Realidad de las PYMES venezolanas con respecto a calidad y productividad

DIAGNÓSTICOS Y SUGERENCIAS

Los profesionales comprometidos en estas funciones de calidad y productividad, dentro de la gerencia venezolana, que actualmente optan al grado de especialistas en estudios de Postgrado, han venido realizando investigaciones en Valencia, estado Carabobo, Venezuela; región industrial sobre cuál es actualmente la cultura de la calidad y productividad en las empresas y qué se está haciendo al respecto.

Una participante del programa, Haynell Fernández, señala al respecto de la productividad, que las gerencias de las Pymes, no invierten en un buen sistema de higiene y seguridad industrial y, algunas, carecen hasta de las más mínimas condiciones que garanticen a los empleados una seguridad e higiene laboral acordes. Sugiriendo que, para ello, deben mejorar condiciones de seguridad e higiene laboral y abatir los riesgos de trabajo, lo cual conllevaría a un aumento de la productividad, puesto que no puede rendir un trabajador que se siente inseguro en su ambiente de trabajo, o que piensa constantemente en el peligro al cual está sometido.

A ello se agrega, que no se invierte en la capacitación de los empleados, ni existe una política de incentivos salariales por la misma condición de las Pymes, de no saber interpretar su rol participativo en pro del mejor desempeño, y sobre todo, que no se le da el valor real a un trabajador calificado; y más bien, se contrata mano de obra barata, y en muchas oportunidades, personas no aptas para el cargo a desempeñar, ocasionando que la productividad de la organización se vea desmejorada, pues se cuenta con un trabajador no calificado para ejercer correctamente su actividad. Para eso se recomienda, que las Pymes hagan un mejor proceso de selección; y de verse en la necesidad de contratar personal sin experiencia, por ser económicos a la organización, entonces, se debe invertir en su capacitación, ya que en la actualidad, la capacitación de los recursos humanos, es la respuesta a la necesidad que tienen las empresas o instituciones de contar con un personal calificado y productivo. Para las empresas u organizaciones, la capacitación de recursos humanos debe ser de vital importancia, porque contribuye al desarrollo personal y profesional de los individuos, a la vez que redunda en beneficios para la empresa.

Además las Pymes, agrega Hernández, deben proponerse en establecer sistemas donde la remuneración de los trabajadores, refleje el aumento de su productividad y que los aumentos salariales sean otorgados acorde a la experiencia y rendimiento; asimismo, si no pueden ser incrementados los salarios con la frecuencia que el trabajador espera, entonces, crear políticas de incentivos a través de cancelación de los estudios, proporcionarles cursos, que conlleven a tener trabajadores mejor formados y motivados, lo cual redundará en un aumento de su productividad.

La Ing. Susana Martínez, por su parte, al respecto de este análisis, nos aporta que, consideremos que las Pymes venezolanas, constituyen las organizaciones con mayor capacidad de adaptación y generación de empleo, además de generar un aporte significativo al PTB, representando así un importante factor de política de distribución de ingresos a las clases media y baja, con lo cual, fomentan el desarrollo económico de esta nación. Actualmente la mayor parte de las empresas venezolanas, pertenecen a la pequeña y mediana empresa, ya que la mayoría inician como un negocio familiar, aunque algunas de ellas desaparecen, y aún más con la grave crisis económica que transita nuestro país, un cierto número de éstas terminan desarrollándose. Nos cita, que en cuanto a las principales debilidades, se resumen en:

• Falta de capital de inversión.

Hoy en día, cualquier producto o servicio se evalúa de acuerdo a la “calidad” que ofrece. La calidad es una de las principales herramientas para aumentar la competitividad de cualquier empresa; pero esta implica costos adicionales, los cuales, en la mayoría de los casos, no es posible que una Pyme pueda afrontar. La falta de financiamiento adecuado, como consecuencia de la dificultad para acceder al mercado financiero, hacen que el dueño de la empresa se vea en la obligación de suministrar su propio capital de trabajo, distribuyendo los recursos en otras áreas y dejando de último la inversión en calidad.

El Estado debe fomentar la creación de planes de financiamiento para este sector; una premisa fundamental para cualquier esquema que se adopte, sería que se contemplen distintas tasas, plazos y montos de riesgo, la solvencia, la rentabilidad y la capacidad de repago de los proyectos y/o empresas solicitantes, a efectos de no alterar la correcta asignación de recursos; así se lograría aumentar la inversión en calidad sobre todo en aquellos sectores de las Pymes que más lo requieran.

• Renuencia a la certificación.

Cuando se habla de calidad, el marco de referencia más importante lo representan las normas ISO, dichas normas tienden al aseguramiento de la calidad y se han hecho indispensables para la competencia, tanto nacional como internacional; lamentablemente los empresarios no le dan la importancia requerida a la certificación en esta área, y prefieren mantener sus políticas de funcionamiento, tal y como lo vienen haciendo desde hace muchos años atrás, sin comprender el valor agregado que ésta traería a sus productos o servicios.

Se debe fomentar entre las Pymes la importancia de la normalización, pues una certificación de este tipo, le dice a los compradores que los productos o servicios que adquieren tienen la calidad asegurada, desde la selección de materiales hasta la entrega del producto terminado; inclinando la preferencia de los consumidores hacia éstos.

• Ausencia de una gerencia enfocada hacia la calidad.

La administración de las Pymes, en su mayoría, es independiente, es decir, generalmente dirigida y operada por el mismo dueño de la empresa, el cual sólo se preocupa por el nivel de producción logrado. Los gerentes de estas empresas deben comprender la gran ventaja competitiva que se puede obtener de una política de calidad adecuada; deben eliminarse todas aquellas prácticas en las cuales se impone la cantidad sobre la calidad y lograr un equilibrio de las mismas.

En cuanto a lo referente a la productividad la Ing. Martínez, recomienda que se debe tomar en cuenta:

• Ausencia de una gerencia especializada

La gerencia de las Pymes, generalmente, es llevada a cabo por sus propios dueños. En muchos casos estos gerentes no tienen la capacitación necesaria para concebir y adoptar las mejores decisiones para la empresa, pues no se han preparado educativamente para ello; ya no alcanza con ser el dueño, o inclusive un responsable director; el empresario debe constituirse en un verdadero líder, hacia adentro y hacia afuera de la organización, conduciendo efectivamente el negocio en sus aspectos críticos, predicando con el ejemplo de su propia acción y trabajo. El tradicional encargado, contador interno o jefe administrativo, el hombre de confianza en la empresa, etc., son roles que deben desaparecer, para dar paso a la gerencia profesional, verdaderos hombres de negocios, capaces de gestionar eficientemente la empresa, concebir y adoptar decisiones y liberar al empresario de las caras de rutina de la operatoria organizativa.

• Resistencia al cambio.

Dada la manera en que está conformada la Pyme, una de sus principales características es la flexibilidad, lo cual constituye también su mayor fortaleza. Lamentablemente es el principal ente resistente al cambio, pues su dimensión directiva es muy pequeña, los gerentes prefieren seguir con las mismas prácticas de producción y no arriesgarse con unas nuevas, lo cual, en algunos, casos los llevan a la exclusión de los mercados, disminuyendo así su productividad. Deben abrirse a nuevas posibilidades, implementar el “benchmarking”, como herramienta de superación e implementar las políticas de producción necesarias, aunque éstas impliquen cambios, para aumentar su competencia y por consiguiente su productividad.

• Falta de financiamiento.

Su tamaño es poco atrayente para los sectores financieros, dado a que su capacidad de generar excedentes importantes, con relación a su capital, no consigue atrapar el interés de los grandes conglomerados financieros. A las Pymes les resulta muy difícil, hacer frente a las complicadas y cambiantes formalidades administrativas y fiscales, a las trabas aduaneras, a la falta de transparencia en las modificaciones legislativas; todo lo cual les insume costo de adecuación, proporcionalmente más altos que las empresas grandes, y les dificulta considerablemente poder mantenerse en el mercado. Se deben brindar más oportunidades a estas empresas, pues representan el principal motor de la industria en Venezuela; el Estado debe crear medidas que favorezcan a las mismas, por ejemplo: Tasas de intereses especiales, disminuir las barreras arancelarias, establecer convenios con las Pymes para fomentar su productividad y desarrollo tecnológico.

• Falta del nivel de calificación en la mano de obra ocupada.

Por su conformación, de pequeña o mediana empresa, las Pymes en su mayoría emplean mano de obra no especializada, dado sus bajos costos. El personal no sólo se dedica a una labor, sino que tenemos los operarios polifuncionales, los cuales desempeñan muchas labores dentro de la misma y, en algunos casos, no presentan la destreza adecuada para llevarlas a cabo, aplicándose la política de “resolver con lo que hay”. Esta práctica debe tratar de eliminarse o disminuirse al máximo; las empresas deben preocuparse por invertir en personal calificado y capacitación continua para todos los niveles, así garantizan un trabajo bien hecho y minimizan fallas en la cadena productiva por error humano.

En conclusión, se puede decir, que las Pymes, microempresas venezolanas, requieren con urgencia una reestructuración en la operatividad de sus funciones, en donde se debe contar con una gerencia actualizada en los conocimientos del presente, en todo aquello que los tópicos modernos de la gerencia proporcionan para lograr una posición, acorde a los requerimientos que los escenarios actuales exigen.

Es necesario, además, de una revisión exhaustiva del alcance, repercusiones, ventajas, de los recursos que la componen y emprender planes que conlleven a usarlos adecuadamente, a fin de ser competitivos.

El Programa de Gerencia de la Calidad y Productividad del Área de Postgrado de Faces, Universidad de Carabobo, está comprometido en la formación de especialistas que podrán generar los cambios que actualmente se demandan y ayudar a que las Pymes cumplan con su misión, razón de ser.

*Coordinador del programa de gerencia de la Calidad y Productividad. Prof. Titular de Postgrado de Faces (Exatec)