Origen de la margarina.

La margarina es la alternativa a la mantequilla que nace como necesidad de conseguir un producto más barato, más fácil de usar en la cocina, de sabor más suave y que además cuide el colesterol.

Pero como veremos no todo es una maravilla. Un detalle muy importante es que existe la Margarina Vegetal, (contienen cien por cien aceites vegetales) y la Margarina «a secas», (suele contener leche de vaca o alguna grasa animal). Es indispensable leer bien las etiquetas.

¿Qué son las grasas «trans» e hidrogenadas?

La margarina tradicionalmente se ha venido elaborando a partir de la hidrogenación de aceites vegetales, que es un proceso industrial que permite, convertir un aceite vegetal en una sustancia sólida, estable y untable.

El problema es que este proceso de hidrogenación, convierte las grasas insaturadas en saturadas y además crea un isómero «trans», que es una estructura ajena a nuestro organismo.

Los estudios y polémicas sobre las repercusiones de estas grasas «trans», sobre nuestro organismo a medio y largo plazo, son continuas ya que son muchos los científicos que afirman, que aunque originalmente estos aceites vegetales con los que se hace la margarina, no contienen colesterol, al ser hidrogenados tienden a elevar el colesterol en nuestro organismo y además, según otras fuentes, interfieren en nuestras reacciones metabólicas.

El problema es, que hasta ahora se nos vendía la margarina como alternativa a la mantequilla para cuidar nuestra salud.

Nuevas generaciones de margarinas.

El hecho de que esté, desde hace años, en entredicho sus beneficios, han hecho que aparezcan en el mercado nuevas «generaciones» de margarinas realmente más sanas.

Algunas empresas, empezaron por modificar las margarinas, para extraer de ellas la mayor cantidad posible de grasa hidrogenada o trans.

Otras han conseguido disminuir también, la proporción de grasas hidrogenadas pero además, han añadido Fitosteroles, que son unas sustancias vegetales que impiden la absorción del colesterol.

Lo cierto es, que muchas administraciones ya han comenzado a limitar el contenido de grasas hidrogenadas o «trans», en los alimentos como parte de su estrategia de controlar el aumento de las enfermedades cardiovasculares. El siguiente paso será, seguramente, obligar a los fabricantes a especificar el tanto por cien de esas grasas.

Alternativas saludables.

Lo ideal es cocinar con aceite de oliva, girasol o aceites sin refinar.

Para untar el pan podemos poner Tahín (puré de sésamo). Precisamente uno de los secretos de la dieta mediterránea, es que en algunas zonas el pan se unta con tomate, un poco de ajo y aceite de oliva. Encima pondremos queso, tortilla o la proteína que se quiera. Con esto evidentemente no pueden competir ni la margarina ni la mantequilla.

Si queremos una margarina mejor, elegir aquellas de tipo más untable, ya que normalmente tienen menor contenido en aceites vegetales hidrogenados.

La mejor margarina, evidentemente es la que nos asegura en el etiquetaje que es NO hidrogenada y si es posible, que además nos garantice que esos aceites no son refinados y se han cultivado ecológicamente (de cultivo biológico u orgánico)

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