Ya es suficientemente conocido que las reservas internacionales del Banco Central de Venezuela están en un nivel sumamente bajo. En realidad, escasamente un poco más de 18 mil millones de dólares. Frente a esa situación cabe hacerse las siguientes preguntas: ¿para qué sirven las reservas internacionales? o ¿Por qué es importante el nivel de las reservas internacionales para el ciudadano de a pie? Intentaremos responder esas sencillas preguntas en el presente artículo.
Las reservas internacionales juegan un rol similar al que juega el efectivo en caja o en banco en el caso de una empresa. Una empresa puede estar muy bien organizada internamente, tener buena maquinaria y equipo y contar con gente muy preparada y esforzada. Pero la empresa no podrá funcionar adecuadamente, si no cuenta con un flujo regular de insumos y materias primas que entren a la empresa para que ésta pueda trabajar. Y ese flujo regular de insumos y materias primas que se necesitan día a día necesita como contraparte un stock de dinero líquido -o de otros activos rápidamente liquidables- con el cual pagar aquellas cuentas que es necesario pagar día a día. Aun cuando la empresa valga millones, si no tiene ese monto de dinero con el cual hacer las compras diarias, no podrá funcionar. Alguien podría pensar que los proveedores podrían entregar a crédito aquellas materias primas necesarias para el funcionamiento de la empresa. En realidad eso se puede hacer -y de hecho se hace en forma habitual y regular en el mundo empresarial- pero siempre que los pagos acordados sean asumidos posteriormente en forma religiosamente puntual. Si no se pagan los créditos anteriores, no se puede contar con créditos nuevos. Por lo tanto, además del dinero en caja necesario para las compras del día a día, hay que tener fondos como para pagar los créditos anteriores. La cantidad de dinero que se necesita tener en efectivo en caja, tiene que ser proporcional a la cantidad de pagos que hay que hacer en forma cotidiana o al calendario de pagos de las deudas contraídas con anterioridad. También es bueno tener un pequeño monto adicional, para prevenir sorpresas o gastos imprevistos.
Si Venezuela es la empresa de la cual venimos hablando, es obvio que el BCV necesita fondos relativamente líquidos –o convertibles rápidamente en fondos líquidos- para pagar los alimentos, materias primas e insumos que Venezuela requiere para su funcionamiento. Si no los tiene, tiene que dejar algunas secciones de la empresa sin poder funcionar. Esa es la realidad del país: las reservas del BCV están muy bajas, y la mayor parte de ellas están constituidas por oro, que no tiene tanta liquidez como las divisas contantes y sonantes; y para colmo, pasa por una racha de bajos precios internacionales. Por ello, hay empresas que no pueden funcionar, hay escasez de muchos productos en las tiendas y supermercados, y lo que hay se vende mucho más caro.
En otras palabras: La caída en las reservas internacionales tiene que ver con la escasez y con la inflación que se observa en el seno de cada familia venezolana
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