Ser educado pareciera ser mal educado… ¿Qué opinas tú?

Deseo compartir un punto de vista de algunas situaciones, centradas en lo que nosotros llamamos “Normas de Educación”, que he vivido en los últimos meses, que puede te parezcan familiares. Son situaciones las cuales considero fuera de lo deseable y que llaman mi atención. Precisamente, no es lo que quiero para mis hijos y todo lo que centra su vida. Quiero compartir contigo una docena de puntos para reflexionar en lo más personal.

Punto 1: Cuando saludo a alguien, ya sea para decir “Buen día”, “Buenas tardes”, “Buenas noches”… recojo un silencia como respuesta que abruma mi sentido de educación. Será que nadie desea escuchar un saludo. Será que estamos más sordos por el ruido del tráfico, o será que a la gente le está importando poco la gente. ¿Por qué algo tan normal, ha desaparecido tan rápido?

Punto 2: Alguien estornuda, ya sea un niño, un adulto, un amigo y digo “Salud”. Pues bien, nuevamente escucho el mismo silencio ensordecedor del punto anterior. Más bien uno parece sentirse como estúpido, cuando responde con “Salud” a un estornudo. Será que nos estamos acostumbrando, a no dar importancia a los más mínimos detalles de cuidados de cortesía, por la gente. Está tan arraigada esta actitud, que ni siquiera escuchamos el estornudo.

Punto 3: Si vas por la calle en tu vehículo, o caminando por un centro comercial… y se te ocurre “dar el paso” o “dejar que la otra persona avance”, la gente que te mira haciendo el gesto, te ve con cara de “eres un pendejo” . También ocurre algo más impactante, la gente que ve ese tipo de conducta te mira como “un ser extraño”, hasta arrugan la cara analizando lo que han visto. Será que estamos perdiendo el don de la cordialidad, de la caballerosidad.

Punto 4: Ser amable… pareciera que significa ser débil. Lo normal en la calle es ver la viveza, la picardía y lo peor, el abuso. Ser amable es un don muy apreciado. Produce familias generosas y en los negocios mejora el estilo de servicio. Si usted quiere montar su negocio propio, será mejor que contrate gente que desee ser amable, ya que si no, estará decretando su rápido fracaso.

Punto 5: Ser alegre no es normal en esta vida, la gente necesita sentirse triste, deprimida, negativa y amargada. Pareciera, que ver gente alegre es como difícil. Es más, si te ven alegre, hasta te pueden decir, “no parece que vives en Venezuela”. Primero, la alegría es una elección, más allá de tu situación, tú siempre eliges como reaccionar ante las cosas que piensas. Y en segundo lugar, la alegría es contagiosa. También la amargura y el negativismo. Tú puedes poner de tu parte para contagiar más espacios, minutos y momentos de alegría contigo mismo y los demás; eso contribuirá en alcanzar una mejor armonía y en tener mejores relaciones personales.

Punto 6: Decimos que ya nadie respeta a nadie. Estamos hablando de abusar, de pasar por encima, de no importarme para nada los derechos y sentimientos de los demás. El respeto es una manera de convivencia, que permite mantener relaciones en un mismo espacio, con normas y reglas. El respeto se rompe cuando invadimos, a la fuerza, los espacios y derechos de los demás, a cuesta de mis intereses e intenciones. Cuando existe el respeto, el progreso se adueña de nuestras vidas.

Punto 7: La cortesía está en crisis. Lo normal es ser grosero, gritar para llamar la atención, para imponerme. Es raro cuando vemos un niño que pide permiso en una conversación, para compartir su punto de vista o simplemente solicitar una atención.

Punto 8: Tratar con gentileza y amabilidad a cualquier persona que no conoces es, también, visto como algo fuera de la común. Cuando tienes la oportunidad de viajar por muchas ciudades y pueblos de tu país, te das cuenta, que mientras más nos acercamos a las grandes ciudades, la gente se torna como más fría. Para colmo, cuando estás en algún sitio, en el que te tratan como un ser especial, te siente hasta extraño e incómodo. Sentir que aprecias a alguien, tiene un valor incalculable. Sentirse apreciado, aún más. No cuesta nada, preguntar a la persona que te atiende, cual es su nombre y dirigirte a él como un ser humano. Tampoco cuesta nada, decirle a alguien lo bien que hizo un trabajo y mucho menos, decirle gracias por la atención que te hizo.

Punto 9: Reclamar con educación, era una práctica de la cual tengo muchas historias positivas grabadas en mi infancia. Reclamar es un derecho que tenemos todos, hasta que se ve invadido y afectado los espacios emocionales de la gente con la cual interactuamos. Cuando el reclamo se acompaña de la burla, el abuso, los gritos, amenazas e ironías, se convierte en un misil que está buscando activar su ojiva. Es necesario aprender a reclamar, como un mecanismo controlador de lo justo. Es importante que nuestros hijos tengan presente esta acción, como un mecanismo de justicia y convivencia. La forma como se haga, afecta nuestras relaciones y resultados en la vida.

Punto 10: Ser humilde, era de los rasgos de la personalidad que más se admiraba de un ser humano. Ahora, pareciera no ser importante. El que más tiene, dentro de lo material, indica relevancia. Nos matamos, nos desesperamos, nos estresamos por algo material. Ser humilde tiene que ve con algo más que eso.
La humildad está más relacionada con ese don de gente, de demostrar afecto, de hacer presencia, de contar con apoyo siempre, de ser grande con lo simple y valer con cosas sin valor, que de paso, no se pueden comprar.

Punto 11: Desear ayudar a los demás sin querer nada a cambio, ahora sólo se ve en la televisión. Ese gesto, de estar pendiente de las necesidades del momento de la gente, de echar una mano, de dar apoyo, es cada vez más raro observarlo. Imagine a su hijo sin ese don. Recuerde que usted vive con lo que da y no sólo con lo que gana.
Es de suma urgencia en cualquier país, ayudar a rescatar este valor, es parte de los ingredientes de eso que en antaño llamábamos “esa persona si es decente”. He escuchado, ya en varias ocasiones, que hacer el bien… es una pérdida de tiempo.

Punto 12: Examina la última vez que tú o alguien dijo un “Gracias”, por nada. Esos detalles tan básicos… Saludar a un desconocido. Tender la mano a un necesitado. Proteger a un niño que está en peligro. Pedir “Permiso”, para hacer algo. Decir un “hasta luego”, cuando sales de un ascensor. Hablar con prudencia sin perder el control. Evitar botar la basura desde tu vehículo a la calle, porque sabes que alguien lo va a recoger… Éstas pequeñeces son las cosas que nunca deberíamos olvidar y sobre todo modelar con nuestros hijos.
Buenos, nos vemos en el espejo, en el brillo de la conciencia, en la claridad de los mensajes que salen de ti y en el corazón, en el gran corazón, que todos necesitamos ponerle a nuestra Venezuela.

Artículo publicado el 03 de Junio del 2007, en la Revista Paréntesis, del periódico El Carabobeño, sesión Clásicos Gerenciales.
JCCP-Paréntesis-Año VIII N° 351

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