CONSIDERACIONES BASICAS, ALCANCES, REPERCUSIONES, SUGERENCIAS
Es necesario, que la educación venezolana se rescate de su anclamiento en donde ha quedado, aportándoles los cambios que los escenarios del presente demandan, para garantizar profesionales que colaboren con los programas del gobierno, aporten sus conocimientos de acuerdo a lo que han avanzado las ciencias.
Se ha escrito, comentado sobre la importancia de la educación que por aprender debemos entender no un cúmulo de conocimientos y de datos proporcionados mediante la enseñanza, sino, fundamentalmente, despertar esta capacidad creadora que todo individuo lleva consigo. Aspecto que consideramos debe ser rescatado, utilizado, saber despertar ese potencial creativo que todos tenemos y debemos aprovecharlo mientras permanecemos en esta dimensión.
Aprender es disfrutar de este gusto natural por aprender. Es abrir el horizonte para no aniquilar este impulso vital originario que disfruta lo que hace, y esto es aprender. Al respecto, ya Aristóteles había dicho que todo hombre por naturaleza desea el saber (cfr. Aristóteles. Metafísica).
Si este deseo natural es cultivado, indudablemente que el hombre explorará caminos que le induzcan a la satisfacción plena de esta inclinación.
Por otra parte es importante recordar, que ya Fichte (1762-1814) hacia la advertencia en su obra, que educar al pueblo en la verdad y en la libertad es lo único que hace posible la transformación de la sociedad y su evolución hacia un estadio más perfecto. La complejidad y dificultad de su pensamiento no deben constituirse en un obstáculo insalvable para la interpretación y difusión de sus ideas, valiosas para nuestros días.
Nos comenta Noé Héctor Esquivel al respecto, que a pesar de que su filosofía puede ser conceptualizada como la doctrina del yo absoluto en proceso dialéctico con el no-yo hasta alcanzar su plena libertad, ésta no debe entenderse de manera individualista, puesto que él considera que sólo en la unión de las individualidades (yoes) se alcanza la perfección de la humanidad. El fin de la humanidad es la vida moral como conquista de la libertad hacia una vida superior.
No olvidemos, que se requiere de educandos que sean verdaderos promotores de una sociedad nueva y distinta., de que los profesores, guías, facilitadores que se incorporen a la docencia deben ser preactivos, generadores de conocimientos, de saber interpretar las necesidades, demanda que el entorno reclama, enfrentar los problemas sociales, con soluciones que favorezcan a todos.
Se necesita de una docencia más comprometida con la comunidad, que cumpla su verdadera responsabilidad social, que las universidades se valgan de profesores con experiencia, destreza, habilidad en saber comunicar y motivar a los alumnos en que aporten sus ideas, su creatividad, que favorezca a la educación, que le permita a ésta navegar en lo que los escenarios requieren para garantizar desarrollo, cultura; estar plenamente identificada con el alcance, repercusiones que la sociedad el conocimiento exige.
Noé Héctor Esquivel nos agrega, que la transformación de la educación, en muchos de los casos, se ha limitado a atribuirle calificativos de «buena», «eficiente», «adecuada», sin darse a la tarea de un análisis riguroso acerca de qué es verdaderamente el arte de educar. ¿Cuáles son los elementos que no han favorecido este proceso vital? Porque, precisamente, la educación ha de ser un proceso de vida. En este sentido, Fichte comentó que la «…nueva educación tendría que añadir a la antigua la penetración en la raíz del impulso y movimientos vitales de que aquella careció, y del mismo modo que la antigua a lo sumo formó algo en el hombre, tendría la nueva que formar al hombre mismo y convertir la formación no en algo que se posee, como ha sido hasta ahora, sino más bien en una parte constitutiva personal del educando». Es decir, se pretende formar, durante el proceso educativo, a hombres que encarnen en su vida los valores propios de su cultura, que sean capaces de transmitirlos como parte de su ser, sin distinción ni privilegios de clase.
Desde luego, hay algo también importante de volver a rescatar, como es mantener la motivación, el interés de aprender, en donde los profesores, facilitadores desempeñan un rol muy importante, en el deleite por aprender. Es hora de adentrarnos en resaltar los valores, la ética, considerar lo aportado por Fichte de que comprendamos que el conocimiento no es el fin de la educación, sino a la inversa, es la educación el fin, y el conocimiento se integra dentro de ella. En este sentido el conocimiento no es más que un medio para alcanzar el fin propuesto que es la formación del hombre (educación). Los conocimientos, generalmente, son producto de un ejercicio memorístico-mecánico y, como tales, no son tan importantes. Los conocimientos deben ir acompañados de la actitud reflexiva y analítica que es lo que realmente permite que se asimilen y se transformen en parte de la vida.
Utilizar la memoria sin más y sin que sirva a otra finalidad espiritual, es más un sufrimiento que una actividad del espíritu, y se explica que el educando acepte ese sufrimiento con la mayor desgana. Por tal razón el conocimiento pierde su naturaleza de verdadero conocimiento.
La educación venezolana se debe incorporar a las exigencia de la era del conocimiento, utilizar la tecnología moderna, incentivar más el academicismo, dándole énfasis a la investigación, a integrarse a los problemas sociales, a como se dice, formar a hombres que sean capaces de crear «libremente la imagen de un orden moral de la vida» que lo incorporen a su propia experiencia vital y a la vida social.
Deben las Universidades vincularse más con su entorno, con todos aquellos sectores que demandan de profesionales capaces de interpretar, darle solución a sus necesidades. Integrarse más dinámicamente con los programas de gobierno, utilizar, gerenciar adecuadamente el capital humano con que cuenta.
*Fuente de apoyo: Universidad Autónoma del Estado de México
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