Nicolás Sarkozy consiguió remontar las tasas de popularidad basta el 52% tras tomar la iniciativa durante la presidencia de turno del Consejo Europeo, (logrando la aprobación por unanimidad de los 27 del plan de reactivación económica, un ambicioso conjunto de medidas contra el cambio climático y el compromiso de Irlanda de repetir la votación sobre el Tratado de Lisboa en el plano doméstico), unido a un protagonismo innegable en las Cumbres del G-20 de Washington y Londres al imponer sus tesis de mayor intervencionismo estatal, reforma del sistema financiero mundial y de control de los paraísos fiscales.
POLÍTICA INSTITUCIONAL: A pesar de la bajada de su popularidad debido a la crisis económica, (38%), continúa adelante con su política de instauración del «sarkozysmo«: doctrina ecléctica que conjuga los ideales de la Grandeur, reflejadas en «el aumento del peso específico de Francia en la Geopolítica Mundial y la revitalización de la Francophonie» como eje vertebradores de su política exterior; un liberalismo sui sui en lo económico que combina las intervención estatal en el sector financiero y la ayuda con fondos públicos para empresas en crisis con la imposición de medidas proteccionistas, ( Fomento de consumo de Productos Nacionales) y cierto puntos del ideario de gaullista como la defensa de la Ley y el Orden, la instauración de un poder presidencialista con poderes casi omnímodos, (rebajando progresivamente el poder decisorio de sus ministros y sustituyéndoles por una nueva camarilla de poder oficioso formada por sus asesores) y la posibilidad de celebrar un referéndum de iniciativa popular, (emulando a los plebiscitos de De Gaulle).
Ante las próximas elecciones Presidenciales y legislativas del 2012 y vista la actual división en la izquierda, no sería descartable la constitución de una Federación de Izquierdas que podría poner en aprietos a Sarkozy en la primera vuelta, pero no que logrará evitar su previsible victoria en la segunda vuelta y el logro de la mayoría en la Asamblea Francesa, con la posterior instauración de un poder con claros tintes autocráticos, (Década Sarkozy), y el consiguiente cisma interno del PS y la condena al ostracismo de los grupos comunista y ecologistas.
POLÍTICA ECONÓMICA: La política suicida de las principales entidades bancarias mundiales en la concesión de créditos e hipotecas de alto riesgo aparece como detonante de la crisis de las subprime de EE.UU., seguida de la aparición de los activos tóxicos, un goteo incesante de insolvencias bancarias, una severa contracción de los préstamos bancarios y una alarmante falta de liquidez monetaria y de confianza en las instituciones financieras, originando la desestabilización económica global y la entrada en recesión de las principales potencias económicas mundiales.
El «Plan de rescate» aprobado por Sarkozy, incluye un paquete de medidas de estimulación económica, (Fondo Estratégico de Inversión), (FSI), dotado con 20.000 millones de euros que deberían servir para impulsar a una economía inmersa en la recesión técnica, con estimaciones de crecimiento negativos del PIB, ( -2% y -0´5 % para el 2009 y 2010), una desorbitante Deuda Externa, (74% del PIB), y un preocupante Déficit Público del -6% y -5% del PIB para el 2009 y el 2010, (muy por encima del 3% permitido por el BCE).
Previsiblemente seguirá utilizando medidas keynesianas para intentar superar la crisis económica, como subvenciones a las empresas del automóvil (incluidas dentro del FSI) en forma de préstamos y líneas de crédito blando para facilitar una reestructuración no traumática de un sector que representa el 10% de la Población Activa.
También se contempla el Plan de Renovación del Obsoleto Parque automovilístico francés que prevé una ayuda de 4.000 millones euros hasta el 2012 para el Desarrollo de Vehículos respetuosos con el medio ambiente y una ayuda de 1.000 euros para incentivar la sustitución de vehículos de más de diez años, (36 % de la flota actual), por nuevos utilitarios respetuosos con el medio ambiente, lo que supondría un ahorro anual de 20 millones de megatoneladas de CO2.
Asimismo, se incluyen el incremento de las inversiones en obras públicas con la creación de 700.000 viviendas protegidas aunado con la subida del salario mínimo y una bajada general de impuestos, (que totalizaría los 15.000 millones de euros) para favorecer el consumo privado y la reforma del mercado labora,l (condenando al ostracismo a la ley de las 35 horas laborales semanales de Jospin), medidas que corren el riesgo de resultar claramente ineficaces, dada la profundidad y complejidad de la crisis económica global y que difícilmente podrán evitar el estimado aumento del paro, ( tasas del 10% en 2009 y del 12% en 2010).
POLÍTICA SOCIAL: Caso de agravarse la crisis económica, asistiríamos al hundimiento bursátil, subsiguiente inanición financiera de las empresas y efecto dominó en la declaración de quiebras de empresas; una severa contracción del consumo interno y la brutal reestructuración de la industria automovilística (llegando las tasas de paro a niveles desconocidos desde la II Guerra Mundial ).
Todo ello provocará la radicalización de los otrora aburguesados y sumisos sindicatos de clase, (CGT, CFDT y FO), y conllevará frecuentes estallidos de conflictividad laboral, aunados con el extraordinario auge de los grupos antiglobalización que aplicando técnicas de guerrilla urbana, pondrán en jaque a las fuerzas de seguridad francesas.
Como consecuencia de todo lo anterior, asistiríamos a la agudización de la fractura social del país, obligando a amplias capas de la población, ( especialmente los «sintecho», los «sinpapeles» y los desheredados de las banlieus), a depender en exclusiva de los subsidios sociales y quedarían así diluidos los efectos benéficos de sus anunciadas medidas sociales, (desaparición de los «sintecho» para el 2010; subida de las prestaciones por desempleo y discriminación positiva en la inserción laboral de los inmigrantes), por la cruda realidad de la severa crisis económica , lo que unido al incremento de ataques xenófobos por parte de grupos neonazis podrían terminar por reeditar los violentos disturbios de las banlieus de Noviembre del 2005.
Aplicación de una política de corte autoritario en materia de seguridad y orden público: Tras poner coto en 2005 a la «Rebelión del Desencanto» de los arrabales periféricos de las grandes urbes francesas, (banlieues), creará el «plan de rescate» que incluirá el despliegue de cerca de 4.000 nuevos agentes de policía en los próximos tres años, así como una inyección de 500 millones de euros para impulsar su crecimiento y desarrollo.
En su obsesión por controlar la Inmigración ilegal y tras la creación del Ministerio de Inmigración e Identidad Nacional, aprobará la «Instauración de límites anuales de inmigración«, que limitará severamente la reagrupación familiar y que derivará en la práctica en una restricción casi total de la entrada de nuevos inmigrantes y en la expulsión masiva y automática de los «sinpapeles«.
En su defensa de «la Ley y el Orden», aplicará la política de «Tolerancia Cero» con el crimen organizado, el terrorismo etarra e islamista y los grupúsculos radicales de ultraizquierda, lo que le valdrá el apoyo incondicional de la ultraderecha, a la hora de aplicar leyes que rozarán la inconstitucionalidad.
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