“Innovar consiste en crear o modificar lo existente, integrar lo que ya existe en forma antes no vista o aportar algo nuevo o todavía desconocido dentro de un determinado contexto. Es decir, innovar comprende un extenso conjunto de modos tan diversos, como el conocimiento humano”. Gary Hamel.
Los procesos de innovación difieren según el sector económico, el campo de conocimiento, el tipo de innovación, el momento histórico e, incluso, el entorno social en el cual se desarrolla. Varían, inclusive, con el tamaño de la empresa, su estrategia corporativa y la experiencia en innovación. Como indica Pavitt (2003), la innovación es un proceso de contingencias.
Innovar es más que una actividad meramente tecnológica. Además de implicar a las mentes que guardan el saber técnico de la empresa, la innovación aglutina a todos aquellos que, en una organización, aportan saber. Ésta es hoy día la premisa, el enfoque que quieren adoptar las empresas. Como señalaba Drucker (1998), la innovación se basa en la creatividad, en el orden y en el sistema; pero también en lo imprevisto, se apoya, en última instancia, en asociar una solución a una necesidad.
La innovación posibilita avances que años atrás eran inconcebibles, como la existencia de economías de escala para pequeñas empresas. De la misma forma, hoy empresas emprendedoras con alto potencial innovador, desarrollan productos o servicios a una velocidad y eficiencia mucho mayor a la de empresas grandes con años de trayectoria en sus mercados; se trata de una ventaja con la que no contaban o no conocían su potencial.
Este cambio es posible gracias a la flexibilidad organizativa de las pequeñas y medianas empresas, a una comunicación ágil y abierta, a un lenguaje corporativo claro y proclive al desarrollo de ideas y la creatividad, una capacidad de respuesta al entorno inmediata y la habilidad de transformar ideas en productos, servicios, negocios y procesos organizacionales.
La gestión de la innovación es el motor que permite aumentar el ritmo de desarrollo de una organización. Generar ideas que permiten obtener nuevos productos, procesos y servicios o mejorar los existentes, y transferir esas mismas ideas a los procesos productivos y de comercialización; es lo que marca la diferencia entre las empresas tradicionales y las que van a la vanguardia en los tiempos actuales.
Para mostrar los últimos avances de los desarrollos teóricos y experiencias prácticas en cuanto a procesos de innovación, Kevin Pavitt diseñó un marco de análisis que incluye tres subprocesos que hacen posible el logro de una innovación general. Estos subprocesos responden a tres disciplinas diferentes que, desde puntos de vista distintos, han tratado de explicar las actividades que se gestan desde que se produce una idea hasta que se desarrolla y comercializa. Estos subprocesos y sus implicaciones se describen a continuación:
Generación de conocimiento: Estos procesos de tipo cognitivo principalmente, se refieren a la generación y mantenimiento en las empresas del “know-how” necesario para realizar sus tareas. En algunas, como en 3M, se dedica formalmente un porcentaje de tiempo de la jornada de trabajo para crear nuevas ideas y realizar actividades en pequeños grupos que fomenten la innovación.
Transformación de conocimiento en propuesta de mercado: Los procesos organizacionales aquí contenidos buscan propiciar internamente la creación de grupos de trabajo que orienten ideas y desarrollos conceptuales hacia innovaciones sobre la oferta comercial de la empresa que se pueda llevar con éxito al mercado.
Asociación entre propuestas de mercado y necesidades de la demanda: Los procesos internos se convierten en procesos económicos en esta etapa. En esta fase, se crea la expectativa de beneficios económicos o recompensas laborales, que buscan asegurar que la innovación se realice rápidamente y en la dirección deseada.
Por consiguiente, esta referencia destaca cómo la innovación no puede observarse desde una única perspectiva sino que debe hacerse desde un prisma integral y complementario entre disciplinas.
Gary Hamel, en su obra “Liderando la Revolución”, (2000), plantea un modelo de solución para la ecuación que supone la innovación. En esta obra se plantea un modelo de innovación tecnológica que apoya las capacidades de innovación en la empresa en: crear una estructura que promueva el esfuerzo de la innovación, desarrollar las habilidades necesarias, usar efectivamente tecnologías de información, aplicar indicadores para medir la gestión y los procesos de mejoramiento y la definición elástica de los propósitos que persigue el negocio.
El estudio de Collins que dio origen a su betseller “Las empresas que perduran” y algunas investigaciones similares que se han realizado instituciones de prestigio, como el realizado por el IESE en Barcelona, permiten identificar las siguientes características como elementos comunes de aquellas empresas que son exitosas en el dominio de la innovación:
· El tamaño no es un factor determinante. La dimensión de las operaciones de una empresa, no está relacionada con su capacidad para desarrollar innovaciones y llevarlas al mercado.
· Orientación al mercado: Acercarse al mercado e identificar aquellas características que hacen de la demanda
· Uso inteligente y eficiente de la tecnologías de información: comunicación Internet, compartir conocimiento, democratizar el acceso a información actualizada.
· La persona como eje vertebrador del proceso: educación y entrenamiento constante del personal, crear entornos estimulantes para el empleado y fomentar el trabajo e equipo.
· Apuesta por la innovación, no en los costos. Inversión en nuevas formas de hacer las cosas y trabajo constante en el desarrollo de nuevas formas de trabajar.
La innovación se ha convertido en ese proceso indispensable, que involucra a todas las áreas de la empresa y que no es, exclusivamente, una tarea de departamentos técnicos o empresas externas especializadas, que aportan sus desarrollos para enfrentar las demandas del mercado.
Este dinámico proceso que involucra diseño, experimentación, evaluación y simulaciones a escala, exige estar cerca de los clientes y la competencia, para identificar aquellas oportunidades en las cuales se debe ahondar para descubrir los productos o servicios, que abrirán nuevos espacios para la construcción de mejores negocios. La innovación es una posible respuesta a esa constante inquietud sobre cómo será el futuro.
Dirección-E: [email protected]