Obama y el bloqueo de Cuba

El cese del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, exigido por vigésimo segundo año consecutivo en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas y aprobado de forma abrumadora por 188 votos a favor, dos en contra (EEUU e Israel) y  tres abstenciones (Islas Marshall, Palau y Micronesia), reafirma la libertad de comercio y navegación ante un bloqueo anacrónico instaurado por Kennedy en 1.962. Sin embargo, dicho bloqueo seguirá en vigor al ser la votación no vinculante y  habría supuesto para la Isla unas pérdidas directas e indirectas estimadas en US$ 110.000 millones  según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y  más de un US$ Billón según el Gobierno cubano.

Así, según Prensa Latina, entre mayo de 2012 y abril de 2013, las perdidas causadas por el bloqueo a la salud pública cubana serían de US$ 39 millones  debido a la imperiosa necesidad de adquirir medicamentos e instrumental  en mercados lejanos, aunque en la agenda Obama estaría apuntado como “perentorio”, el finiquito de un embargo que dura ya 52 años y que corre el riesgo de convertirse en endémico, con las perniciosos efectos colaterales que ello podría conllevar.

¿Distensión EEUU-Cuba?

La decisión de liberar a todos los 75 opositores y periodistas independientes arrestados en 2003 en lo que se conoció como la "Primavera Negra" anunciada a comienzos de julio del 2010 fue considerado el inicio de la distensión en las azarosas relaciones EEUU-Cuba. Por su parte, Barack Obama ordenó en enero del 2011 que se restituyeran las políticas de la administración Clinton sobre Cuba que había derogado George W. Bush en el 2003, reduciendo las restricciones de viajes y envíos de dinero desde Estado Unidos a Cuba, aunque insistiendo en la necesidad de que Gross sea liberado para que se hagan nuevas concesiones, no siendo descartable su trueque por los Cinco. 

Recordar que René González (que cumplió 13 años de cárcel en Estados Unidos por infiltrarse presuntamente en una organización de exiliados en Florida), fue acusado de formar parte de la Red Avispa, que involucraba a más de 40 agentes de inteligencia cubanos y colaboradores en el sur del estado de Florida, detenido en 1998 y condenado por espionaje en Miami en 2001 junto con Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero y Fernando González.

Por su parte, Alan Gross trabajaba como contratista con la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) en un programa pro-democracia y fue detenido en el 2009 por “distribuir en forma ilegal equipamiento de Internet”. 

Cuando se cumplen cuatro años del arresto del presunto  espía judío-estadounidense Alan Gross, condenado en el 2011 a 15 años de cárcel por cometer “acciones contra la integridad territorial del Estado”,  asistiríamos a una ofensiva diplomática en todos los frentes para conseguir su liberación dentro de una operación diplomática de mayor calado que incluiría el  trueque de Gross por los Cinco presuntos espías cubanos encarcelados en EEUU  como gesto de buena voluntad y requisito ineludible para finiquitar el anacronismo del bloqueo de EEUU contra la Isla iniciado en 1.962 e instaurar las bases de una nueva época en las relaciones bilaterales EEUU-Cuba.

La ofensiva se habría iniciado tras la misiva  personal enviada por Gross al Presidente Obama con motivo del cuarto aniversario de su arresto en Cuba,  en la que expresa su decepción al afirmar que “el mismo Gobierno al que yo servía cuando comenzó esta pesadilla, me ha abandonado, por lo que  le pido que tome acciones para asegurar mi liberación, por mi bien y por el de mi familia”,  seguida de otra carta que la familia de Gross habría entregado en  la Casa Blanca en este mismo sentido. 

Ambas misivas se producen  un  mes después de que un grupo bipartidista de 66 senadores, liderados por el demócrata Patrick Leahy, urgieran en otra misiva a Obama a “actuar de forma expedita para tomar las medidas que estén en el interés nacional para obtener la liberación de Gross”, condenado en Cuba en el 2009 por “entregar sofisticados equipos de comunicación a los judíos cubanos”. 

Recordar que desde 2009, el Gobierno de Obama ha pedido a Cuba en público y privado la liberación de Gross, y el asunto se ha convertido en el principal obstáculo para el avance de la política de apertura a la isla que el Presidente estadounidense inició a su llegada al poder. 

Así, según ‘elnuevoherald.com’, el secretario de EEUU, John Kerry afirmó que “en el caso del Sr. Gross hemos tenido varias iniciativas y contactos durante los últimos años y  estamos actualmente comprometidos en algunas discusiones sobre eso, que no estoy en la libertad de entrar en ningún detalle”. 

Tras estos preliminares, subyacerían las conversaciones secretas entre el cubano-judío y Profesor de la Universidad de Denver, Arturo López-Levy y las autoridad cubanas para negociar el trueque de Gross por los Cinco, lo cual representaría eliminar un significativo escollo en el largo camino para restablecer la normalidad en las relaciones entre EE UU y Cuba (Arturo López -Levy ha realizado un curso de postgrado de verano del Instituto Carter en Atlanta, Georgia y  tendría acceso directo a Raúl Castro al estar su primo (hijo de un general de las FAR) casado con una hija del mandatario cubano.

¿Finiquito del  bloqueo o Nueva Crisis de los Misiles?

Las medidas cosméticas tomadas por la Administración Obama siguiendo la estela de la Administración Clinton (relajación de las comunicaciones y el aumento del envío de remesas a la isla así como el inicio de una ronda de conversaciones sobre temas de inmigración), dejan intacto al bloqueo y no cambian sustancialmente la política de Washington, aunque reflejan el consenso de amplios sectores del pueblo norteamericano a favor de un cambio de política hacia la Isla auspiciado por la decisión del régimen cubano de terminar con el paternalismo estatal y permitir la libre iniciativa y el trabajo por cuenta propia. 

Sin embargo, la renovación automática por parte de EEUU por un año más del embargo comercial a la Isla y la implementación de medidas regresivas impulsadas por el lobby anticastrista de Miami (negativa de los bancos estadounidenses a permitir las realización de sus operaciones bancarias a la Oficina de Intereses de Cuba y tratar de impedir la libre difusión de noticias por la agencia Prensa Latina), atentarían contra el vigente sistema financiero y político internacional y podrían suponer para Cuba pérdidas estimadas en cerca de US$ 50.000 millones, abocando al régimen de Raúl Castro a la asfixia económica, por lo que la Administración Obama habría empezado a moverse entre bambalinas para lograr instaurar las bases de una nueva doctrina “inter pares” en las relaciones bilaterales EEUU-Cuba.

Caso de fracasar las discretas conversaciones que Davis-Lévy estaría realizando ante Raúl Castro, surgiría el desapego afectivo del Régimen cubano respecto a Obama, momento que será aprovechado por Putin para firmar un nuevo tratado de colaboración militar ruso-cubana (rememorando el Pacto Secreto firmado en 1960 en Moscú entre Raúl Castro Y Jruschov), que incluiría la instalación de una base de Radares en la abandonada base militar de Lourdes para escuchar cómodamente los susurros de Washington y la instalación de bases dotadas con misiles Iskander y con aviones estratégicos con armas nucleares (los temibles TU-160 conocidos en Occidente como BlackJack), pudiendo revivirse la Crisis de los Misiles  Kennedy-Jruschev (octubre, 1962) y la posterior firma con Jrushchov del Acuerdo de Suspensión de Pruebas Nucleares (1962).  

(*) Analista

 Dirección-E: [email protected]

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