada por el hecho, de que los diferenciales de rentabilidad entre las emisiones de deuda pública, entre los diversos países del primer mundo, han aumentado en los últimos meses, (lo que conlleva un encarecimiento y mayores dificultades para obtener financiación exterior), y para evitar el riesgo de un posible escenario de inflación desordenada, que aunada con el repunte de los precios del crudo, podría dar lugar a episodios de estanflación en las economías occidentales, mientras China sufriría una subida del IPC cercana al 5%.

EEUU lleva muchos años presionando a China para que deje flotar su moneda, (yuan o renminbi), ya que consideran que la mantienen artificialmente depreciada, a pesar de que el yuan se apreció un 21%, en los tres años que transcurrieron desde que en 2005, Pekín puso fin a la dependencia única del yuan con el dólar y pasó a ligarlo a una cesta de divisas, que incluye el euro y en 2008 impuso el anclaje con el billete verde, para hacer frente a la crisis económica mundial, (6,8 unidades).

China sería propietaria de 585.000 millones $ en bonos del Tesoro Público de EEUU, e invierte en dólares para limitar la subida de su propia moneda, (pues un incremento acelerado de la misma, haría a la industria china menos competitiva), lo que le convierte en el mayor acreedor de EEUU y le hace totalmente dolardependiente, por lo que ambas economías se retroalimentan al conjugar la exuberante liquidez china, (las reservas de divisas de China alcanzaron los 2 billones 400 mil millones de dólares, a fines de 2009, representando más del 30 por ciento de la totalidad del mundo), con la desorbitante Deuda Externa de EEUU, (rozando los 13 Billones de dólares).

Simulacro de Guerra Comercial EEUU-CHINA: A pesar de las múltiples presiones, las autoridades bancarias chinas han dejado bien claro, que seguirán manteniendo un control estricto sobre la evolución de su moneda, pues si la divisa china se fortalece en exceso, asistiríamos a una severa constricción de sus exportaciones y al consiguiente descenso de su Superávit, agravado por el aumento de los costes laborales y el previsible riesgo de deslocalización hacia India o Vietnam, cuyos salarios mensuales rondan los 60 euros.

Ding Yifan, economista del Centro de Investigación del Desarrollo chino, ha explicado que, «EEUU saldría perdiendo, si desatara una guerra comercial, bajo la acusación de que el país asiático, manipula su moneda o imponiendo aranceles para compensar la supuesta infravaloración de la misma» y » que cualquier medida contra Pekín, tendría el riesgo de volverse contra EEUU, ya que China, es el mercado de mayor crecimiento de las exportaciones estadounidenses».

Sin embargo, en el supuesto de que China consiga mantener su anclaje al dólar, (lo que permitiría seguir engrasando su máquina exportadora y que sus reservas mantengan su valor), la respuesta inevitable por parte de EEUU sería desencadenar una guerra comercial, cuyos primeros escarceos tácticos serían la imposición por China, de aranceles de entre 50,3 y 53,4%, por los productos de pollo provenientes de Estados Unidos y la aprobación por la Cámara de Representantes de Estados Unidos, de un proyecto de ley que busca ejercer presión sobre China, para que aprecie el valor de su moneda, mediante la imposición de aranceles por el Gobierno de EEUU.

Así, la implantación por EEUU y la UE de medidas proteccionistas (Fomento del Consumo de Productos nacionales), en forma de ayudas para evitar la deslocalización de empresas; subvenciones a la industria agroalimentaria, para la Instauración de la etiqueta BIO a todos sus productos manufacturados; Elevación de los Parámetros de calidad, exigidos a los productos manufacturados del exterior y la imposición de medidas fitosanitarias adicionales, a los productos de países emergentes (tras una virulenta campaña de los medios occidentales, para defender las etiquetas ECO y BIO, como medida de proteccionismo encubierto), obligará a China a costosísimas inversiones, para reducir sus niveles de contaminación y mejorar los parámetros de calidad.

Caso de superarse los contenciosos actuales, asistiríamos al reforzamiento de un G-2 virtual o informal, siguiendo las doctrinas de Kissinger y Brzezinski, consejero de Obama. Así, En un artículo publicado por el New Tork Times, titulado La ocasión para un nuevo orden mundial, Kissinger considera ya a China, una gran potencia (felow superpower), desaconseja el proteccionismo, o tratar a China como enemigo, (lo que llegaría a convertirla en verdadero enemigo) y pide que se eleven a un nuevo nivel, las relaciones entre Estados Unidos y China, sobre la base del concepto de destino común, siguiendo el modelo de la relación trasatlántica, tras la segunda guerra mundial.

Pacto con China para sancionar a Irán: La decisión de Obama, de vender nuevas partidas de armamento a Taiwán por 6.400 millones de $ (proyecto aprobado por Bush), o la reciente reunión privada con el Dalai Lama, intentarían presionar a Pekín, para conseguir su apoyo en las sanciones contra Irán, pues Pekín ( con fuertes lazos económicos con Teherán), siempre ha sido junto con Moscú, el principal baluarte del régimen de los ayatolá frente a Washington, objetivo más factible, desde que China accedió esta semana a sentarse a negociar seriamente, sobre el texto y el fondo de las sanciones.

Irán ha adquirido una dimensión de potencia regional gracias a la política errática de Estados Unidos en Iraq, (fruto de la miopía política de la Administración Busch obsesionada con el Eje del Mal ) al elimirar a sus rivales ideológicos, los radicales talibanes suníes y a Sadam Husein con el subisiguiente vacío de poder en la zona. y ha reafirmado su derecho inalienable a la nuclearización y tras las presiones diplomáticas del sexteto de mediadores internacionales (Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Rusia, Alemania y China), «podría alcanzarse un acuerdo para que Teherán enriquezca su uranio hasta el 20% en Rusia antes de que el Estado francés lo transforme en combustible para el reactor iraní, siempre bajo control de la OIEA».

Dicho acuerdo permitiría un mejor control del stock de uranio enriquecido de Irán,( fuente de inquietud entre los occidentales e Israel, que temen que Teherán lo pueda emplear para fabricar armas atómicas, acusaciones que Irán ha desmentido siempre categóricamente ) y lograría la resolución del contencioso nuclear de EEUU con Irán y el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países, tras lograr que se reconozca su lugar en el concierto regional recuperando el papel de “gendarme del Golfo “ que los estadounidenses confiaron al Sha de Persia e incrementando la cooperación con EEUU relativa a la seguridad en Iraq y Afganistán.

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